- Los autores son los universitarios Rocío Berenice Jiménez y Uriel Montellano Moreno, quienes recibieron los premios INAH 2022
Las investigaciones para que los fragmentos de figurillas prehispánicas sean consideradas relevantes y sujetos de trabajos arqueológicos, así como indagar la entonación de la lengua purépecha y los fenómenos prosódicos de la comunidad Santa Fe de la Laguna, Quiroga, Michoacán, motivaron que Rocío Berenice Jiménez González y Uriel Montellano Moreno, estudiantes de posgrado de la UNAM, obtuvieran los premios INAH 2022.
En entrevista, Jiménez González, estudiante de doctorado fue reconocida con la distinción “Alfonso Caso” en Arqueología, en la categoría de Mejor Tesis de Maestría, por el trabajo “Historias del cuerpo, cuerpos con historia. Las figurillas cerámicas de Xalla, Teotihuacán”, la cual fue dirigida por la arqueóloga universitaria Linda Manzanilla Naim, del Instituto de Investigaciones Antropológicas.
La antropóloga explicó que en su investigación sobre figurillas de cerámica en Xalla, un palacio multifuncional teotihuacano, analizó su representación con el propósito “de identificar posibles funciones y significados, a través de las figurillas completas, y determinar la participación de los fragmentos en prácticas específicas, como las ceremonias religiosas que pretendían evocar eventos memorables a partir de la destrucción y alteración de estas”.
En el México prehispánico fueron un material abundante y actualmente es seguro hallarlas en cualquier excavación; no obstante, existen problemas en cuanto a la metodología para estudiarlas, “porque se llega a creer que se encontrarán completas, ‘bonitas’, con todos los pigmentos, muy ataviadas, sin embargo, en la mayoría de las intervenciones arqueológicas estos materiales que investigamos están muy fragmentados”, apuntó.
La antropóloga indicó que uno de los aspectos importantes de su tesis de maestría es la propuesta de una metodología para incorporar todos los fragmentos, materiales a los que, por lo general, en investigaciones arqueológicas no se les presta la atención necesaria. “Además de recuperarlos, logro hacer una diferenciación entre colectivos femeninos y masculinos, mediante una serie de rasgos que no muestran, para poder catalogarlos como del sexo femenino o masculino. Logro identificar determinadas prácticas que probablemente estén relacionadas con actividades ceremoniales”.
En el caso de varias de las figurillas parece que tuvieron una destrucción intencional, es decir, están raspadas o alteradas de algunas partes de la cabeza, rostro o cuerpo; las de mujeres, cuando están representadas como embarazadas, evidencian este raspado intencional en el vientre, atributos que permiten caracterizar estos objetos.
Detalló que al analizar esos fragmentos en laboratorio, “podríamos decir están rotos, ya no los voy a examinar; no obstante, permiten observar que los teotihuacanos las destruyeron o alteraron de manera intencional y que, probablemente, eso formó parte de una ceremonia en la que se buscaba enfatizar esta destrucción o alteración. O bien, fue parte de buscar borrar determinados rasgos que le dan personalidad a esos materiales”.
Jiménez González expuso que lo anterior se logra a partir de una excavación sistemática, como la denominan los arqueólogos, un acopio riguroso de datos y eso es lo que hace este tipo de interpretaciones: ir más allá y describir si una figurilla está vestida de tal forma, si fue alterada, en dónde se encontraba, si estaba relacionada con una ceremonia o formaba parte de una ofrenda. En suma, la relación contextual que tienen estos objetos lo cual, en ocasiones, en otros estudios no es posible identificar.
“La propuesta principal de mi tesis es que no hagamos menos estos fragmentos –que para otros serían basura– y sean sujetos de estudio para futuros trabajos arqueológicos”. Las figurillas son uno de los elementos que más se encuentran en unidades habitacionales (arqueológicas) y en espacios como Xalla, un palacio multifuncional, como lo llama Linda Manzanilla, que abarcan desde los grupos con alta jerarquía hasta los de menor rango o gente común.
Entonación en lengua purépecha
En Michoacán, cuando Uriel Montellano Moreno, estudiante de posgrado, acudió a una entrevista para documentar su proyecto, observó a una abuelita que acarició a su nieto y le expresó la siguiente frase purépecha, que lo impactó: “sipesïnkakeni exeni” (me hace feliz verte), (me alegra el corazón), la cual se utiliza como un “te quiero”.
El universitario recibió el Premio “Wigberto Jiménez Moreno” (Lingüística), en la categoría de Tesis de Maestría, por su trabajo recepcional “Kusimukua purhepecheeri uantakua. Prosodia enunciativa en el purépecha de Santa Fe de la Laguna, Quiroga, Michoacán. Estudio preliminar”. Es la primera investigación de la entonación en la lengua purépecha y la primera de los fenómenos prosódicos de la variedad de dicha comunidad.
“La entonación puede parecer un término muy familiar, muy coloquial, pero tiene que ver con significados codificados de la lingüística muy específicos, nosotros notamos un cambio, pero a veces no se ve reflejado en la sintaxis”, indicó.
Montellano Moreno aseguró que le gusta imaginarse una línea en el aire cuando alguien habla como “si fuera hacia abajo o hacia arriba”. La emisión de las frases producidas por las cuerdas vocales desemboca en mensajes que podemos modificar de acuerdo con lo que queremos decir, o a nuestra intención de comunicar algo a otra persona. Estudiamos si en el purépecha es posible hacer este tipo de contrastes utilizando la atonía.
Descripciones como las realizadas en este proyecto, continuó, son recientes debido al avance tecnológico. Antes no teníamos las herramientas necesarias para detallar con tanta nitidez los tipos de fenómenos acústicos que escuchamos día a día en estas lenguas. Ahora contamos con herramientas como los espectrogramas (representación visual que permite identificar las diferentes variaciones de la frecuencia y la intensidad del sonido a lo largo de un periodo). Los primeros estudios de este tipo se realizaron en las poblaciones huave en 2019.
“Es una lengua muy interesante por sus características porque es aislada y no comparte características con otras de Mesoamérica, incluso de América. Sus características morfológicas y sintácticas no concuerdan con ninguna otra, ha tenido una resistencia como ninguna otra, por la represión y la eliminación de algunas otras”, expresó.
Para realizar su investigación Uriel Montellano estudió las ondas sonoras de sus hablantes y revisó la atonía a través de espectrogramas, mediante el programa PRAAT (software para fonética) que ayuda a visualizar espectros de sonido y proporciona información de todo tipo: los decibeles y la intensidad; la atonía se puede ver en un espectrograma.
“Todo esto retrata lo complejo que puede resultar la comunicación humana y que no percibimos a simple vista. Se realiza un análisis estadístico para confirmar tendencias porque no solo es un análisis perceptual, sino que se hace toda una categorización de los datos acústicos, de posicionamiento, de ocurrencia, altura, intensidad, frecuencia, y con toda esta información se estiman tendencias para saber qué es lo que quiere decir todo esto”.
Cabe mencionar que el Premio es concedido por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, mediante el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en las áreas de antropología, historia, conservación y difusión del patrimonio cultural.