- Su lucha inspiró la separación del poder económico del poder político y el combate a la corrupción: Alejandro Armenta.
- Ricardo Monreal destacó que impulsó cambios fundamentales para el desarrollo social y económico del país.
En Sesión Solemne, senadores de la República inscribieron en el Muro de Honor de este recinto legislativo, con letras doradas, la inscripción “Benito Juárez, Benemérito de las Américas”.
La ceremonia, que se llevó a cabo en el Salón de Sesiones del Senado, fue encabezada por los presidentes de la Mesa Directiva y de la Junta de Coordinación Política, Alejandro Armenta y Ricardo Monreal, respectivamente, y contó con la presencia del gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz.
Ricardo Monreal aseguró que Benito Juárez inspiró cambios fundamentales en la República y logró que, aún hoy, su acción y su coherencia se mantengan inalterables, por lo que celebró que, aunque un poco tarde, se escribió su nombre en el Muro de Honor; “la justicia es tardía, pero siempre llega”, apuntó.
Agregó que impuso un estilo propio que aún se recuerda, impulsó las libertades y formó parte del pensamiento para hacerlas efectivas y protegerlas. En ese sentido, destacó las reformas religiosas, la clara definición del Federalismo y los alcances para el desarrollo social y económico del país.
El líder de la mayoría legislativa recordó que Juárez fue parte de una generación que sorteó varias vicisitudes, conflictos internos y la invasión extranjera del vecino del norte con la dolorosa pérdida de más de la mitad de nuestro territorio nacional, por lo que lucharon por la abolición de la censura y por valorar la conciencia pública.
“La base de prosperidad de un país, según aquellos hombres, era la unidad nacional. Yo afirmo, ahora en el siglo XXI, que la base de prosperidad en nuestra nación es la unidad y la reconciliación mexicana”, puntualizó.
Alejandro Armenta dijo que la inscripción debe servir a las y los senadores como inspiración de que el trabajo, por más duro que sea, siempre debe ser por el bien de la nación.
Benito Juárez, manifestó, siempre fue un implacable defensor de la libertad y la independencia, y siempre veló por el cumplimiento de la ley con honradez y firmeza. “Este es uno de los eventos más importantes, porque conmemoramos a quien ha llevado el nombre de México a escenarios internacionales, Benito Pablo Juárez García”.
El legislador recordó a Juárez como un joven de origen indígena dedicado al campo, quien logró el título de abogado y que podía leer textos en latín, francés e inglés. Destacó que fue electo regidor del ayuntamiento de la capital de Oaxaca, electo diputado al Congreso de dicha entidad y el primer Gobernador indígena de ese estado, así como ministro de justicia, y el único presidente indígena del país hasta el momento.
El presidente Juárez, agregó, se sobrepuso a los pensamientos racistas de la época, para ser un gran reformador, pues “su obra y aportaciones realmente han sido ejemplares para todas las generaciones”.
Señaló que el Benemérito de las Américas buscó la separación del poder clerical y la abolición de los privilegios, que por siglos detentó una minoría a costa del pueblo; su lucha ha sido inspiración para separar el poder económico del poder político, quitar los privilegios que tenían unos cuantos, combatir la corrupción y buscar el bienestar de las y los mexicanos.
La presidenta de la Comisión de Cultura, Susana Harp Iturribarría, destacó las grandes contribuciones a la nación que hizo Benito Juárez, al recordar que el Benemérito de las Américas, hombre ilustre de Oaxaca y de origen indígena, luchó como pocos por llevar adelante sus ideales, a fin de construir una patria diferente: más justa y plena de libertades.
“La Guerra de Reforma no era para él sólo una confrontación para controlar el poder de la Iglesia y las tendencias monárquicas de aquellos tiempos, sino un movimiento que sentaría las bases de un Estado mexicano como un Poder autónomo al poder clerical y caciquil, con una entidad responsable y proveedora de justicia y libertad a los habitantes de la nación”.
El senador Adolfo Gómez Hernández, de Morena, subrayó que, como Presidente de la República, a Juárez le correspondió enfrentar, con éxito, episodios claves de la historia de México, en los cuales estuvo en peligro la independencia y la soberanía de la nación.
“Es obvio que en México no sólo hubo crecimiento y construcción, a partir de la lucha juarista, también, no podemos negar lo valioso que nos heredó Juárez al transformar nuestro país en una república libre y democrática al cambiar el rostro de nuestra patria”.
Por su parte, el senador del Partido Verde Ecologista de México, Raúl Bolaños-Cacho Cué, consideró que el nombre de Juárez es sinónimo de visión, paz e inspiración. Es, agregó, el legado del México moderno, el que se transforma y se enaltece; el que se reconoce en sus leyes, en su calma y en su grandeza, el que avanza día con día con el trabajo de mujeres y hombres.
“Juárez ha sido bandera y fe, coraza y escudo para proteger a la nación en los momentos más álgidos de su historia y hoy, como desde hace más de un siglo, Juárez se convierte en signo permanente de México y por eso honramos su nombre”.
En su oportunidad, el gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, recordó al presidente Juárez como un hombre de leyes, principios y valores, pionero de la lucha en los tribunales contra la injusticia y el despojo a las comunidades indígenas, así como promotor del sometimiento de la justicia al imperio de la ética y la moral.
“Enemigo del saqueo, el dispendio, la corrupción y los privilegios, pues demostró que se puede ejercer el servicio público de manera digna, congruente, honesta y sin ser presa de facciones o intereses de grupo”, expresó.
Juárez, argumentó, es la roca sobre la que está edificado el Estado nacional mexicano, porque al gobernar para los más pobres y ser un ejemplo de obediencia a la buena ley, transformó a México en un país de leyes y de instituciones, “por ello es y será por siempre orgullo y ejemplo inquebrantable que trasciende el tiempo y las fronteras”.
De ahí, destacó, la convicción de trabajar por un país en el que no exista la simulación, los privilegios y leyes al servicio exclusivo de las élites; un país de bienestar para las mayorías, para los de abajo, “donde el amor al pueblo sea la motivación y la guía del ejercicio del poder público”, concluyó.