Industria refresquera de NL acapara agua, denuncia Greenpeace

El consumo de agua de la industria refresquera en Nuevo León podría satisfacer las necesidades de abastecimiento de alrededor de un millón y medio de personas, la quinta parte de la población de la entidad, por lo que en un panorama de incertidumbre de disponibilidad de agua ante el cambio climático, el esquema de concesiones de aguas nacionales debería ser replanteado, señaló Greenpeace.

En la publicación la semana pasada del Acuerdo de inicio de emergencia por sequía severa, extrema o excepcional en cuencas para el 2022 -que cada año emite la Comisión Nacional del Agua-, se consideran medidas para limitar temporalmente los derechos de grandes usuarios del agua, como las industrias, con el fin de abastecer agua para uso doméstico y público urbano a las poblaciones que se encuentren sin líquido por efecto del estado actual de sequía, recordó la organización.

En un comunicado indicó que aunque el acuerdo establece la posibilidad legal de que las industrias concesionarias de agua puedan ceder una parte de los volúmenes que tienen disponibles, estas disposiciones no son de carácter obligatorio, lo cual implica que las industrias tienen la decisión final y discrecional de entregar o no el agua que tienen concesionada.

Recordó que en Nuevo León operan industrias en cuyas operaciones extraen más de 10 millones de metros cúbicos de agua, como es el caso de la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, filial de la holandesa Heineken que cuenta con una concesión de 6.9 millones de metros cúbicos, para productos de Coca-Cola son un poco más de 2 millones de metros cúbicos y Topo Chico 1.2 millones.

Agregó que el cambio climático ha propiciado que las sequías del actual periodo de estiaje sean mucho más largas e intensas en el norte del país, como es el caso de Nuevo León, donde los focos de alerta se encendieron cuando las principales presas que abastecen de agua a Monterrey, La Boca y Cerro Prieto, registraron volúmenes mínimos históricos desde que comenzó el año.

Las medidas que el gobierno de Nuevo León ha adoptado no resuelven el fondo del problema, como las acciones de “bombardear las nubes con yoduro de plata para que llueva, o replantear la posible restauración del proyecto Monterrey VI, un ducto de más de 300 kilómetros de longitud para trasvasar agua del río Pánuco a la entidad”.

En varias ciudades del país la falta de control del crecimiento urbano, “ha disminuido drásticamente las zonas de valor ambiental que son indispensables para afianzar la infiltración pluvial en los acuíferos y lograr una mayor disponibilidad de agua para la población. En tanto no se tomen medidas tanto urgentes, como a largo plazo y asignando responsabilidades de manera clara y obligatoria, veremos más casos como Nuevo León”.

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