*Está en Morelos y es Turisteando Como lo Encuentran
*La Explanada Municipal se Convierte en Gran Restaurante
*Puro Sabor: Carne de Jabalí, Venado, Conejo y Cordero
*Y También hay Micheladas, Chamoyadas y Tlayehuiadas
*Mick Jagger, de The Rolling Stones, Comió una Tlaltequeada de Chapulines
*Pero no le Entró a las Chicatanas, los Ahuautles, Teponastles y al Mole Rosa
SUSANA VEGA LÓPEZ,
Enviada
TEPOZTLÁN, Morelos.- Y si de turistear se trata, ¿qué te parece un paseo, pero ahora de sabores?, ¿dónde?, en la explanada municipal de Tepoztlán y sus alrededores, donde hay más movimiento los sábados, domingos y días festivos pues los lugareños ofrecen antojitos y comidas locales, vegetarianas y prehispánicas.
El lugar se llena de bullicio, de música, de turistas nacionales y extranjeros, así como de pobladores que llegan a comer en los puestos de fierro con techos de plástico del mercado o en algún restaurante u hotel que ofrecen todo un festín gastronómico.
Aquí, en este pueblo místico enclavado en la parte norte de Morelos, a 17 km de la ciudad de Cuernavaca, puedes encontrar comida tradicional mesoamericana, prehispánica o la comida tlahuica, endémica de Morelos.
Entre la mesoamericana se encuentran platillos elaborados con carne de jabalí, venado, conejo y cordero, por citar algunos. Con respecto a la tlahuica están los itacates, quesadillas, gorditas, tacos de cecina de Yecapixtla, tlacoyos, sopes, tacos vegetarianos, pancita, enchiladas y más, que se pueden acompañar de una rica salsa de tamarindo, jamaica, piña, cacahuate, cáscara de tuna, maracuyá, mango, aguacate con aceite de oliva, de chile morita con chile de árbol, además de las normales (verde y roja) que son todo un atractivo que invita a probar estos picantes.
El itacate es de los más solicitados pues es una especie de gordita de masa con manteca, queso y sal en forma de triángulo a la que se le puede rellenar con diversos guisados (chicharrón, queso, tinga de pollo o tinga de carne de res o flor de calabaza) o con chapulines, sí, de insectos comestibles. O bien optar por un itacate sencillo salseado o servido con arroz y frijoles. El precio: de 20 a 25 pesos.
Y para bajar o pasar la comida hay puestos de agua, jugos, licuados, refrescos, así como micheladas, chamoyadas, mojitos de maracuyá, mango, fresa, guayaba o mazapán. Llaman la atención los cantaritos que son jarros de barro de a litro en donde te sirven preparados de tequila, mezcal o pulque.
¿Qué tal una tlayehuiada?, un agua que lleva la fruta machacada a la que no se le agrega nada de azúcar. Todos los ingredientes son de la región, del municipio de Tepoztlán. Para elaborarla se buscan las frutas más maduras. El precio es de 50 pesos el medio litro.
En esta ocasión encontramos tres vitroleros: uno de agua de zarzamora, higo, fresa, guayaba y arándanos, que son cinco frutas que representan los ecosistemas del pueblo de Tepoztlán; otro, de agua de maracuyá con mango y mandarina criolla y; uno más, de agua de limón con hojas de Stevia y yerbabuena.
Santiago Sebastián, quien atiende un puesto, explica a Misión Política que ahí llegó a comer, en 2016, el cantante Mick Jagger, del famoso grupo musical de Londres The Rolling Stones, atraído por la oferta gastronómica y asegura que comió una tlaltequeada de chapulines con hongos de casahuate y cebolla asada. Otro poblador asegura que el vocalista comió cordero y mezcal.
Cabe mencionar que con este guiso la familia de Santiago Sebastián ganó el Premio Nacional en Gastronomía Prehispánica. Es una especie de tortitas de papa capeada.
El joven Santiago habla de la comida que ofrece preparada con insectos como los escamoles, las chicatanas, los ahuautles, teponastles, así como el mole rosa que es preparado con jugo de granada natural, nuez de castilla, pinol de miel rojo; y el mole de amaranto que contiene siete ingredientes, así como de las pechugas a la plancha o a la Popocatépetl, por citar algunos platillos.
También le piden mucho los chiles rellenos de: chapulines, chicatanas, cocopache, acociles, ahuautle y escamoles estos dos últimos también llamados caviar mexicano o caviar prehispánico.
En cuanto a las tlaltequeadas, las hay de: hoja de chaya con zanahoria y flor de calabaza; betabel, pétalos de rosa de castilla, flor de Jamaica, tallos de apio y avena tostada; de quintoniles con hojas de alache y hojas de cenizo; bolita de siete semillas con arándanos; nopalitos con verdolagas; berros germinados, alfalfa y hoja de moringa; huauzontle con hoja de alache; chile seco relleno de queso prensado; yuca, pera asada, manzana y coco rallado y; plátano, piña con arándanos, ajonjolí y amaranto.
El queso, precisa Santiago, se prepara a la manera tradicional en morral de yute y los costos van de 150 pesos el platillo, hasta los más exóticos que van de 350 en adelante según los ingredientes.
Cabe señalar que algunos productos son de temporada como los escamoles (nombre náhuatl que significa azcatl, hormiga y mol, guiso). Son los huevecillos o larvas de hormigas que se recolectan a principios de febrero y hasta finales de abril. Son ricos en aminoácidos, vitaminas B y en minerales como sodio, potasio, fósforo, magnesio y calcio. Se le conoce como el caviar mexicano o prehispánico.
En tanto, el ahuautle (del náhuatl atl, agua y huauhtli, amaranto) es el huevo de la chinche de agua que también se le conoce como Axayácatl. El también conocido como el caviar azteca se recoge a partir de julio y hasta octubre. Dicen que fue uno de los platillos preferidos por Moctezuma. Contiene más proteínas que la carne roja. Dicen que su sabor se parece al del camarón.
La chicatana es la hormiga reina que tiene alas y sale en época de lluvias. Se recolectan y preparan con recetas tradicionales.
El cocopache es un insecto familiar de las cigarras que nacen en los encinos de San Juan Tlacotenco; es una chinche del mezquite, rico en proteínas. En tanto que los acociles son una especie de camarones que nacen en agua dulce. El chapulín, son los insectos que abundan en el campo.
Los puestos del tianguis ofrecen un fruto redondo de cáscara dura que desde la época prehispánica se ocupa para fines medicinales pues ayuda a limpiar el sistema respiratorio: el cuatecomate. Para ello necesita una preparación: se le hace un orificio al que se le agrega alcohol o mezcal y se deja reposar durante 30 días -sin que les dé el sol- para que sus semillas suelten todos los beneficios y el enfermo comience a tomar el jarabe. Al cuatecomate también se le conoce como guaje cirial.
Al caminar por las empedradas calles de este pueblo mágico salen al paso establecimientos que ofrecen masajes relajantes, descontracturantes o para nivelar los chacras; tiendas que venden licores varios, mermeladas naturales, salsas, aceites, chocolates, dulces típicos, así como diversas artesanías, ropa, calzado, plantas comestibles y de ornato. Por supuesto que son famosas sus nieves y sus raspados.
Cabe señalar que en el Pueblo Mágico de Tepoztlán se construyó, en el siglo XII, el majestuoso ex convento de Nuestra Señora de la Natividad, declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Tepoztlán se ubica en una zona natural protegida y en lo alto del cerro sagrado del Tepozteco se encuentra una zona arqueológica que data del siglo XII y que fue dedicada al dios de la fertilidad.
Entre los sitios que se pueden visitar están: el Ex Convento de la Natividad, sitio arqueológico el Tepozteco, museo Carlos Pellicer, y, ¡claro! el mercado tradicional. Y para quienes les gusta el turismo de aventura pueden realizar senderismo, rappel y espeleleísmo.