ALFREDO MEJÍA
Mientras en las matinales que tienen un costo de más de veinte millones de pesos diarios, y que son cubiertos con dinero de los contribuyentes, sobre todo, cuando constitucionalmente los impuestos son para el gasto público de una manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes, y revisando las disposiciones legales desde la Carta Magna hasta las leyes secundarias, reglamentos, acuerdos, decretos por ningún lado aparece como gasto público, las conferencias diarias desde Palacio Nacional, por ende esas matinales en principio son ilegales y por naturaleza inconstitucionales.
Desde esa tribuna nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador continúa después de más de tres años haciendo lo mismo, con sus conceptos y ataques divisionistas, que si son los empresarios o a los neoliberales, ahora le tocó al Clero para solicitar al ejecutivo federal cambie su estrategia de seguridad, ya que la delincuencia organizada le asesinó a dos de sus representantes, esa delincuencia que tanto protege el oclocrata de palacio, y desde ahí Obrador les llama hipócritas, que porque en el pasado, se quedaron callados, a lo cual la Iglesia católica le mostró decenas de pruebas por violaciones a sus derechos desde tiempos de Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, Peña Nieto y por supuesto a López Obrador y el que se quedó callado después de ello, fue el inquilino mentiroso.
Con sus conflictos y frentes que él mismo inventa, continúa con la descomposición inarmónica que debiera existir entre la Sociedad y el Estado, relación simbiótica que cada día la divide más, la confronta, la humilla y en los verdaderos problemas del país, su ejercicio del poder es ineficaz e ineficiente, llevándolo con sus decisiones absurdas a un crecimiento negativo en los tres años anteriores, crecimiento que vamos a necesitar para afrontar lo que viene. López Obrador y su ignorancia hará que este impasse económico que se avecina, deje huellas profundas y afecte más a los grupos vulnerables sobre todo a sus pobres que cada año se suman más a las estadísticas, nadie le romperá ese récord…
Despacio, lento y en silencio, otro de los monstros apocalípticos de la economía empieza a asomarse en las economías del mundo y por supuesto México no será la excepción.
La inflación ya del 7.99% está haciendo añicos los planes, las estrategias y los proyectos que diversos países han preparado para enfrentar al otro monstro económico, llamado inflación, que está rompiendo con todos los intentos de crecimiento después de un año inerte económicamente hablando (2019) dos años de pandemia (2020-2021) que no deja de terminar y se suma otro factor a la debacle en materia económica que puede venirse próximamente. Sin duda, los panoramas son inequívocos y las consecuencias certeras, ¿realmente ante una recesión económica estará preparado el mundo y por supuesto México?
Por otro lado, la desaceleración de la economía mundial, que está entrando en lo que podría convertirse en un período prolongado de escaso crecimiento y elevada inflación, según el último informe Perspectivas económicas mundiales elaborado por el Banco Mundial. Este contexto aumenta el riesgo de estanflación, con consecuencias potencialmente perjudiciales tanto para las economías de ingreso mediano como para las de ingreso bajo, donde se localiza México.
Los datos de los índices económicos que se están generando, como lo es una disminución generalizada de la actividad económica -ante el embate de la inflación- con una tasa interanual al alza para combatirla, haciendo más caro todo, de lo que de por sí ya estaba por la Pandemia, la baja del Producto Interno Bruto, la actividad comercial e industrial ya comporta un descenso de los salarios, de los beneficios y del empleo, una recesión es inminente, con ello, un menor consumo, aunque haya mayor oferta, pese a la inflación, ello tiende a reducir los márgenes de maniobra del sector primario de producción, como la agricultura, ganadería, pesca, rompiendo las cadenas de valor y suministro, así como a los demás sectores, también romperá de nuevo los ciclos, cuando apenas estaban en un sensible crecimiento.
Es muy probable (de acuerdo con los datos publicados) que el PIB del cuarto trimestre se vaya a contraer respecto al tercer trimestre, que también mostrará una caída. Esto implica una posible recesión y una recuperación en forma de «W» para la economía mexicana.
Y por si fuera poco, la recuperación esperada en 2022 no contará más con la ayuda del efecto base de comparación del año previo; al contrario, presentará mayores dificultades para igualar o superar los rebotes estadísticos del primer y segundo trimestre del año, donde la inflación lleva una espiral ascendente que no detiene nada ni nadie, ni siquiera el pacto cuatro T que se inventó López Obrador con algunos empresarios, y que ningún efecto ni relevancia tuvo, precisamente porque no hay un plan contra cíclico que reduzca los efectos de esa espiral inflacionaria. El continuar otorgando las ayudas y beneficios electorales que no sociales a diversa población en efectivo, eso aumenta la masa monetaria en circulación y por supuesto actúa como generador de mayor inflación.
Por lo tanto, es de considerar, que el estado federal en su rectoría de la economía del país debe activar algo parecido a un Plan de Choque ante la inminente recesión a finales del presente año, que paulatinamente ha iniciado ya en diversos sectores, donde la contracción es mayor y desalentadora.
Observamos, tasas altas para contener la inflación, que desalienta la inversión. Diversos países del mundo lo han hecho y no ha funcionado, uno de ellos, Estados Unidos de Norteamérica, y si ellos no la contienen, rebasará la frontera y de lleno golpeará a la economía mexicana; dinero más caro, que obviamente nadie utilizará, sobre todo el relativo a las tarjetas de crédito que están indexadas a dicha tasa referencial, por lo que el gasto deberá ser menor; disminución de las cadenas de suministro y por supuesto, las de valor, en las que rompiéndose un eslabón, de forma mediata, encarece la enajenación y prestación de bienes y servicios en cascada y con ello vendrán los despidos y pérdidas del empleo; la Incertidumbre, crea un ambiente errático y hasta pánico en los inversores; baja del precio de las acciones, en las unidades económicas empresariales; pérdida de confianza del consumidor, gastando menos.
En México, la situación económica no es uniforme, está experimentando diversas variaciones a lo largo del tiempo que pueden ser aún más peligrosas, de carácter ascendente o descendente, de acuerdo con el dinamismo que se reflejen en sus principales indicadores económicos PIB, empleo, inflación, estanflación, recesión, depresión, tasa de interés, tipo de cambio, etcétera.
Sin embargo, en México carecemos de un verdadero liderazgo en materia económica, política fiscal y monetaria, lo que ha provocado que se desconozca el rumbo que tomará el presidente Andrés Manuel López Obrador, sobre todo, no siendo líder y desconociendo por completo esta materia. No ha llevado ningún plan ni estrategia por su divisionismo total con el empresariado mexicano, quedando ya solo 27 meses de su administración, tiempo insuficiente para iniciar un rumbo ascendente en la economía, y si bien nos va, terminaremos con un crecimiento del 1.5% muy deteriorado que nos llevará a otro año negativo en el PIB. Lo que sin duda ha empobrecido a gran parte de la población y seguirá aumentando en un promedio de dos a tres millones de pobres anualmente.
Sabemos que el régimen oficialista y su líder López Obrador, sin pobres no tendría razón de ser. Asimismo, si al autócrata de palacio se le quitan los recursos para sus matinales, quedaría tan expuesto, que parecería un hombre invisible, por ello, se canaliza tanto dinero público para que aún se siga viendo en el espejo.
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