Al Pueblo pan y Circo

 

 

 

*Los Romanos Inventaron la Frase Hace 2000

Años y Está Vigente

 

*Redes Sociales Desvían Atención de Problemas

y Concentran Frivolidades

 

*El Circo de Tres Pistas, Está en el Salón Tesorería 

del Palacio Nacional

 

*La Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin,

las Farsas Históricas

 

*Hipnotiza en una Carpa, las Hogazas y Estampa su 

Nombre en los Bienes

 

*

EZEQUIEL GAYTÁN

A Miguel Ángel Rocha Valencia

 

La expresión romana “al pueblo pan y circo” es tal vez una de las más famosas consejas políticas que sintetizan de alguna manera el quehacer gubernamental y sigue vigente. Es cierto que se trata de una expresión peyorativa y perversa a fin de mantener tranquila a la población y, a la vez, es una estrategia con la intención política de ocultar la realidad ante hechos controvertibles como son los problemas económicos, la inseguridad pública o la deficiente atención en materia de servicios

públicos como salud, educación, seguridad pública y energéticos.

 

Pan y circo es una estrategia que despliegan los gobiernos sin importar si se trata de una democracia, una dictadura o una monarquía y tiene en uso dos mil años. Más aún, se aplica indistintamente en épocas de crisis o en situaciones de bonanza. Es una fórmula que por su eficacia mantiene impasible e inalterable a la población y, algo peor: sumisa, indiferente y apática.

 

Panem et circenses no es una categoría absoluta, pues se puede utilizar con ciertos relativismos, ya que por un lado atiende genuinas demandas y necesidades y, simultáneamente, atiende necesidades creadas. Lo cual significa que la idea gubernamental va más allá de la entrega de una hogaza de pan. Por ejemplo, podemos vivir sin tomar café de la sirenita verde, pero hoy es imposible vivir si telefonía celular. En efecto, la humanidad vivó siglos sin red inalámbrica y cuando los primeros teléfonos móviles llegaron al mercado mexicano fueron considerados bienes suntuarios. Hoy son artículos de primera necesidad y de ahí que la actual administración ofreció telecomunicaciones e internet para todos sin fines de lucro. Más aún el presidente López Obrador reconoce que se trata de garantizar el derecho de acceso a las tecnologías de la información y comunicación, incluida la banda ancha. Luego entonces, el pan va más allá de la alimentación y tiene que ver con la prestación de bienes y servicios públicos.

 

CIRCO DE LAS

MAÑANERAS

 

Veamos el caso mexicano, la inflación, es cierto, ha disminuido, pero no bajarán los precios de los productos. La calidad de los servicios públicos educativos y de salud deja mucho que desear y, sin embargo, pocas son las protestas. La inseguridad crece y el presidente no cambiará su estrategia. En pocas palabras el circo de las conferencias mañaneras es eficaz y sus resultados fructificaron en las elecciones del Estado de México. Léase, en México el proyecto transexenal gubernamental tiende a fortalecerse debido a la política asistencialista gubernamental de proporcionar los bienes y servicios de manera subsidiada, que es el pan.

 

Es cierto que hoy en día no sería posible el pan y sobre todo el circo sin el apoyo de algunas televisoras; futbol, telenovelas y series y películas producidas por el servicio de streaming no fallan. Habrá que reconocer además que en la actualidad es muy importante el desempeño de especialistas en el manejo de las redes sociales que logran desviar la atención y que la gente se concentre en frivolidades. También es cierto que la estrategia no es privativa de este gobierno, en el pasado el Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional también recurrieron al empleo de enajenar a la sociedad y tender cortinas de humo. Lo que sucede y singulariza a la presente administración es la personificación del presidente de la República como “un hombre espectáculo” o “show man” que concentra todos los reflectores y marca la agenda del día a día al meter en la misma cazuela temas serios como la inseguridad pública y frivolidades como las canciones de Chico Che.

 

La alimentación es un tema serio y de ahí que las agresiones del presidente López Obrador al sector privado han disminuido. Sabe bien que los productos de la canasta básica son generados en su mayoría por los sectores privado y social. Además de que importamos significativas cantidades de productos alimentarios debido, entre otras causas, al fracaso del proyecto de autosuficiencia alimentaria que debió organizar el organismo público Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX). También sabe que subsidiar bienes y servicios es pasarle la cuenta al que viene detrás.

 

El pan y el circo han sido utilizados eficazmente por este gobierno. Los costos de la vida son una carga y la gente no protesta, el circo es lo que impera y sigue siendo muy atractivo para mucha gente ver las mañaneras. Por mi profesión también tengo que estar atento a lo que el presidente López Obrador parlotea y realmente me asombra su capacidad de desviar la atención de los temas prioritarios.

 

CONTROL DE

LOS TIEMPOS

 

La democracia va más allá de votar por un determinado partido o un candidato. Es exigirle, cuando ya es gobernante, resultados, transparencia de su gestión y que nos rinda cuentas acerca de las decisiones tomadas y el uso y destino de nuestros impuestos. Pero ahí es donde las autoridades detonan el mecanismo del pan y el circo y nos olvidamos de las promesas de campaña. Hoy vemos y escuchamos los actos circenses del presidente en tres pistas. La primera es donde él es el centro de la atención, todos los reflectores lo iluminan y la que todavía más asistentes tiene. Sabe que prácticamente toda gira a su alrededor y, aunque algunos asistentes al espectáculo ya se hartaron debido al empalagamiento del mono discurso, aún tiene el poder a fin de que los actores de las otras dos pistas lo obedezcan. La segunda pista es en la que actúan grotescamente los personajes a los que él denomina despectivamente corcholatas y se singulariza debido a que vemos a parte de su equipo desempeñarse como chuscos protagonistas en actos burlescos y fuera de la ley electoral. Pero las protestas y señalamientos sociales son pocos debido a que el circo es más divertido que la obediencia a la ley. Finalmente, la tercera pista circense es en la que la oposición habla, se pavonea y agita con gran aparato y furia a fin de tratar de opacar a las dos primeras pistas. En dicho escenario son visibles panistas, priistas y perredistas básicamente. Se trata de un fenómeno nunca antes visto en nuestro país, pues políticos de esos tres partidos tratan de formalizar El Frente Amplio por México de Cara al 2024. Es una iniciativa plausible, pero mi escepticismo me impide ver las posibilidades de que tengan éxito debido a que dentro de esas organizaciones partidistas impera la desconfianza y el egoísmo. Tal vez algún lector me reclame que se trata de un circo diferente y ajeno al presidencial. Pero lo que veo, y lo saben ellos, es que el ritmo y los tiempos políticos los controla el presidente de la República.

 

Me queda claro que desde que existe la prensa escrita se han publicado miles de artículos con este título o alguno semejante en México y en el mundo y también me queda claro que advertir a la sociedad acerca de dicha mascarada política de los gobiernos es sembrar en tierra yerma. El éxito de la política del pan y el circo es debido, en gran medida, a que tenemos tantos problemas personales, familiares y laborales que poco interesa a la ciudadanía organizarse como sociedad civil y exigir a nuestras autoridades resultados de su gestión. Tampoco les exigimos el cumplimiento de los compromisos asumidos en las campañas electorales. Estoy seguro de que, a principios de la Alemania Nazi, entre 1933 y 1936, cuando se realizaron las olimpiadas en Berlín, hubo muchos periodistas que escribieron sus respectivos artículos con el mismo título que el mío y con el fin de advertir al pueblo alemán acerca de la farsa conducida por Hitler. Lo mismo debe haber acontecido en los primeros años del gobierno de Mussolini. Por lo que respecta a la Unión Soviética de Stalin seguramente nadie escribió al respecto y si lo hizo no le deben haber publicado el artículo y muy probablemente fue lo último que hizo en vida.

 

Hoy el pan y el circo están envueltos en una frase de dos palabras “cuarta transformación” y es sorprendente que haya quien se la crea y la defienda. Se que emito un juicio de valor y alguien me podrá criticar mi falta de apertura y lucidez acerca del rumbo transformador del presidente López Obrador. Son dos puntos de vista contrarios, opuestos y divergentes. De ahí que considero que la premisa es que, en efecto, todos los regímenes utilizan la estrategia del pan y el circo. Todos los gobiernos recurren a esa máxima con mayor o menor fineza y aseo político, pues los objetivos, aunque variados, en el fondo persiguen lo mismo: mantenerse en el poder. Lo que critico es que nuestro gobierno está a poco más de un año de terminar su periodo constitucional y el presidente sigue actuando en campaña electoral. Ahora a favor de una de sus corcholatas y todos sabemos que la encuesta es una mascarada.

 

La agenda nacional en materia económica, alimentaria, de salud, de educación y de seguridad está oculta en el discurso presidencial. El dueño temporal del circo ha demostrado ser un mago del ilusionismo. Nos tiene hipnotizados en una carpa de tres pistas y las hogazas de pan y la satisfacción de bienes y servicios públicos llevan estampado su nombre. De ahí que es necesario despabilarnos y asumir una actitud crítica, pues de no hacerlo avizoro seis años más de gobierno morenista.

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