
Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Perder una votación cuando se presume la mayoría parlamentaria, tiene dos razones: división interna y reducción en el poder controlador de quien “coordina” el bloque oficialista.
Lo ocurrido en el Senado de la República pone en entredicho la unidad presumida por Adán Augusto López y la rebeldía de los representantes del Pacto Federal.
En la sesión del martes, se llevó al Pleno el dictamen para aprobar el nombramiento de 56 candidatos a magistrados de tribunales locales en 30 estados y el bloque oficialista supuso que el arroz estaba en el punto de cocción adecuada y confió en que sería aprobada la propuesta.
Sin embargo, entre la ausencia de morenistas, petistas y tucanes, y la coincidencia de las oposiciones priístas, panistas y emecistas, se construyó un dique que, a la hora de la votación, no se pudo derribar.
“Morena pretende quedarse con el control total y absoluto de los tribunales electorales. Esta es la democracia con la que vamos a participar en el próximo proceso electoral”, expresó la panista Guadalupe Murguía.
Y reforzado el argumento por otros oradores, se despejó el panorama y mientras la preocupación abrazaba a Adán Augusto López, Manuel Velasco y Alberto Anaya, la felicidad se expresaba en los rostros de Alejandro Moreno, Ricardo Anaya y Clemente Castañeda.
Ser derrotados, representa para los coordinadores del bloque oficialista, una amarga experiencia.
No habían perdido una sola votación de importancia que requiriera mayoría calificada. Con movimientos en el tablero de ajedrez parlamentario, se consiguió la mayoría calificada con la suma -convencimiento de conciencia, le llaman los autores- del senador panista, Miguel Ángel Yunes Márquez, obtuvieron la mayoría calificada para aprobar la reforma judicial y el festejo fue en grande.
Compra de conciencias por diversas vías que, en su más amplia expresión, partió de coacciones, carpetas de investigación y difusión de información personal. Esa fue la táctica puesta en marcha al inicio de esta legislatura para cumplir los caprichos del expresidente mexicano.
La derrota representa que la lista presentada durante la sesión dejará de tener validez. Por ello, la mesa directiva del Senado pidió a la Junta de Coordinación Política (Jucopo) la integración de una nueva propuesta de magistrados para los tribunales electorales de los 30 estados de la República.
Los opositores se documentaron para conocer los perfiles de los enlistados y descubrieron que gran parte de las personas elegidas de entre mil siete candidaturas tenían supuestos vínculos con Morena. Incluso, llegaron a catalogar la votación como una “simulación”.
Ante el fracaso, la mesa directiva del Senado pidió a la Junta de Coordinación Política (Jucopo) la integración de una nueva propuesta de magistrados para los tribunales electorales de los 30 estados de la República.
Seguramente en la nueva lista estarán algunos o muchos de los nombres que estaban en la primera y para garantizar su aprobación, los coordinadores del bloque oficialista obligarán a sus ovejas a estar presentes so pena de cortarles la cabeza de inmediato.
Habrá que cotejar la segunda lista con la primera para confirmar si el oficialismo se sale con la suya y aprueba a quienes representarán la “legalidad” electoral.
No es ocioso recordar que el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal y sus Salas Superiores, tiene la última palabra para determinar la legalidad de las elecciones que se realizan.
Y hasta ahora, el TEPJF avaló todo lo que le concedió el poder casi omnímodo a Morena y adláteres en el Congreso de la Unión.
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