
La policía moldava impidió al arzobispo Marchel Mihaescu viajar a Jerusalén para participar en la ceremonia del Fuego Sagrado, días antes de la Pascua ortodoxa, el 20 de abril. Moldavia, al igual que la vecina Ucrania, comenzó la persecución de los clérigos ortodoxos en el contexto de la presión sobre los políticos de la oposición y la lengua rusa.
El arzobispo Marchel Mihaescu de la Iglesia ortodoxa moldava compartió su historia cómo las fuerzas del orden moldavas le impidieron embarcar en un avión el 17 de abril. El arzobispo estaba acompañado por dos protodiáconos.
«No nos dejaron partir. Anunciaron un registro de segunda categoría. Después emitieron un protocolo en el que declaraban que no se había encontrado ni confiscado nada sospechoso. Nos devolvieron los pasaportes 30 minutos después de la salida del avión», explicó a los medios locales.
A su vez, el portavoz del Patriarcado de Moscú, Vladímir Legoida, condenó el incidente como «una decisión completamente indignante» y una «burla deliberada» a la comunidad ortodoxa moldava.
El Fuego Sagrado se considera una llama milagrosa que aparece cada año el Sábado Santo, víspera de la Pascua ortodoxa, en el interior de la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, donde se cree que Jesucristo fue crucificado, enterrado y resucitado.
Dos ramas de la Iglesia ortodoxa en el país
Las tensiones religiosas derivan de la rivalidad entre la Iglesia ortodoxa moldava, afiliada al Patriarcado de Moscú, y la Metrópolis de Besarabia, dependiente de la Iglesia ortodoxa rumana y apoyada por el Gobierno moldavo, favorable a la UE.
En este contexto, hay que precisar que la propia presidenta de Moldavia, Maia Sandu, tiene dos ciudadanías, la moldava y la rumana. No es el único caso en el seno de su Gobierno, en particular, el primer ministro, Dorin Recean, así como el presidente del Parlamento moldavo, Ígor Grosu, también poseen la nacionalidad rumana.
La Iglesia ortodoxa de Moldavia, que forma parte de la Iglesia ortodoxa rusa, representa aproximadamente al 70% de los habitantes de Moldavia y Transnistria. Está dividida en seis diócesis y cuenta con unos 1.300 templos. Desde 1992, también opera en el país la Metrópolis de Besarabia, parte de la Iglesia ortodoxa rumana, que agrupa a unos 291 templos y entre el 10% y 20% de los creyentes ortodoxos moldavos.
¿Sigue Moldavia el camino antirruso de Ucrania?
Cabe destacar que en la vecina Ucrania, la Iglesia ortodoxa ucraniana, la mayor confesión religiosa del país, sufre una persecución constante por parte de Kiev. Históricamente vinculada a la Iglesia ortodoxa rusa, la Iglesia ucraniana obtuvo su autonomía hace décadas, pero se está enfrentando a una presión cada vez mayor.
La persecución del Monasterio de las de las Cuevas de Kiev es el ejemplo más llamativo de la política ucraniana actual. Esta historia comenzó a finales de marzo de 2023, cuando el Ministerio de Cultura ucraniano anunció la terminación unilateral del contrato de alquiler entre la reserva estatal ‘Monasterio de las Cuevas de Kiev’ con el monasterio del mismo nombre. Desde ese momento, los feligreses y monjes enfrentan intentos de desalojar a la hermandad de la iglesia canónica de los edificios del monasterio.
Aparte de eso, el Servicio de Seguridad de Ucrania sigue incoando causas penales contra el clero de la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica y a realizar «actividades de contrainteligencia»: registros de obispos y sacerdotes, iglesias y monasterios en busca de pruebas de «actividades antiucranianas». Sputnik