NIDIA MARIN
Pareciera que Otis en Acapulco fue peor que Katrina en Nueva Orleáns, en 2005, aunque la trayectoria del huracán que ingresó la media noche del pasado martes, fue corta: golpeó sin piedad la Costa Grande de Guerrero y se fue a morir en otra parte.
Al ver las imágenes de lo sucedido en Acapulco, es inevitable recordar las que se exhibieron tras el paso de aquella presumida, cuando siendo categoría uno, alcanzó la 5 -en la escala Saffir-Simpson- en su trayecto, pero poco después se redujo a 3 y devastó las costas de Florida y Texas. Mató a 1,836 personas.
Esa artera dama, durante 7 días de agosto de 2005 arrasó por donde pasaba. Hubo afectaciones en Bahamas, Cuba, Florida, Luisiana, Misisipi y Alabama.
Los daños totales alcanzaron los 125,000 millones de dólares, ya que causó más de medio ciento de enormes fisuras en el sistema de diques que protegía Nueva Orleans y miles de afectaciones.
También como en Acapulco lo hizo recientemente Otis, Katrina arrasó, yates, lanchas y diversas embarcaciones, hoteles, restaurantes y centros de diversión.
Las olas ingresaron por la costa hasta 19 kilómetros tierra adentro, más o menos como en Acapulco.
Dios quiera y haya fuerza, en los acapulqueños y en todos los guerrerenses que sufrieron pérdidas, para salir adelante, ya que no hay gobierno capaz, ni en el estado ni en el país.