La Imprenta Revolucionaria

* Sorprende el Amago de un Gobierno que se Dice Democrático

* En Ningún Caso Podrá Considerarse Delictuosa la Crítica

* La libertad de Imprenta, Irreversible; es un Artilugio Maravilloso

 

POR EZEQUIEL GAYTÁN

 

Johannes Gutenberg (Sacro Imperio Romano Germánico 1400-1468) revolucionó al mundo al inventar la imprenta con tipos móviles hacia el año 1440. Desde entonces su genial idea se expandió por el universo de las ideas y con ellas el conocimiento. Lo interesante es que hubo quien se opuso a tan magnifica máquina, pues a muchos políticos y sacerdotes encumbrados de la época les pareció peligroso el conocimiento debido a su consecuente sentido crítico.

En la medida en que los libros empezaron a proliferar también se desplegó la idea de la educación universal y el mundo de las ideas políticas. De ahí que surgieron dos posiciones contrarias al respecto. Hubo gobernantes que decidieron impulsar la educación y fueron poco asiduos a la censura y gobernantes que se inclinaron hacia la idea de gobernar a pueblos incultos e iletrados. Tristemente muchos países latinoamericanos en la década de los años setenta del siglo pasado aún impulsaron esa idea fascistoide de destruir las imprentas.

Por lo que respecta a nuestro país, la Constitución ampara la libertad de expresión en su artículo seis al precisar que la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial y administrativa. Es cierto que aún está vigente la Ley sobre Delitos de Imprenta expedida por el primer jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza y publicada en el Diario Oficial de la Federación el 20 de mayo de 1917. La cual ha sufrido reformas y, aunque desde mi punto de vista debe ser actualizada, su artículo sexto dice a la letra: “En ningún caso podrá considerarse delictuosa la crítica para un funcionario o empleado público si son ciertos los hechos en que se apoya, y si las apreciaciones que con motivo de ella se hacen son racionales y están motivados por aquellos, siempre que no se viertan frases o palabras injuriosas”. De lo cual se concluye que la crítica está permitida y amparada.

Por lo anterior la imprenta es un invento revolucionario que representa un bastión de libertad. Afortunadamente ya no es posible destruirlas como antes se podía porque eran de hierro, maderas, tinta y papel y estaban en talleres y sujetas con tornillos al piso. Ahora son electrónicas y son millones de hogares mexicanos los que tienen impresoras en sus respectivas viviendas. Y, sin embargo, las amenazas y los amagos en contra de lo que representa ese invento siguen siendo objeto de malestar gubernamental en algunas naciones.

La revolución del conocimiento, sobre todo del científico, es algo indetenible e imbatible. Lo mismo podemos asegurar de lo que llamamos libertad de imprenta, ya que hoy en día los gobiernos no pueden destruir y callar a las voces disidentes. Ese gran invento es producto de la inteligencia y la creatividad de los seres humanos a fin de ser imaginativos, innovadores y libres de los caprichos de los dioses y sobre todo de las personas endiosadas y engreídas.

Nos corresponde ser consecuentes con todos aquellos que con pluma, tinta y papel acudieron a las imprentas con el propósito de defender la libertad. Hoy divulgamos nuestras ideas y habrá quien coincida y quien no. Pero la libertad de imprenta, aunque ya no se utilice esa categoría, es la representación de la vanguardia incansable ajena al servilismo y al acartonamiento. La rebeldía a la manipulación de los datos significa la lucha contra la ignorancia y la crítica al gobierno por su desdén hacia la ciencia. Los dominios de la verdad no están necesariamente con la prensa, tampoco con el gobierno; los encontramos en el debate de las ideas que no descalifican, que no acusan sin pruebas y que se sustentan en los hechos. La imprenta es una llave que nos abre la puerta a mundos de tragedias y comedias, de reconocimientos y vituperios, de burlas y elegías. Es la personificación y materialización del lenguaje con todas sus acepciones, hazañas y situaciones.

La libertad de imprenta es irreversible porque es un artilugio maravilloso que se transformó en un componente del dominio público y ya no necesariamente una máquina sujeta a un lugar físico. La riqueza del invento es la representación de la tradición humana siempre exploratoria de nuevos horizontes. Hoy es de alguna manera una máquina metafórica repleta de embriones y episodios de diversificaciones vastas, variada e infinitas.

Sinceramente me sorprende que un gobierno que se dice democrático y respetuoso de las libertades, entre ellas, la de imprenta, la amague constantemente al elaborar listas de periodistas y medios que discrepan de las ideas del gobierno. Tal vez se deba a que más que una transformación, como fue la imprenta, se trata de una contrahechura ideológica a la libertad y a la crítica. Pero ni así podrá con la imprenta revolucionaria.

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