Aristegui, en Carne Propia
Por Jesús Michel Narváez
Cuando menos se esperaba, el presidente de la República dejó la investidura para aplicarle, coloquialmente hablando, un descontón brutal a la antes querida, admirada, respetada, Carmen Aristegui.
“Era muy venerada… y no, no, no, a la hora de las definiciones se fue, o así pensaba siempre, pero simulaba. Está a favor del bloque conservador, todos estos reportajes calumniosos, manejados por Carmen Aristegui, la señora Denise Dresser, el señor Sergio Aguayo… ese es su equipo, todos en contra”.
La periodista, excluida de la estación de radio a través de la cual difundió la información de la Casa Blanca que derrumbó la última columna que sostenía su gobierno, luego de las que cayeron por el caso Ayotzinapa, recibió frases de apoyo del dirigente de Morena -en 2015- y el apoyo, cuando menos moral, respecto de la falta de profesionalismo de los empresarios radiofónicos.
Después, ya en campaña, en diversos mítines, la defendió y reconoció su intachable calidad periodística. Decía, incluso, que ella no era como los demás y aplaudía a rabiar los reportajes y entrevistas que terminaban en denuncias que pegaban en la línea del horadado casco de la nave presidencial.
En los dos años y 10 meses de gobierno, desde el púlpito presidencial nunca la acusó de nada. Vaya, guardaba silencio. No la mencionaba. A diferencia de lo que hizo cotidianamente con Raymundo Rivapalacio, Ricardo Alemán, Joaquín López Dóriga, José Cárdenas, Denisse Drésser, entre una docena más, de Aristegui, nada.
Recordar la lista de los “periodistas corruptos” que recibieron (recibimos) contratos del gobierno de Peña Nieto, tampoco apareció el nombre de la comentarista.
¿Qué le hizo para que de admirador pasara a destructor el ciudadano Presidente?
Acusarla de engañar con ser la “paladina de la libertad”, no es cosa menor.
Y tomando vuelo, señaló en su conferencia matutina esta vez desde Tlaxcala, dijo:
“Lorenzo Córdova era comentarista de radio ahí con Carmen Aristegui, quien también engañó durante mucho tiempo. Yo conocí gente que veían en Carmen Aristegui al modelo de comunicación a seguir, la paladina de la libertad”.
Eso sí, quizá porque formaba parte de ese grupo, expresó: había un sector de la población que veneraba a Aristegui por su periodismo, todo se trató de una simulación, al lanzar reportajes “calumniosos”.
Al momento de escribir esta entrega, las 18:34 de la tarde, se encontraba en el portal Aristegui Noticias, un video del que sobresale la respuesta y en el que lamenta las declaraciones del presidente López Obrador contra su persona, y dijo que será la gente quien analice mejor “quién engaña a quién”.
Parece que la conductora ya se dio cuenta de cómo es el presidente.
Y que aquel slogan que el presidente pronuncia cada vez que la lumbre le llega a los aparejos: no mentir, no engañar, no robar, es eso: un slogan.
Tiene razón Aristegui: será su audiencia, nada despreciable y sí envidiable, la que decida si es o no paladina de la libertad.
En carne propia el dolor se siente más.
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