Yo Campesino
•Ganso en plan dictador se roba fiestas patrias y se reserva derecho de admisión
Miguel A. Rocha Valencia
Todos sabemos que antes de concluir el sexenio veremos y sufriremos aberraciones mentales y físicas del ganso de Macuspana quien se aferrará al poder ilegal o legalmente sin importar violencias o muertos, pero lo que hizo este miércoles fue uno más de los actos contra las instituciones. De plano hizo suyas las fiestas patrias a cuya celebración sólo invita a sus cuates, eso sí austeramente y niega la participación del poder Judicial en los actos protocolarios de los festejos patrios.
De plano se reservó el derecho de admisión a ceremonias que son emblemáticas, de todos los mexicanos y no sólo de él. Acabaron con el día del presidente, pero el caudillo vive un sexenio donde sólo él cuenta y todos los días nos los hace saber con ofensas, mentiras e infundios pues hoy afirma que no junta a su par del poder Judicial porque representa al grupo conservador, a la corrupción, a quienes proteger a criminales de cuello blanco y “a los otros”.
Y para confirmar su dicho, acompañado de sus cómplices del gabinete encabezó la ceremonia de homenaje a los Niños Héroes donde eso sí, dio la palabra a quien siempre se la ha otorgado, a los militares personificados por el hoy general multimillonario Luis Crescencio Sandoval. Se habló de independencia, pero cómo la ven desde la óptima de la 4T convertida en un cártel donde quien no se suma, es un delincuente.
Tampoco invitará a los representantes de ese poder constitucional y autónomo “porque no se llevan bien” como es público, a la ceremonia de El Grito con que se conmemorará el 223 aniversario del inicio de la independencia, que según adelantó será austero, no con la parafernalia que se acostumbraba antes, pero que será marco para una nueva exhibición de la decrepitud del anciano tlatoani quien entregó un palo a su corcholata, pero se convirtió en el principal promotor de su campaña en vez de asumir el papel de jefe del Ejecutivo que nunca fue.
El mensaje subliminal, tras estas señales dicen los expertos, es ominoso pues materializan la vocación dictatorial de la chachalaca tabasqueña quien quisiera gobernar sólo él, a su manera, con sus métodos, sus leyes, sus decisiones, sin siquiera admitir sugerencias de nadie, ni siquiera de sus más cercanos.
De hecho, quienes se han atrevido a opinar en su gabinete, tuvieron que renunciar o agacharla cabeza y soportar las humillaciones que les siguieron a la osadía de disentir o atreverse a dar un punto de vista, aunque fuera paralelo. Ahí están más de 25 de primer nivel encabezados por dos ex secretarios de Hacienda.
Por eso más allá de si se invite o no a los representantes de los poderes de la “UNIÖN” a participar en los festejos, está lo que implica, un rompimiento con el Judicial al cual el ganso piensa nulificar si obtiene la mayoría calificada en el congreso federal en 2024.
Busca conseguir magistrados y jueces de partido, de “su movimiento”, afines a la 4T que contribuyan como en su momento lo hizo el impresentable Arturo Zaldívar Lelo de Larrea quien soportó todo y hoy luego de dejar la presidencia de la SCJN está convertido en un bufoncito de redes sociales.
Olvida que tarde o temprano dejarán de ser mayoría y que todo eso que hoy implementa para dejar a la oposición “seca” y hacer el gobierno de uno sólo, se le puede voltear y dar a los “otros” poder tan grande como el que él busca.
Pero si, si al caudillo se le antoja puede llamar a tiranos, a dictadores como él se siente incluyendo al cubano Juan Díaz Canel y hasta darle voy en un acto oficial, al fin y al cabo, son las fiestas del mesías tropical, ya se las robó, no son de todos los mexicanos pues hoy es el cadillo quien se reserva el derecho de admisión.
Ahí están las señales, son tan groseras como inequívocas para no verse. El peligro lo anuncia el mismo lobo, la advertencia surge todos los días, este tlatoani no va a soltar el poder, se aferrará a él hasta las últimas consecuencias.
Ni siquiera basta fincar esperanzas en un proceso electoral donde la mayoría decida un cambio, no lo va a aceptar de ninguna manera. Y si no, al tiempo, será material de un nuevo comentario, por lo pronto, esperará a ver si me invita su majestad a su gran fiesta en el Zócalo que también, como el Palacio Nacional, es suyo.