Con música y baile y tras un silencio de casi 19 meses en la principal avenida de la Ciudad de México, el Desfile Internacional de Día de Muertos volvió a inundar la calle con calaveras como si el regreso fuera desde el mismísimo Mictlán.
El desfile abrió con la participación de la orquesta y el ballet folklórico del Ejército al son del Huapango de Moncayo y otras canciones como Viva México.
Tras pasar el primer contingente y luego de cerca de media hora de espera, desfilaron los participantes bajo los conceptos Tenochtitlán Corazón de México, Ciudad de México Hoy, Magia y Tradición, y Celebrando la vida.
Concheros y colibríes de colores, de quienes se tiene la creencia que traen mensajes de seres queridos del más allá, comenzaron a colorear Reforma. Posteriormente llegaron todos aquellos personajes que han dado vida a la capital desde los años 50. Barrenderos, chafiretes, cantineros y mariachis, además de figuras emblemáticas culturales como Carlos Monsiváis, el cronista de la ciudad, Sor Juana y La querida Frida Kahlo.
Desde el inframundo también recorrieron las calles los seres fantásticos que forman cultura del imaginario colectivo de los mexicanos, desde Quetzalcóatl hasta alebrijes gigantes.
Día de Muertos es, en parte, para celebrar la vida. Laura León vino a recordarlo al ritmo de «La vida es un carnaval» acompañada de mariposas monarcas y catrinas y calaveras de cientos de colores.
El regreso del desfile, uno de los eventos culturales más importantes de CDMX, es importante tras la caída del turismo debido a la pandemia de Covid-19.
El recorrido duró aproximadamente dos horas y media y partió del Zócalo capitalino para concluir en Campo Marte. A los asistentes se les pidió uso de cubrebocas, quienes sin prisa acudieron al llamado del evento. El viernes pasado, 29 de octubre, la ciudad anunció el fin de su plan de vacunación a mayores de edad y debido a la ocupación hospitalaria, CDMX continúa en semáforo verde.