Los Dados de Dios
NIDIA MARIN
Una vez más, las amenazas en menos de tres años. Hay persistencia en hacer daño y vengarse.
Hoy que sobre la UNAM aparecen nubarrones teledirigidos desde Palacio Nacional y, una vez más, como tantas otras en su historia, dar por concluida la autonomía para sujetarla a los caprichos autocráticos o sexenales, la rebeldía se presenta.
Sí, el sueño actual más sentido del zocalino personaje que le está haciendo un daño, en muchos renglones irreparable, a México, es que su Alma Mater sea Morena, sea suya completamente y sin pretextos como el de la (según él) lesiva idiotez de la autonomía.
Desde la calle de Corregidora o desde el Balcón Central se ha tomado rumbo para desmantelarla de libertades y transformarla en la propiedad gubernamental de los próximos siglos.
¿Ese sueño de opio será transformarla a imagen y semejanza de las de Venezuela, donde las quemas de miles de libros son constantes y las reducciones de las libertades académicas, de autonomía y derechos como la libertad de asociación, de pensamiento y de expresión han sido cercenadas desde el gobierno?
Pero tal situación crítica no solamente se ubica en aquel país sudamericano, sino también en Cuba, Nicaragua y amenaza a México.
Hoy, ante las amenazas, expondremos los pensamientos de algunos rectores que, como el actual, han defendido a la institución de los constantes amagos que la acechan.
De los 8 rectores de la denominada “Autonomía Plena” (Manuel Gómez Morín, Enrique O. Aragón, Fernando Ocaraza, Balvino Dávalos, Luís Chicho Buerne, Gustavo Baz Prada, Mario de la Cueva y Rodolfo Brito Foucher) por ejemplo, señalaremos en primer lugar (gracias al libro Discursos de Toma de Posesión de los Rectores de la Universidad Nacional Autónoma de México 1910-2011, editado por José Roberto Gallegos Téllez Rojo) una parte de las palabras de Baz Prada:
“Yo invito a todos los universitarios, dejando cualquier grupo en que se hubieren colocado, conserven exclusivamente su carácter de universitario y como universitarios trabajemos por la común idea de hacer de la Universidad algo muy grande; yo invito a todos mis amigos, a todos los universitarios, a que esta labor consciente y seria, la llevemos a cabo poniéndonos constantemente de acuerdo, de manera que la labor sea fecunda en la Universidad, si tenemos lacras, una herencia de lacras que es preciso curar, quizás mi carácter de médico y espíritu de cirujano me sirvan para ir a buscar en la causa de los males y poderlas extirpar para siempre de la Universidad Nacional de México”.
BARROS SIERRA
ANTES DEL 68
Otras sentidas palabras, en este caso las del rector Javier Barros Sierra:
“Sin embargo, debe entenderse bien que la Universidad, como mexicana, así aspire cual debe hacerlo a una constante superación de sus calidades académicas, no puede ser privilegiado claustro de perfecciones, radicalmente distinto de su entorno, sino tan sólo —y es mucho— el espejo del mejor México posible en cada instante, con sus excelencias, pero también con una no escasa porción de sus defectos. Lo que importa, en suma, es que esta casa de estudios sea representativa de lo nacional; pero a la vez progresista en el más alto grado”.
UNO DE LOS GRANDES:
IGNACIO CHAVEZ
Y qué decir de parte de lo dicho por el rector Ignacio Chávez:
“En materia profesional necesitamos formar hombres de hoy, con la ciencia y la técnica de hoy y no con la de ayer. Firmes en sus bases, ricos de doctrina y seguros de su técnica, capaces de adaptarse a los cambios rápidos de la ciencia de nuestro tiempo. Hombres que entiendan que más importante que el saber en sí, es conocer el camino de acrecentarlo y de rectificarlo. Hombres que salgan a la vida con la capacidad de asumir bien su función profesional y no de simularla. Hombres que, siendo servidores eficaces del país, sean capaces de convertirse mañana en sus dirigentes. En materia cultural necesitamos depurar y elevar nuestros estudios del bachillerato y después todas las disciplinas que dan reciedumbre intelectual y moral.
“Huir del simple aprendizaje sin crítica y sin valoración. Convencernos de que la cultura, como dice un Lagneau, no es sólo saber resolver. Necesitamos, además, si su cultura ha de ser genuina, formar juventudes que se preocupen de los problemas de su tiempo y de su medio; que no se sientan ajenos a los hombres de todas las latitudes, sino, al contrario, ciudadanos del mundo.
Y además:
“Viviremos también una vida libre. Libre el pensamiento y libre la discusión científica. Como expresión final de esta filosofía, libre la cátedra. Si universidad es universalidad, aquí deben fluir todas las corrientes del pensamiento y someterse a estudio y a crítica todas las ideas. El sitial del maestro le asegura el derecho y aun el deber de someter al análisis todas las doctrinas. Sólo hay un límite para este derecho, el de no convertir el sitial de maestro en tribuna al servicio de intereses extraños, ajenos al interés científico y sólo inspirados en afán de proselitismo”.
EL GRAN DOCTOR
SOBERON ACEVEDO
El apreciado doctor Guillermo Soberón Acevedo:
“Pero también hay que decir lo que no es la Universidad. No es una arena de violencia en la que se diriman cuestiones extrañas y se trasminen intereses aviesos. Y, mucho menos, un partido político. Sin embargo, es función de los universitarios ser críticos de la sociedad y de sus sistemas económicos y políticos. Para ejercerla, cada miembro de la Universidad debe propiciar el ambiente idóneo en el que pueda catalizarse la libre expresión del pensamiento y la consiguiente libertad de cátedra. No intentaremos definir el concepto de autonomía, ya lo han hecho destacados maestros. Creemos que ella está en la esencia misma de la Universidad. La ejercitaremos y no la mistificaremos”.
UN ERUDITO RECTOR
CARPIZO MACGREGOR
Y el gran Jorge Carpizo MacGregor:
“La Universidad es comunidad de maestros y estudiantes, de investigadores y empleados, de profesionales y técnicos egresados de ella.
“La Universidad es lugar donde se da información y se forma a los profesionistas que el país necesita; donde se cuestionan, modifican e incrementan los conocimientos, y se preserva y enriquece la cultura como una manera de nuestra identidad nacional.
“La Universidad es el espacio donde se discuten todas las corrientes de pensamiento.
“La Universidad es diversidad, diversidad de posiciones, actitudes, tendencias, estilos de vida y afanes distintos.
“La Universidad es libertad de cátedra y de investigación; por ello debe estar libre de todo dogmatismo y libre de una hegemonía ideológica.
“La Universidad es parte de la conciencia crítica nacional, ejercida con la finalidad de continuar perfeccionando al país y alcanzar el México que todos queremos: mejor y más justo.
En este sentido la Universidad no puede ser sólo crítica sino ha de ser fundamentalmente propositiva; ha de ofrecer soluciones y plantear alternativas para superar los problemas nacionales.
“Tiene que ser una Universidad preocupada por la sociedad, capaz de entenderla e impulsarla. En una palabra, la Universidad debe estar cerca del país, cada día más cerca.
“La Universidad es autónoma porque, dentro del marco de la Constitución Política y de la ley, decide sus planes y programas docentes, de investigación y de extensión de la cultura; nombra a sus autoridades y legisla en los aspectos internos.
“La autonomía universitaria es garantía constitucional ligada entrañablemente con la definición de democracia del propio artículo tercero de la ley fundamental: la democracia no es sólo estructura jurídica y régimen político, sino sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo. La relación entre Universidad y Estado debe ser de gran dignidad, de respeto mutuo y de comunicación.
“La meta y las finalidades, dentro de la esfera de sus competencias respectivas, son las mismas: un México más independiente, más justo y más libre. Especialmente con las autoridades educativas nacionales, y con las universidades de México y de América Latina, se buscará un constante diálogo con el fin de hacer frente a problemas que nos son comunes”.
Deje a la Universidad en paz. Cumpla con lo que usted le corresponde. No busque más problemas.
¿Estamos Señor Presidente?