El Bullying Desde Palacio Nacional Contra la “Alianza Va por México”

NIDIA MARÍN

Y desde palacio, el majadero que gobierna, aplicó bullying nacional en contra de los opositores que integran la Alianza va Por México, específicamente para escarnio de una posible candidata, Xóchitl Gálvez, tal como en su momento lo hicieron Hitler y Mao Tse Tung en contra de sus oponentes. Fue la burla política como método de humillación pública.

¡El temor no anda en burro!, pero como decían los abuelos… “de pico mata el arriero al borrico”.

Desde ahora está descalificando a una mujer, sin darse cuenta que sus palabras, sus burlas y sus agresiones han perdido el efecto devastador que alguna vez llegaron a tener en el caso de los periodistas, inclusive para sus enemigos, pero no para el crimen organizado, por ejemplo.

¿Qué pretende ahora el habitante de Palacio Nacional, quien ya perdió por lo menos un 50 por ciento de la credibilidad que alguna vez tuvo y que, por cierto, no era tan importante?

¡Tiene miedo! Dicen los psicoanalistas que todo maltratador verbal es una persona insegura, con baja estima y temeroso. Con el habitante de Palacio Nacional se comprueba.

Aseguran que tampoco respeta la ley y mucho menos las normas sociales. Esto ha sido comprobable durante casi cinco años en la “Silla del Águila”, del maltratador de más poder actualmente en México.

Y este personaje que, desgraciadamente, gobierno en México, es como todo maltratador verbal, así definido por los especialistas, al señalar: 

Tiene baja estima y siente miedo; por eso, necesita descalificar, criticar, burlarse, exagerar los errores ajenos como una forma indirecta de dejar en claro que a él no le ocurrió lo mismo”.

Y nosotros añadimos en el caso que nos ocupa, que se trata de distraer a los ciudadanos de la grave problemática que se presenta en el país, la peor en varios sexenios, por lo que pretende salvaguardarse una vez que concluya su etapa en el poder, de otra manera pudiera él o sus parientes terminar tras las rejas.

Por ello, lo que está haciendo López es proteger a las corcholatas que serían su salvaguarda. ¿Cómo? Mediante la denostación de quien pudiera alcanzar la Presidencia de la República, una mujer del pueblo indígena, luchadora y valiente, llamada Xóchitl Gálvez. 

Quienes saben, aseguran que ridiculizar al adversario o adversaria y burlarse de él o de ella, es una actitud despectiva que exhibe, en este caso, los deseos de que la contrincante quede fuera, que no goce del favor del electorado.

¿Lo logrará? Sólo le responderán a él positivamente los fieles seguidores de la Cuarta Transformación que aún le quedan. 

Pero López utiliza la estrategia del mañoso: empequeñecer burlonamente a la adversaria, al exhibir un exceso de superioridad. No es ninguna novedad. Esta técnica se ha utilizado en diversos países.

Se trata, como se observó este lunes, de dar espectáculo mediante los medios de comunicación, que para eso sí sirven… según el enfermo de poder. Es, además, una forma de distracción de la bárbara crisis que padece México en prácticamente todos los renglones.

Exponen los especialistas en psicoanálisis y política que el factor de burla, contribuye a empequeñecer al rival y exhibirlo como ignorante, mal asesorado, sin criterio, ni formación, pero olvida el petulante del zócalo que él es quien está banalizando la figura del adversario y eso tiene un costo político.

Dicen que en una nación no se debe aceptar el “bullying” como política de Estado, ni la burla política como método de humillación pública. La mayoría de los mexicanos llevamos 1,676 días de recibir insultos, agresiones, menosprecios y mentiras. Pero la buena noticia es que ya falta menos para que se vaya para siempre a su rancho: 427 días. 

Y a propósito… como escribiera en la revista “Siempre” el apreciado amigo José Elías Romero Apis:

“En efecto, la política es un ejercicio de suyo agresivo. Es una práctica de ataque y defensa que llega a ser despiadada y cruel. No es exclusivo de ningún sistema político, sino que acontece en todos, independientemente de su naturaleza o de su signo: en las democracias y en las dictaduras; en los países liberales y en los conservadores; en los desarrollados y en los atrasados. Esto se debe a que tiene que ver con la naturaleza del hombre y no con la naturaleza del Estado”.

Pero en México (consideramos nosotros) al presidente se le pasó la mano. 

La palabra y la obra, pues, la tienen los mexicanos el próximo año.

 

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