El Congreso de la Ciudad de México aprobó la Ley de Economía Circular que tiene como objetivo promover entre la población hábitos de consumo responsable; acciones de producción sostenible a partir de mecanismos de reducción, reúso, restauración, remanufactura, reciclaje y recuperación, entre otros; la generación de empleos verdes; el tránsito de las empresas a modelo de negocio que minimicen los impactos al medio ambiente.
Al presentar al pleno el dictamen, la presidenta de la Comisión de Desarrollo Económico, Silvia Sánchez Barrios, sostuvo que la ley contribuirá con el cumplimiento de los compromisos del desarrollo sostenible y mitigación al cambio climático, así como a la transición de una economía de emisiones neutras.
Agregó que el dictamen, elaborado a partir de dos iniciativas dictaminadas en conjunto con la Comisión de Administración Pública Local, plantea un modelo económico basado en tres principios: eliminar residuos y contaminación, mantener productos y materiales en uso el mayor tiempo posible y regenerar los sistemas naturales.
Entre sus objetivos se plantea además eliminar los residuos sólidos urbanos mediante el rediseño de los productos, como la eliminación de embalajes, empaques, envases y envolturas innecesarias y los que sean necesarios deberán ser de materiales compostables o reciclables.
La ley, que entrará en vigor al siguiente día de su publicación, establece un plazo no mayor a 180 días naturales para que la jefa de Gobierno emita la reglamentación correspondiente en tanto que el Programa de Economía Circular deberá expedirse en no más de 90 días.
Define el concepto de economía circular como un “Modelo económico de producción y consumo sostenible que contempla todas las etapas del ciclo de vida de los productos y servicios, para generar diseños y esquemas que disminuyen los impactos ambientales a través de ciclos técnicos y biológicos que posibilitan la permanencia y reintegración sustentable de sus componentes, garantizando las condiciones esenciales con las que toda persona debe contar y respetando los límites ecológicos que sustentan la vida, obteniendo como resultado un desarrollo que se encuentre dentro de los límites de lo ecológicamente seguro y lo socialmente justo”.