Arte, Cultura y Propaganda en Tiempos de Guerra

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

En dos sucesivos artículos y en las dos semanas pasadas he tratado la historia de la guerra en el mundo occidental del cual México como república independiente forma parte, y en el segundo señalé someramente las implicaciones económicas resultantes de las guerras que han llevado a cabo los imperios desde el tiempo de Roma hasta imperialismo tecnológico en el actual mundo de la globalización; una y otra interpretación tienen lecturas a propósito acerca de la guerra entre Ucrania, la Comunidad Europea y Rusia. Ahora, en esta tercera entrega, señalaremos “los aspectos culturales” que siempre han estado presentes en los conflictos bélicos y que en la actualidad se magnifican por la muy diversa influencia y vías que ejercen los medios de comunicación.

En el mundo antiguo los frisos egipcios y babilonios dieron cuenta de las hazañas guerreras que sus respectivos reyes o emperadores llevaron a cabo en contra de pueblos diversos: en algún momento se representaba al monarca y al pueblo sometido. Siglos después las columnas romanas relataron las campañas militares de algunos de sus emperadores y ya en la modernidad occidental muchos pintores realizaron enormes lienzos donde por igual se representaron batallas navales, derrotas como “La rendición de Breda” y retratos, como comandantes victoriosos, a toda la gama de reyes europeos que durante milenio y medio se han estado haciendo la guerra. Las menos, han sido las pinturas como las del alemán Otto Dicks, que retrató a los mancos, tuertos y sin piernas soldados de la Primera Guerra Mundial, porque como decía un meme español hace días: la guerra la hacen los ricos, pero la pelean los pobres que siempre salen lastimados.

La ciudad de Berlín tiene una columna que conmemora las tres guerras: contra Dinamarca, Austria y Francia que convencieron a las diversas casas reinantes alemanas se aglutinaran en torno a los prusianos Hohenzollern y surgiera el llamado Imperio Alemán. El Arco del Triunfo en París y su fuego votivo recuerdan las guerras donde Francia ha estado involucrada, sin olvidarnos de Los inválidos que contiene el catafalco del Gran Corso o el novísimo barrio parisino de La Defensa. En cuanto a Rusia tiene dos epítomes guerreros, la obra sinfónica “1812” compuesta por Piotr Ilich Tchaikovki y los diversos monumentos más el desfile anual que conmemoran la Guerra de Liberación librada contra la Alemania nazi y sus aliados fascistas como rumanos y búlgaros. Como último ejemplo, pero sin agotar el tema, se encuentran los múltiples monumentos ingleses que recuerdan las dos participaciones en la Guerras Mundiales, el desfile londinense del 11.11.11 y qué decir del Imperial War Museum, que como su nombre lo dice, va narrando los diversos conflictos donde la pérfida Albión se vio comprometida en sus guerras coloniales-imperiales. 

Todos estos ejemplos narrados líneas arriba sirvieron en su tiempo para conmemorar y recordar momentos guerreros; eran un forma de propaganda. Actualmente forman parte de la cultura histórica de Occidente, pero también la podríamos extender a la historia bélica de China con sus vecinos Corea y Japón, del Medio Oriente con sus conflictos entre cristianos y musulmanes, luego árabes e israelíes. Y en el caso del continente americano, por igual los parques nacionales en Estados Unidos que rememoran las batallas de la Guerra de Secesión; “Remember de Alamo”  en San Antonio Texas; el monumento a los Niños Héroes en Chapultepec como las batallas por la independencia en Cuba, la guerra del Pacífico y la guerra del Chaco entre otras que enfrentaron a varios estados latinoamericanos. Tales ejemplos, desde los tiempos de Ramses II, los ejércitos del español Felipe II, la carga de la Brigada Ligera durante la guerra de Crimea o las películas “Puente sobre el rio Kwai”, “Apocalipsis Now”, “La delgada línea roja” y un larguísimo etcétera han sido productos culturales y han servido como formas de propaganda para engrandecer a un bando, denostar al otro, prevenir de los horrores de la guerra, o bien recordarnos una y otra vez de lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial. Y que como terca realidad aparecen hoy en día en la guerra ucranio-rusa porque el hombre es hombre, no necesariamente ha evolucionado a pesar de lo que ha dicho el pensamiento ilustrado, los resentimientos son centenarios y los afanes imperiales contemporáneos, de unos y otros son iguales a lo que pretendía Carlo Magno, Isabel primera de Inglaterra y Luis XIV por nombrar a algunos de los más conspicuos.

Reiteramos, en la tesitura de la actualidad es digno de reflexión, no para asombrarse sino para reflexionar sobre su permanencia, que la guerra en Ucrania ha provocado que se prohíban cursos literarios sobre la espléndida literatura rusa como si Dostoievski tuviera la culpa o fuera amigo del presidente Putin; lo mismo sucedió con la orquesta sinfónica de Cardiff, del reino de Gales, que prohibió interpretar al ya mencionado Tchaikovki siendo que éste es un compositor muy popular entre los ingleses de acuerdo a la programación musical de la BBC.

Finalmente, es muy interesante para el panorama mexicano procesar las noticias que llegan del mundo acerca de la guerra en Ucrania, el coro mayoritario está alineado por dos o tres noticias que de forma muy parecida le dan la vuelta al orbe, pero si uno tiene afán crítico y herramientas académicas compara lo que llega en noticias del campo ruso, chino, independiente y la perspectiva particular del subcontinente latinoamericano. Inclusive del muy conservador Fox News americano porque critican a la Unión Europea, al presidente Biden y a los demócratas, e invitan a militares retirados que hacen análisis estratégicos del conflicto, sin irse al blanco y negro sino ponderar la amplia gama de grises. Lo que se puede ver y leer sobre el conflicto europeo es una suerte de propaganda de los bandos en pugna, tan antiguo como la pólvora y de consecuencias inciertas. Para los apocalípticos ya tenemos la peste, la guerra, el hambre y muchas muertes; para los que hacen la lectura en términos económicos, la guerra y las sanciones a Rusia le pegarán a todo el mundo porque todo encarecerá, habrá menos oferta, habrá franca escasez de algunos productos. Para los multimillonarios intereses de la industria armamentística están de plácemes porque sus productos serán adquiridos en grandes montos, y como dijimos al principio de este artículo sobre la disparidad de quien pelea: el pueblo ucraniano está sufriendo por los bombardeos, el pueblo ruso está sufriendo porque muchas familias ya han perdido a sus muchachos, los pueblos limítrofes al conflicto estarán sufriendo porque pronto llegará el momento de ajustarse el cinturón, pero otros se están saboreando de las pingües ganancias que al final de cuentas, algunos, repito algunos, cosecharán frente a la desgracia mayoritaria.    

 

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