Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Aquel no tan lejano sábado 15 de octubre, inició el choque entre el rector de la Universidad de Guadalajara y el gobernador de Jalisco. Cierto o no, se publicó que el mandatario expresó “no me gusta el tonito”. Una copia fiel de lo que se dice en las mañaneras por el iluminado.
En aquella ocasión, 100 rectores del país que acudieron a la Sesión Ordinaria del Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines (CUPIA) reconocieron la importancia del Museo de Ciencias Ambientales y se sumaron a la exigencia para que el Gobierno de Jalisco regrese los 140 millones de pesos que le quitó a la Universidad de Guadalajara (UdeG) y que eran para terminar su construcción.
Y el tonito no ha bajado ni siquiera por la invitación que le hiciera el gobernador al rector, Ricardo Villanueva Lomelí para acudir como “invitado especial” al cuarto informe del mandatario.
El asunto escaló cuando el rector abandonó las instalaciones del Congreso local y expuso: miente en su discurso y ha faltado el respeto a los jaliscienses.
E invitó a los diputaos a seguirlo. Les dijo: “Ha violentado la división de poderes, ha violentado la legalidad y seguir escuchando que Jalisco es Disneylandia, con datos que sólo hablan de una parte de los fenómenos, tampoco tiene caso y me retiro del informe porque no me parece que el gobernador tome a tono de burla y con sarcasmo un tema que para la Universidad es vital, que es el respeto a su autonomía”.
Se fue solo. Los legisladores estaban pendientes de la voz del amo.
Villanueva mostraba signos de haber comido gallo. Se dirigió a los diputados y les espetó en si cara. No les mandó mensaje mediático. “Les violaron la Ley de Egresos en su cara”.
Los calificó, a los representantes populares, su tibieza por ignorar que el gobernador les está mintiendo en su cara. Callan y no cuestionan que se están entregando millones de pesos a los camioneros, olvidando otras agendas prioritarias.
Po si fuera poco importante lo que decía el gobernador y la actitud del rector, desde el viernes extrabajadores del Consejo de la Judicatura acampan frente al Congreso y a lo largo del Informe estuvieron gritando consignas en contra del gobernador, así como al interior de la sala de plenos, donde la presidenta del PRD, Natalia Juárez se manifestó y afuera, en el patio del Congreso, la vicepresidenta de Hagamos, Valeria Ávila reprochó las cifras de feminicidios.
La relación rector-gobernador no parece estar en vías de mejorar, aunque Villanueva expresó que, si lo invita a una reunión de trabajo, acudirá “porque representa a la Universidad de Guadalajara”.
Poco antes de abandonar el salón, precisó: “Orgullo me trago el que sea, dignidad ni un milímetro”.
Desde el retiro de los recursos para la terminación del Museo, se han realizado cerca de 200 manifestaciones para exigir a Enrique Alfaro regrese los 140 millones de pesos y la respuesta ha sido acusar al rector de armar jaleo. Él afirma que no está detrás de las marchas. El gobernador no lo cree y los diputados de oposición…¡al que no le creen es al mandatario.
El cuarto informe es el preámbulo para definir el rumbo de quien ahora está al frente de la administración pública. Es el tiempo político para echar las campanas al vuelo por los logros alcanzados y, rectificar lo que no ha dado resultados.
Para nadie es secreto que la violencia provocada por el CJNG y sus enemigos, ha paralizado parte de la Zona Metropolitana toda vez que la impunidad acompaña a los criminales. La presencia de la Guardia Nacional y el Ejército no los arredra. Y el mandatario ha mostrado incapacidad para actuar con su presumida policía estatal.
En fin, un evento en el que nada salió para chuparse los dedos después de comerse una torta ahogada y escuchar el Son de la Negra.
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