El también analista militar insiste en que hablar de la posibilidad de que España envíe tanques Leopard a Ucrania «son cantos al sol, no tiene ningún sentido». Y reiteró que quien tiene que autorizar ese envío es Alemania, «
si Alemania autoriza, se podría hacer». Si Alemania no autoriza, no se pueden transferir esos carros de combate.
«Por otro lado, vamos a ser serios», advierte Aguilar al señalar que «en Europa, los carros Leopard en su mayoría son alemanes y españoles. Otros países tienen cantidades muy pequeñas. En el caso español estamos hablando de
219 Leopard 2E, que es el moderno, y
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que se alquilaron en los años 90 y acabaron comprándose ya en el 2006, de la versión anterior que ya tiene 30 años. Son carros que dudo mucho que el 50% de ellos esté funcionando».
Aguilar detalla que en el caso de España «muchos de los 219 carros de combate estarán en mantenimiento, otros son de formación, están en las academias militares. Entonces, ¿qué queda? Un regimiento de carros de combate en una brigada y dos batallones en otras dos brigadas. Y luego hay pequeñas cantidades en Ceuta, Melilla y Canarias. Claro, ¿qué se puede ceder realmente? Muy poco, sin poner en peligro la seguridad nacional. ¿10 carros, 20 carros? Sería ridículo. Es que, juntando 10 de aquí, 10 de allá, al final ¿a qué llegas? ¿A 50, 60 carros? ¿Eso qué significa en un frente que tiene más de mil kilómetros? Estamos hablando de una capacidad muy pequeña», expuso el experto.
Tu sí, yo no
El experto notó que «no deja de ser curioso que EEUU no quiera enviar sus carros Abrams porque ‘son muy complejos para tripulaciones no formadas’, como las ucranianas, en ese tipo de tanques. ¡Ah, muy bien! Y los Leopard ¿sí? Tiene el mismo nivel tecnológico y la misma complejidad. No tiene sentido. Lo que quieren los norteamericanos es que aquí se quemen los tanques europeos y ellos seguir manteniendo su fuerza disuasoria, ¿no?».
De acuerdo con el analista, toda el discurso de los líderes occidentales sobre su ayuda militar a Ucrania «no deja de ser más que esa típica monserga de unos países con otros de decir
‘todos ayudamos a Ucrania’. Pero claro, siempre que no nos perjudique».
El analista militar apunta que este tipo de carros son muy caros, con una tecnología compleja y, por lo tanto, nadie quiere deshacerse de ellos. «Es un agujero económico importante».
«El acuerdo de España para fabricar esos tanques alemanes, se concretó en el año 1998 y era para 330 unidades. Al final, por el precio que tienen, y demás, se quedaron en 219. Es decir, esto es un sistema de armas muy caro para estar cediéndolo así como así, en función de no se sabe qué objetivos», observa Aguilar.
Añade que «no se sabe ni siquiera si lo haríamos legalmente porque esto es un arma ofensiva. Se supone, aparte del permiso que dieran los alemanes, que esto tendría que estar admitido en el Congreso de los diputados y bajo unos mecanismos legales que garanticen de alguna forma que se está haciendo conforme al derecho».
«Política chihuahua»
Respecto a todo el cuento occidental de la ayuda militar a Ucrania, Aguilar es contundente.
«Sinceramente creo que todo esto al final es la realidad que está por detrás de lo que podríamos llamar ‘la política chihuahua’. Es esa política que un presidente del Gobierno arremete contra Putin, contra Rusia, amenaza a todo el mundo. A todos los que tenemos un mínimo discurso objetivo nos llama ‘semillas podridas’ y demás. Esto es a lo que se dedican los políticos españoles. La realidad es que no pueden mandar un solo tanque si no hay autorización del Gobierno alemán. Segundo, si se mandan será a costa de la defensa y la seguridad nacional española. Tercero, es un sistema además muy caro para quemarlo en los intereses de una dictadura como la de Zelenski que cada día nos abochorna más».
En opinión del experto, los líderes occidentales hablan mucho, pero hacen poco.
«Vamos, se habla, se ladra mucho. Es el perrito chihuahua pequeñín que se encuentra a un mastín por la calle y le ladra como si se lo fuera a comer. La realidad es que el mastín, con una pata lo aplasta. Pero el chihuahua no lo sabe o no se da cuenta, y entonces él saca pecho, empieza a ladrar como un descosido. Y esto es lo que hacen los políticos españoles y europeos en general, es decir, ladrar como un chihuahua. Esta es la realidad. Es muy triste», concluyó Aguilar. (Sputnik)