FEDERICO BONASSO
Un intelectual tiene una responsabilidad cuando trata de explicar la realidad: a eso se dedica. Es imperdonable y anti científico que el análisis de un académico o de un intelectual se banalice por la propia emoción ideologizada. En ese terreno están fallando, uno tras otro, nombres que ahora nos preguntamos, legítimamente, cómo alcanzaron alguna vez cierto prestigio.
Se podrá contestar con mucha pertinencia que, en realidad, son políticos disfrazados de intelectuales, lobistas disfrazados de analistas, reaccionarios disfrazados de liberales, propagandistas disfrazados de periodistas. Se han dejado a sí mismos en calzones de una manera patética. Si Churchill los viera, los echaba del gremio de la derecha.
Están azorados ante el hecho de que les ha surgido una resistencia que razona mejor, ellos que relataban siempre el mundo. Y no escatiman en comunicar su rabia, en detrimento ya no de la Lógica y la Historia sino del decoro. Una generación de intelectuales jóvenes, mucho más frescos y mucho más sólidos epistemológicamente los está desplazando a la velocidad del rayo, subidos a la historia, mientras estos dinosaurios de las ideas se aferran al REFORMA como la última tabla de un barco que se ha ido a pique.
Muchos de ellos han abandonado en los hechos la academia y han entrado en la lid política. Abrazando el pensamiento dicotómico que alguna vez denunciaron. Posteando memes dignos de un escolar resentido con el mundo de los adultos. Pero en la arena política, donde el talento para seducir es clave más allá de la sofisticación teórica, les espera algo peor. AMLO se los come vivos.
Federico Bonasso es músico y escritor. Su último disco es La Subversión. Su última novela es Diario negro de Buenos Aires.
