Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
En las últimas 48 horas se ha reanudado el choque entre dos poderes. Bueno, parte de uno de ellos. La fracción mayoritaria conformada por Morena, PT y PVEM ha tomado las armas de la descalificación, que ha aprendido muy bien del “maistro” huésped temporal de Palacio Nacional.
En la sesión del Pleno de la Corte el pasado lunes, 8 ministros aprobaron ordenar al Senado de la República la designación de los comisionados del INAI, cuyo pleno no está completo -aunque la SCJN autorizó que con 4 comisionados operara- y confirmó que la Cámara Alta ha sido omisa en el cumplimiento de ratificar los cargos.
La respuesta no se hizo esperar. Por la tarde del mismo lunes, el presidente de la Junta de Coordinación Política y pastor de las ovejas guinda, Eduardo Ramírez, señaló que se acatará la orden de la Corte pero “en los tiempos y formas del Senado”. César Cravioto, vocero de la bancada de Morena, estableció que los tiempos del Senado son los que marcan las reglas: la mayoría propondrá a quienes deberán ser ratificados y todo dependerá del comportamiento del bloque opositor que no se sumó a las propuestas anteriores. Es decir, la responsabilidad no es de Morena y aliados, sino del PAN, PRI, PRD y MC, que no avalaron los perfiles de quienes fueron presentados.
Horas después, el martes, el miso senador Ramírez, frenó la tercia de mujeres de la cual debería haber sido aprobada una para ocupar una de las dos plazas que estarán vacantes a partir del 31 de octubre en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Y ayer, la presidenta de la mesa directiva del Senado de la República, Ana Lilia Rivera, dio a conocer que valora la posibilidad de ejercer la facultad que la ley le confiere, como representante de esta Cámara, y exigir a la Suprema Corte la resolución pronta y prioritaria de diversos asuntos que han acumulado años de retraso. Dos asuntos mencionó: La Ley de Austeridad Republicana y el caso del presunto impago de impuestos del empresario Ricardo Salinas Pliego.
El primero se entiende, porque es la forma de reducir los salarios a los ministros, magistrados y jueces del Poder Judicial de la Federación; de la segunda, se advertiría que la postura del dueño de TV-Azteca, respecto de lo que piensa y difunde en los noticieros de su cadena de Morena, sus integrantes y el gobierno en general. No habría otra razón de peso.
Si bien la senadora tlaxcalteca Rivera señala que “ambos Poderes tenemos temas que no hemos podido resolver y que no solamente es el caso del Senado, porque a veces pareciera que sólo el asunto del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), es el tema que tenemos pendiente” y que como Poderes de la Unión deben asumir su papel en la República, “sin convertirnos en el Poder que somete, humilla o evidencia al otro”.
Como palabras, suenan campanitas de alegría. Sin embargo, en la realidad los poderes Ejecutivo y el Legislativo han intentado someter sin conseguirlo y han humillado al Judicial, a sus ministros que han recibido acusaciones de ser corruptos y protectores de delincuentes de cuello blanco. Incluso, el señor López ha reiterado que la Corte no es de justicia sino de injusticia y que a él no le vengan con que la Ley es la Ley.
Si 8 ministros aprobaron ordenar la designación de los comisionados del INAI y 2 ministras, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz, votaron en contra, la mayoría es abrumadora y no hay para dónde hacerse.
Como diría el clásico: qué necesidad de enfrentar y descalificar solamente para darle gusto al que quiere revivir la concentración del “poder de los poderes”.
Una semana en la que el huésped de Palacio, los senadores y los diputados insistieron en imponer sus condiciones, desairar y desobedecer la orden y, de paso, confirmar que recortarán el presupuesto del poder Judicial de la Federación y extinguirán 13 fideicomisos de los que tomarán 15 mil millones de pesos.
Como en los tiempos de pandilla: montoneros contra una institución y sus integrantes que no se han doblegado ni por amenazas ni por descalificaciones.
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