NIDIA MARIN
¿Cuánto daño le han hecho a México “el Tapado” y su gemelo “el Dedazo”? La respuesta es: ¡in-con-men-su-ra-ble!… Y se están cumpliendo 95 años (1928 fue el primero) de estar en marcha, aunque con tres sexenios sin que se aplicara: Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. Y tampoco el actual mandatario fue tapado.
Pero el tapadismo volvió por sus fueros…
Sí, mientras los integrantes del grupo hoy denominado despectivamente por su destapador “corcholatas”, obedientes y sumisos dejan sus cargos para hacer el ridículo y en una de esas ganar, recordamos a Daniel Cosío Villegas, quien desde los años sesenta del siglo XX ya censuraba el pasado y el porvenir de esa política presidencial, por cierto hoy retomada por el actual dueño del sexenio en marcha, afortunadamente a punto de concluir.
“Más de una vez he intentado explicar este extraño y doloroso fenómeno histórico: la incapacidad de México para avanzar simultáneamente hacia la libertad política y el bienestar material para todos”, decía don Daniel Cosío Villegas.
El tapadismo, explicaba “…impide conocer a los colaboradores cercanos del presidente de modo que cuando se destapa el tapado, el público poco o nada sabe sobre sus méritos o habilidades”,
Por ello, desde hace décadas, Francisco Venegas Trejo al hacer la reseña del libro de Cosío Villegas en la UNAM mencionaba: “…el ungido por el presidente se dedica a una campaña prolongada y extenuante tendiente más a darlo a conocer que a difundir su pensamiento y objetivos, mismos que más bien van formulando a medida que realiza reuniones y asambleas a lo largo y ancho del territorio nacional. La gira electoral se convierte así en una bien orquestada campaña publicitaria”.
Sobre las cualidades que debe revestir el candidato presidencial, explicaba el comentarista que, ante todo Cosío Villegas, sostenía: 1) una lealtad inquebrantable al presidente de la República; 2) Una capacidad de despertar cierta simpatía (labor encomendada más bien a los directores publicitarios); 3) No haber cometido errores garrafales; 4) No tener enemigos o por lo menos no suscitar antipatías.
Cosío Villegas exponía en su obra, el retrato hablando del candidato presidencial Miguel Alemán que tenía las mejores cualidades cívicas y políticas.
Y ayer como hoy, la pregunta es: ¿Cuáles y cómo demostrarlas? La primera, ocupando un puesto público y desde luego pertenecer a la familia revolucionaria que en la actualidad sería la “familia morena”.
En la reseña del libro mencionaban a Portes Gil por ser el primer “tapado” de la historia. Pero fue considerado un candidato revolucionario honesto, capaz, experimentado y ecuánime. Se salió del cartabón…
(Por cierto, a principios de la década de los setenta, ya cuando era un ancianito, encontré a ese primer Tapado, Portes Gil, haciendo antesala en la Confederación de Organizaciones Populares (CNOP), que dirigía David Gustavo Gutiérrez y lo entrevisté para El Universal Gráfico. Con una privilegiada memoria y con valentía respondió todas las preguntas en profundidad y sin cortapisas. Gracias donde se encuentre don Emilio).
Pero en fin… los requisitos que en tiempo atrás señalaban los estudiosos en cuanto al “tapado”, eran: Consulta y visto bueno de los expresidentes (lo que se dudaba ayer y hoy); ser democrático (actualmente ninguno lo es) de ideas no definidas (todos lo son), tampoco radicales; y de extracción y hogar 100% mexicanos (hoy ¿quién sabe?, hay dos con apellido extranjero) y el punto culminante: NO SER DECLARADAMENTE FEO.
A’i la llevan las corcholatas, aunque si la contienda fuera pareja, serían borrados por los suspirantes de la oposición (hombres y mujeres), no sólo en lo físico, sino en los conocimientos: Santiago Creel, Francisco García Cabeza de Baca, Xóchitl Gálvez, Jorge Luís Preciado y Lilly Téllez, del PAN; Beatriz Paredes, Claudia Ruíz Massieu, Ildefonso Guajardo, Enrique de la Madrid, Alejandro Murat y José Ángel Gurría, del PRI, así como los perredistas Silvano Aureoles y Miguel Ángel Mancera.
Pero volviendo a don Daniel, al señalar la ausencia de democracia interna en el tricolor, mencionaba que ésta sobre todo se observaba en la selección de candidatos electorales en los procesos presidenciales, porque como el candidato tenía que salir de entre los miembros del gabinete, los aspirantes más visibles se enfrascaban (y recientemente se enfrascaron) en una lucha entre sí, como ya habíamos presenciado en este año, cuando aún eran funcionarios. Y sigue la jaloniza… Les hablan Claudia y Marcelo…
En fín… ya observaremos y sopesaremos hasta dónde son capaces de llegar los primeros “tapados” del siglo XXI.