La Docena Trágica del PRI

Galaxia Política

*Sus Mandatarios, Oscuros

*¿De Dónde saldrá el Líder?

Por Jesús Michel Narváez

Agitadas las aguas por la sucesión en la dirigencia nacional del PRI aflora la enorme duda: ¿qué peso tienen en realidad los gobernadores del tricolor?

A ciencia cierta nadie lo sabe.

Porque aquellos que cuentan con recursos económicos y grupos políticos para hacerse sentir en la toma de decisiones que impactan sus entidades y el resto del país, simplemente no se ven, no se sienten, no están presentes.

Los 12 mandatarios se han dejado rebasar por las instancias federales y no han sabido defender que, pésele a quien le pesare y “haiga sido como haiga sido” fueron electos y pasaron todos los filtros en sus procesos electorales y ante las instancias en la cuales se impugnan los comicios.

De claroscuros está conformada la docena –casi trágica- de gobernadores estatales que llegaron abanderados por el PRI y su entonces aliado, el Verde y algunos institutos locales.

Sin entrar en polémicas subjetivas, ¿Quién de los 12 apóstoles tiene el linaje para hablar con el Señor y decirle frente a frente lo que requiere en su entidad?

El de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, está más preocupado por quedar bien con quien despacha desde Palacio Nacional y por conseguir la presidencia del PRI que por atender los problemas que reclaman sus gobernados.

José Ignacio Peralta Sánchez, de Colima –quien tuvo que “ganar” 2 elecciones para sentarse en la silla de gobierno- ha sacado la casta para eludir los abucheos cuando el Ciudadano Presidente lo visita en su entidad. Pero no ha logrado que los colimenses se sientan seguros, cuenten con empleo, sean atendidos de sus enfermedades y avizoren un futuro mejor.

Para el de Coahuila, Miguel Riquelme, es más importante impulsar el fraking que vencer la inseguridad y la politiquería permanente de los hermanos Moreira. Ya el exdirigente partidista, Humberto, amenaza con volver a la actividad a través del nuevo partido “Unidos” y que será encabezado por su hijo Rubén Humberto Moreira Guerrero.

En el Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, nada contra la corriente. Si bien su elección fue ratificada por las instancias electorales locales y federales, para nadie es un secreto que su campaña ha sido la más costosa en la historia de la entidad. Tiene temple para enfrentar la adversidad, pero la inseguridad lo vence y los feminicidios no paran de ocurrir. Políticamente está cooptado en el Congreso y su adversaria, Delfina Gómez, representa personalmente al Ciudadano Presidente.

De Héctor Astudillo Flores, de Guerrero, poco se puede decir. Un hombre que reconoce que llegar al tercer año de gobierno es “un logro” y que ha sido incapaz de garantizar la seguridad no solo en la entidad sino en la gallina de los huevos de oro: Acapulco, languidece con el paso del tiempo.

Probablemente a Omar Fayad le cayó como anillo al dedo el estallido ocurrido en Tlahuelilpan, el pasado 19 de enero, porque Hidalgo acaparó la información y porque la seguridad federal se redobló. Quizá la puesta en marcha del C-5 -“el mejor de América Latina”, ha dicho- sirva para que la violencia, los linchamientos y las agresiones permanentes se reduzcan. Pocos avances en el combate a la pobreza y menores aún en la creación de empleos.

El de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras López, está entre la virtud y la debilidad. Las promesas de que la entidad mejoraría con su gobierno simplemente no se cumplen, no hasta ahora. Y el avance de Morena en la entidad preludia un bienio de gobierno bajo la amenaza de perder el poder en las próximas elecciones.

Doña Claudia Pavlovich Arellano, allá en Sonora, dedicó más tiempo a perseguir hasta encarcelar a su antecesor, Guillermo Padrés Elías y escasos son los avances económicos además de que han resurgido los actos violentos. El exgobernador pasó casi dos años en prisión y aunque ahora tiene que firmar en el juzgado correspondiente, goza de su libertad y de sus recursos económicos a placer.

A pesar de que en Sinaloa el crimen organizado y el narcotráfico forman parte de la vida cotidiana, el gobernador Quirino Ordaz Coppel trata de impulsar otras acciones que le devuelvan inversiones, que la pesquería sea próspera y que el turismo se incremente. Pocos logros, aunque ha habido mucho ruido.

Oaxaca, con Alejandro Murat Hinojosa podría pasar la hoja y nadie se daría cuenta de que perdió el texto. Así están las cosas en la Antigua Antequera.

En la minúscula Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, es de los que no pichan, no cachan y no batean.

Y en Zacatecas, Alejandro Tello Cristerna, ha hecho el gobierno de las quejas y la crisis amenaza con estallar en lo político, lo social y lo económico.

¿Dónde quedaron aquellos gobernadores (as) que hacían política y se daban el lujo de poner delfín?

Hoy quizá dos tienen su estrella que brilla. El resto se encuentra en el lado oscuro de la luna. Imposible encontrar al “líder que le falta al PRI”. No en ellos y ella.

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