Algún día Vendrá la Muerte 

Matías Reeves, “Memento Mori”, Reflexiones sobre la muerte para pensar la vida. Editorial Diana, Santigo, 2023. 256 páginas.

 

Hoy tengo la convicción que pensar y hablar de la muerte de manera abierta y pausada nos hace más libres. Podemos vivir la vida con una postura más consciente sobre las decisiones que tomamos, de las prioridades que tenemos o cómo nos relacionamos con los demás, ya sea con nuestros hijos, hermanos, parejas, padres, colegas, amigos o cualquier otra persona. Eso es sin duda a nivel individual, pero también a nivel familiar y comunitario.

Matías Reeves.

DAVID MARKLIMO

Hay una escena, en la película ¿Conoces a Joe Black?, donde uno de los protagonistas sostiene que hay dos cosas que son inevitables: la muerte y los impuestos. Evidentemente, ese personaje nunca conoció México, Argentina, Perú, Grecia y los demás países famosos por su grandísima evasión fiscal. Así que toca hablar del otro inevitable, la muerte. ¿Por qué nos cuesta hablar de la muerte? ¿Pensar en la muerte?

En la Antigua Roma, cuando un general desfilaba victorioso por las calles de Roma, tras él un siervo se encargaba de recordarle las limitaciones de la naturaleza humana, con el fin de impedir que incurriese en la soberbia y pretendiese, a la manera de un dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre. Lo hacía pronunciando esta frase: ¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre y algún día morirás.

Y justamente esta última frase, recuerda que algún día morirás, traducida al latín, Memento Mori, da título a la obra del chileno Matías Reeves. En primer lugar, habla de una tendencia a nivel global, los llamados Cafés de la Muerte, donde la gente se reúne a hablar de ello. Un fenómeno que está en casi todas las grandes ciudades del orbe, desde Johanesburgo hasta Beirut y Santiago de Chile. En parte, las discusiones en estos cafés son la inspiración y motivación para hablar de la muerte. 

Memento Mori es un libro de preguntas. Primera pregunta: ¿a qué nos referimos cuando hablamos de la muerte? Quizá pueda sonar obvio: asociamos la muerte a la vejez, pero esa es una idea errónea. La muerte no tiene edad y hay una reflexión interesante sobre el aborto, temática que a los filósofos les atrae profundamente porque tiene que ver con el ser, con existir y, sobre todo, con decidir.

Segunda pregunta: ¿podemos decidir morir? Para responder habría que buscar un lenguaje en común que nos explique exactamente el por qué debemos morir. Está el suicidio, esa acción violenta que puede venir de la enfermedad, de esa sensación de que la vida ya no vale la pena. No es esa la discusión en este caso. El lenguaje del que nos hablan es cómo es el buen morir. ¿Puede la muerte aliviar el dolor? La mayoría de las veces en que se habla de eutanasia hablamos de casos de gravedad y de dolor, enfermedades crónicas que no tienen posibilidad de mejorar y que disminuye la calidad de vida de las personas.

Llegado este punto, la cuestión es, como sociedad cuál es nuestra postura: ¿aceptar que esa persona decida cuando morir, así terminar con su sufrimiento y evitar que se siga deteriorando o apelar por mantener su vida a toda costa? No hay respuestas correctas. De hecho, es muy interesante porque cuando se habla de muerte asistida, por lo general pensamos en casos de gravedad exclusivamente físicos, pero ¿qué pasa en casos de deterioro de la salud mental? Volvemos al suicidio: hay enfermedades mentales que no tienen mejora, en que las personas se sienten atrapadas y sin ganas de vivir. ¿Debemos ayudarlas?

Ahora bien, hablar de la muerte también es hacerlo de la vida. La consciencia de la muerte está en estricta relación con la vida: qué es lo que nos agobia de morir, sino que dejamos de vivir. Al asumir que somos finitos, la pregunta debería ser: ¿cómo hacer que valga el tiempo que estoy vivo? Llama la atención que esta clase de preguntas pocas personas se las hagan frente al espejo. La discusión no es baladí, pues la ciencia de la salud cada vez alarga más la vida. ¿Llegará un punto en que encontremos el secreto, como en esos cuentos medievales, de vivir por siempre? ¿Existirá la desigualdad de la inmortalidad, es decir, la posibilidad de que personas con una vida extendida convivan con quienes no tienen esa posibilidad? Hay mucho que desgranar al respecto.

Memento mori es de lectura interesante y quizá hasta necesaria. Plantea preguntas para las que, de momento, no hay respuestas correctas … pero a veces lo que se necesita es hablar abiertamente y aprender entre todos.

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