Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Enterado, como el mundo entero, del sorpresivo ataque de Hamás en contra de Israel que “pillo” a al considerado mejor cuerpo de seguridad en el mundo, el Mossad y cuyo primer resultado fue la muerte de casi 700 judíos, los analistas internacionales, especialistas en medio oriente, decantaron la opinión: CIA y Mossad no son lo que presumen ser. Les ganó la confianza y descuidaron los escenarios que los de terroristas construyeron por meses.
Lo afirman con certidumbre porque son estudiosos de los movimiento del grupo terrorista, cuyo mayor apoyo financiero proviene de Arabia Saudita que, en el presente año, se distanció de su “aliado”, Estados Unidos y confirmó alianzas con Irán y Siria, sin que la Casa Blanca tuviera siquiera información previa de las acciones que emprendería la mayor productora de petróleo en el mundo y por consecuencia líder de la OPEP.
¿Dónde estaba la CIA?
Y en el ataque terrorista inesperado por Israel, después de una crisis política que le devolvió el poder al cuatro veces premier, Benjamín Netanyahu, el director, coordinador o jefe, como se llamare. De la policía secreta israelí cuyo nombre no aparece en ninguna información oficial o extraoficial, pareció formar parte de un equipo mexicano conocido por cruzazulear en todo tiempo.
Un tanto similar a lo que ocurre en México, en donde las centrales de inteligencia del Ejército, la Marina y el Centro Nacional de Inteligencia que ignoran el parado de El Mencho cuando medio mundo sabe en dónde está, y por tanto siguen actuando con impunidad y sin que nadie intente siquiera echarle el guante.
¿Cómo ignorar lo que el enemigo planea?
Para quienes representan las dos alas de los enemigos comunes, tienen la obligación de saber o suponer qué planea el que está del otro lado. Quizá no con precisión, sí con presunciones de lo que pondría hacer en virtud del armamento que adquiere, la información obtenida por los infiltrados de ambos adversarios. Resulta imposible de admitir, aunque se conceda, que uno de los dos actuará de manera más inteligente y que no será perciba la acción a desarrollar.
Un símil: ¿cree usted que en Estados Unidos no cuidan la intromisión de elementos de los cárteles de Jalisco y Sinaloa?
A lo mejor a alguno de los lugartenientes se le ocurre la peregrina idea de imitar a Pancho Villa y darle un susto no a los habitantes del Álamo sino a los de El Paso y, parecería inaceptable que ni la misma patrulla fronteriza ignorara la intención. El FBI presume, como el Mossad, de ser la agencia de seguridad más importante de la Unión Americana y sería inaceptable no estar enterado de las acciones pretendidas por los criminales mexicanos.
La DEA, con todo y las limitaciones que ha impuestos el gobierno mexicano en, aparentemente, protección al de Sinaloa, sabe dónde están, que planean, cómo esperan continuar con sus ilegales exportaciones de fentanilo y cocaína, sabe más que todo el aparato de inteligencia del Estado Mexicano.
De ahí la comparación aunque resulte odiosa.
La nueva guerra declarada por Netanyahu, agarró a los integrantes de la presuntuosa mejor corporación de seguridad del mundo, a cuyos elementos contratan gobiernos y millonarios del orbe, como al tigre de Santa Julio y esa enorme necesidad de utilizar las vías férreas para defecar, costo, hasta la noche de ayer, cerca de mil 300 judíos muertos que no formaban parte del ejército y tampoco de la agencia de seguridad.
Y qué decir de los agentes de la CIA desplegados en medio oriente y principalmente en Israel y Palestina. Un ataque que tomó por sorpresa a los israelitas, amenaza con crecer de manera inesperada sin olvidar que Israel tiene bombas nucleares.
Queda demostrado que cuando los terroristas quieren hacer daño, lo hacen sin mirar a quien afectan o qué tan poderoso sea el adversario.
Olvidar el ataque a las Torres Gemelas es ignorar que la seguridad total no existe.
PD: Por cierto, al escribir esta entrega, a las 19:42 no se había conocido pronunciamiento alguno del presidente mexicano ni de la corcholata favorita.
¿Temor a qué?
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