ALBERTO F. MENA MALLEN
Cada día, muchos mexicanos nos percatamos de las mañas, mentiras y perversidad que se utilizan para conseguir a toda costa que la 4T se complemente y se establezca en México, pero también nos damos cuenta de que no comulgamos con esta idea de cambiar el país utilizando estos métodos que sólo han generado mayores problemas a quienes vivimos en el territorio nacional.
Es cierto que muchos electores votamos por el primer mandatario ante las promesas que anunció en su campaña, pero nunca imaginamos que su postura se modificara drásticamente, hasta cambiar de opinión en aspectos de mucho interés para la República y que, en forma despreocupada, siga con sus afirmaciones de que su propuesta de cambio es lo mejor para México, cuando observamos que quiere implantar su reinado sin importarle a qué costo.
Antes de hablar de la militarización, hay que recordar lo que se le solicitó al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, -al inicio de sus gestión-, cuando por, ejemplo desapareció las guarderías: el por qué no utilizaba métodos alternos para cambiar este tipo de servicios y evitar que de sopetón las madres de familia anduvieran batallando con sus hijos y con sus chambas, en caso de que trabajaran. Hubo muchas solicitudes de diversos organismos, pero no hizo caso, ya que de la noche a la mañana se actuó por parte del gobierno y se tardaron algunas semanas en proporcionar el apoyo prometido -que aún no es suficiente-, para que se contrataran en forma individual los lugares donde atendieran a este sector.
Fue derecho y no se quitó, atropellando a miles de mexicanas que tuvieron, finalmente que actuar en consecuencia para solventar este problema que se otorgaba anteriormente a este gobierno y que daba servicio a miles de madres que, de repente, vieron que terminaba en forma repentina. De la corrupción que afirmó había en las guarderías, aún se desconoce o no se sabe nada al respecto, si se actuó o simplemente fue un argumento distractor del mandatario para acabar con este servicio.
Pasó lo mismo con el aeropuerto fallido de Texcoco, donde, de acuerdo a analistas fifís y que conocen del tema, se gastó mucho más de las afirmaciones del tabasqueño en desaparecerlo y crear la terminal aérea militar de Felipe Ángeles, que aún sigue sin operar adecuadamente, a falta de certificaciones y de infraestructura pública para poder acceder al mismo. ¿Cuánto tardará en ser completamente operativo? Solo el ejército y el gobierno federal lo saben, pero lo que sí conocen es cuánto le cuesta al erario su funcionamiento. Hay tanta opacidad que será una de las firmas de este gobierno cuatroteísta.
Y de la militarización, por citar otro ejemplo, se ha conocido que, empezando por el propio presidente, hasta dirigentes de su partido y miembros encumbrados del gobierno que antes de llegar a la administración pública gritaban a los cuatro vientos y en forma reiterada cuando podían, por ejemplo: que era una locura que México llegara a tanto con los soldados en las calles y que éstos deberían de acuartelarse en sus barracas.
Ahora gritan que es necesario que la tropa ande en las calles y proteja a los ciudadanos, ante la situación de inseguridad que se vive en el país, de la que se deslinda al propio mandatario, argumentando que su gobierno va bien en la lucha contra la violencia y que los conservadores leen las cifras oficiales de otra manera muy distinta a la que ellos tienen, a pesar de que cuando menos hay 85 muertes u homicidios diarias en el país.
Un gran tema es el de la guardia nacional, que prometió, al crearla, que sería igualmente civil con mando civil y qué pasó, que cambio de opinión, -lo que se duda-, ya que es muy probable que su idea de que formara parte del ejército la fue implementando poco a poco, con su razonamiento, en el sentido de que mientras se afiliaba a sus integrantes, estos formarían parte con soldados, a quienes se capacitarían en el tema de la seguridad pública y se evitara violaciones a los derechos humanos, -que se siguen dando-; nunca respetó que la comandancia fuera civil al nombrar a un militar en el mando, por lo que fuimos engañados.
Mucho se ha dicho de que el presidente ve el panorama desde su óptica y se niega a reconocer la realidad que se vive a diario, aunque hay cosas que reconoce como la inflación que va hacia arriba, por lo que buscan la manera de reducirla, aunque también destacan que ya ha disminuido, -bajó 0.1 por ciento en el último mes-y de que, con su verborrea, le da la vuelta a las argumentaciones de quienes si volteamos a ver la vida cotidiana, como pasa con los medicamentos, que cada semana aumentan de precio y que tienen que ser adquiridos por quienes padecen diversos males, ante la incapacidad de su gobierno de proporcionar un adecuado sistema de salud. Solo falta que fracase su plan de IMSS bienestar, como sucedió con el Insabi que falló por no ser atendido adecuadamente.
Hay quienes señalan que este nuevo intento por mejorar este servicio a nivel federal no puede existir al no estar sectorizada a la SSA. Ello va contra la Ley Federal de las Entidades Paraestatales, -buscarán dar la vuelta a las leyes- y le priva a la secretaria de Salud ejercer sus atribuciones de rectoría, sus funciones de supervisión, así como las de control y vigilancia sanitarios sobre los establecimientos de salud adscritos a IMSS-Bienestar. Pero como no se fijan en nimiedades, al pretender implementar sistemas, aunque violen las leyes y la constitución, tal vez, más adelante fracase ante una mala implementación.
Otro punto que es muy comentado, es el de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, caso al que le dan vueltas y vueltas y aún, después de 8 años de este acontecimiento, no hay resultados concretos; se la pasan con dimes y diretes y acusando al gobierno anterior de ser el culpable de esta tragedia, la que se convierte en mega-tragedia ante los efímeros resultados que se han obtenido en este gobierno y los enredos en los que se meten por ineficacia de sus funcionarios.
fermallen@gmail.com
