¿Está Moralmente Derrota la Oposición?
No le Alcanzan los Votos Para la Eléctrica
Se Cobija en Acciones de Cárdenas y López
ALBERTO ALMAZÁN
De aquella celebrada frase “la oposición está moralmente derrotada” a la de “rebélense y pónganse del lado del pueblo”, hay una diferencia abismal y podría representar el nerviosismo presidencial en dos vertientes: la revocación de mandato que, se estima, no le caerá como anillo al dedo y que la reforma eléctrica se estanque, se frene y se vaya a la congeladora.
Fueron tres años de defenestrar a las oposiciones integradas por PRI-PAN-PRD, cuyas bancadas en la pasada Legislatura tuvieron una voz opaca y unos débiles votos que, en el mejor de los casos, sirvieron para fortalecer la mayoría abrumadora y calificada que obtuvo Morena y sus aliados durante las elecciones de 2018 y en las que resultó electo el candidato de la Alianza Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López.
Desde el momento en que el Tribunal Electoral confirmó su triunfo y el virtual control del Poder Legislativo -mayoría calificada en la Cámara de Diputados, mayoría simple en el Senado de la República-, el presidente electo inició una devastadora campaña en contra de, sobre todo, el PRI y el PAN, partidos que han compartido, con sus candidatos triunfadores, la Silla del Águila. Cotidianamente acusaba que los gobernantes del pasado, a partir de 1982, impusieron el neoliberalismo, saquearon las arcas nacionales, abrieron las puertas a la inversión extranjera en rubros estratégicos: petróleo, energía eléctrica y minería, entre otras; no cesaba y no cesa, de decir que la corrupción permeó todos los niveles de gobierno y los tres Poderes de la Unión.
Mil 45 días escuchando la burla surgida desde Palacio Nacional o en los mítines sobre las oposiciones. Insistía en descalificarlas, no son razón en diversos asuntos, y se negó a escucharlas para cualquier cosa. Emuló a Carlos Salinas de Gortari, el segundo adversario que le quita el sueño, porque el primero es Felipe Calderón Hinojosa, y prácticamente les dice: ni los veo ni los oigo.
TRES AÑOS DE
SUS TRIUNFOS
Aunque en la LXIV legislatura batalló para que sus iniciativas de reforma constitucional fueran aprobadas, las negociaciones realizadas por Ricardo Monreal, jefe político de Morena en el Senado, con sus pares coordinadores de las bancadas de oposición: PRI, PAN, PRD y eventualmente con MC, permitieron avanzar en los deseos presidenciales.
El presidente de la República repetía constantemente que las iniciativas de reforma constitucional las enviaría a partir de su tercer año de gobierno, aceleró el paso desde la anterior legislatura.
Las condiciones estaban dadas. No eran óptimas. Sí mejores que ahora.
En la Cámara de Diputados su partido y aliados, avasallaban a las bancadas minoritarias. No les daban el privilegio, siquiera, de ser expositores en la Tribuna parlamentaria. Hablaban, sí, pero en el desierto. Nadie las escuchaba.
Hoy, las elecciones del 6 de junio modificaron la composición en San Lázaro y Morena y aliados perdieron la mayoría calificada.
A diferencia de Monreal, el coordinador de los diputados de Morena, Ignacio Mier Velasco, es “rudo” y tiene poca capacidad de negociar las iniciativas que le interesan al presidente López. La prueba más evidente es la reforma eléctrica-energética, que ha pasado 8 meses estancada.
Se planteó y realizó el parlamento abierto al que acudieron decenas de expertos, académicos, técnicos y pese a argumentos sólidos, todos fueron desechados.
El tiempo apremia y el presidente López ya lanzó la orden: la iniciativa deberá pasar sin cambiar una coma. Tal cual se hizo durante la pasada legislatura.
Con una bancada del PAN fuerte compuesta por 114 legisladores y con los del PRI, 70 y del PRDS, 15, el bloque opositor alcanza los 199 curules. La suma de los 23 de MC -un partido que no alcanza a definirse si está o no con el proyecto del presidente López- le complican la vida a Mier Velasco que, hasta ahora, no ha podido comprometer a ninguno de los 199 para que le otorguen los 57 votos que le faltan para aprobar la reforma eléctrica.
A estas alturas, cuando en plena Semana Santa se dictamine para ser discutida en el Pleno, no hay certidumbre en el presidente de la República ni en los legisladores de Morena de que será aprobada.
De ahí el llamado presidencial a los diputados del PRI: REBÉLENSE.
Una expresión inusual y nada políticamente correcta.
El Jefe del Ejecutivo federal apuesta al olvido. Quiere borrar las ofensas con el argumento de que su reforma es para servir al pueblo, desechar a los ladrones que producen energías limpias y fortalecer a la CFE. Les recuerda a los diputados tricolores que tienen ante sí la oportunidad de seguir los ejemplos de Lázaro Cárdenas del Río y Adolfo López Mateos.
Antes de llegar a la que parece orden o súplica, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, rompió la relación con el PAN, a cuyos dirigentes canceló el compromiso de establecer 7 mesas de trabajo para afinar acuerdos que beneficien al país.
La insistencia es manifiesta. Al presidente le urge que la reforma sea aprobada.
¿Logrará su propósito? La respuesta se sabrá cuando haya dictamen y sea subida al Pleno. Se sabrá si la oposición es fuerte o está moralmente derrotada.