Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Con el argumento de que el gobierno federal “construye las mesas para la paz” en aras de reducir, no eliminar, la violencia criminal creciente, en todos los estados gobernados por militantes o adherentes de Morena, además de los de “oposición”, se realiza reuniones todas las mañanas. En ellas participan los y las mandatarias, quienes las encabezan y se suman los jefes de zonas militar y naval y de la guardia nacional; los secretarios de seguridad y los fiscales y procuradores. Hablan y hablan y hablan qué medidas tomarán para tal o cual zona, qué ayuda pedirán al gobierno federal o si tienen la capacidad las policías estatales y municipales que deben coordinarse y si se tienen localizados los focos de violencia,
La realidad supera toda ficción y lo que hace el selecto grupo que asiste a las mesas “en donde se construye la paz”, ha servido para nada. Sobran los ejemplos y aquí van algunos.
El pasado domingo en Taxco, la primara hermana de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, quien se encontraba acompaña de su esposa y repartiendo pegatinas para promover a Claudia Sheinbaum, fueron baleados por criminales que, presuntamente, envió el alcalde del bello municipio. El marido falleció en el hospital.
Del tema, el presidente López evitó hablar la mañana de ayer. Y la gobernadora no abordó el tema, o por lo menos no hay referencia de que lo haya hecho. No hay boletines, no hay notas en la prensa local, no se conocieron entrevistas en la radio y televisión estatales. La mañana de ayer salió a decir que estamos “trabajando para construir la paz”
Nadie discierne qué construyen. Porque Guerrero está incendiado, dominado por los grupos criminales, con o sin la anuencia de las autoridades y los ciudadanos, de todas las zonas lo mismo la Montaña que los centros turísticos, viven aterrados de morir en cualquier momento por las balas criminales mientras los responsables de la seguridad “trabajan construyendo la paz”.
Por supuesto que el problema se presenta no solamente en Guerrero. Pasa lo mismo en Sinaloa, Sonora, Guanajuato, Tamaulipas, Estado de México, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Morelos y sígale contando.
Ante la falta de acción gubernamental de los tres niveles, los criminales secuestraron ayer a tres operadores del transporte público. Y los habitantes de Chilpancingo se quedaron sin movilización. Hace una semana, a unos kilómetros de la capital de Guerrero asesinaron a un empresario y a su hijo y pocos minutos después al conductor de una combi porque, según dijo el “informado” dueño de los monólogos “vio algo cuando ocurrieron los asesinatos”.
Los hechos ocurridos en diferentes estados, desdibujan las “verdades” que se ofrecen cotidianamente y en las cuales se pretende mostrar que la no “estrategia de seguridad” está funcionando. La secretaria de Seguridad Ciudadana es obligada semanalmente a “rendir el informe” de cómo se han “reducido los homicidios dolosos, los feminicidios” y en general de los delitos federales. Los otros datos, los que podrían tomarse como ciertos, proporcionado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, revelan lo contrario.
La argucia de tomar referencia de “trimestres” similares de “las otras administraciones” ya cayeron por su propio peso.
En un gobierno en donde se afirma que “se rinden cuentas y hay transparencia”, bueno sería saber de qué platican los funcionarios en sus reuniones matinales en las que construyen la paz. El propio huésped temporal de Palacio Nacional de pronto y más seguido de lo esperado, no tiene “los datos” de los enfrentamientos, los cadáveres que fueron recogidos por los servicios forenses de las violentas entidades y el comandante de la guardia nacional no sabe o no quiere decirlo, que sus subordinados llegan a los lugares en donde se cometen crímenes, se incendias vehículos y camiones, se bloquean carreteras, se asalta a los osados que circulan por las carreteras, solamente para “resguardar la escena del crimen”.
Vaya, se quedaron en el pasado de las series de televisión en las que, antes, hacían eso y ahora –en las series- los agentes de seguridad no dan oportunidad a los criminales y los abaten o los aprehenden. Aquí no pasa eso.
¿Mesas para construir la paz?
Podría ser, no se sabe públicamente y solo los que asisten podrían confirmar o desmentir, que las maesas sirven para jugar dominó, tomar café, ingerir un bocadillo y contar algunos malos chistes como los que se dicen en los monólogos matinales que no hacen reír ni a los empleados.
Todo indica que Guerrero está condenado a convertirse, si aún no lo está, en un narco estado.
Y desde la capital del país, no miran más allá de su nariz.
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