¿Y las Banderas?…

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Estamos en el Mes Patrio y es costumbre, tradición acendrada, que en los hogares, los autos, los edificios de oficinas o habitacionales, luzcan las banderas tricolores.

Las de México.

Hasta hace unos años, quizá una década, todas se fabricaban en nuestro país.

Pero, China, con su “habilidad” para piratear todo lo bello, comenzó a manufacturarlas y la Secretaría de Economía autorizó la importación.

Mal hechas. Con tela corriente y sintética. Nada que ver con las producidas en empresas mexicanas y por mexicanos.

Por regla general, desde el inicio de septiembre, las banderas tricolores, con el águila mordiendo la serpiente y posada en un nopal, colgaban de los edificios públicos y en las escuelas se adornaban las ventanas con ellas.

Por las calles de toda la ciudad, se hallaban vendedores que, a bordo de sus triciclos, las hacían lucir y eran acompañadas por cornetas, también tricolores.

Una tradición con 2011 años de existencia.

Año con año, los vendedores hacían su agosto con un mes de retaso.

Porque todos queríamos tener una.

Sin embargo, este año, por lo menos hasta ahora me he dado cuenta, son escasas las edificaciones y los autos en los que ondea el Lábaro Patrio.

¿Qué pasó?

Acaso, es pregunta, la cuatroté transformó la tradición.

No hay explicación lógica y racional por la cual hayamos dejado de sentirnos orguillosos de nuestra Independencia. Y de nuestra bandera.

Un símbolo de ser soberanos -porque lo de libres se acota cada día más en este gobierno de 5 años y 10 meses- no puede extinguirse. No debe.

Hace unos años, en restaurantes y bares, era impensable que no se colocaran banderas. Además, el papel picado con los rostros de Hidalgo, Allende, Morelos, la Corregidora, entre otros, formaban largas filas colgando de los techos o alrededor de las ventanas.

Por mis rumbos, en el sur de la Ciudad de México, no he encontrado un vendedor de banderas. Los restaurantes, los pocos que aún sobreviven, no las tienen ni es sus muros exteriores ni interiores. Probablemente los que venden comida mexicana si las hayan colocado. No he ido a ninguno en tres años.

Y los autos, viejos y nuevos, de clase media-baja y alta-alta, tampoco colocaron sus banderas en las antenas, como era la costumbre ni tampoco pegaron alguna en sus medallones.

Por acá, en el rumbo, sobre avenida Revolución, se hallan oficinas del Poder Judicial de la Federación, al igual que sobre Periférico están otras del mismo Poder y algunas de la Secretaría de Infraestructura y Comunicaciones, así como del Fovisste y Tirisste. En ninguna instalación, por lo menos exteriormente, hay banderas.

¿Ya se perdió el sentido del nacionalismo real y se pasó al ficticio y barroco del presente?

Genera tristeza y nostalgia mirar cómo con el paso de los años y los gobiernos alejados del nacionalismo independendentista y revolucionario, la tradición se va perdiendo.

Por lo menos en la Capital del País. 

E-mail:jesusmichelmp@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por RADIO CAÑÓN en el 760 de AM.

 

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