La “estafa gigante” …

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Como ocurre con todos los gobiernos disfrazados de democráticos, los empleados del jefe de Estado -porque eso son- proclaman que las acciones que se toman son en bien del país y no importa si se desata una guerra, de cualquier tipo, siempre y cuando se cumplan los objetivos.

A la Casa Blanca le importa un bledo lo que piensen en los demás países. Al resto del mundo, le impactan las locuras y, aunque sabían lo que llegaría, sus previsiones fueron insuficientes. Nadie escapó. Aliados y adversarios sufren las consecuencias lo que produce incertidumbre e inestabilidad política y económica que repercute como eco multiplicado en la sociedad.

Donald Trump disfruta ser el poderoso y al mismo tiempo el malo para todos y el bueno para Estados Unidos. Y contagia a los empleados del gobierno federal y la mayoría de los estatales, además de provocar una epidemia en el Capitolio, en donde algunos congresistas se cubren con declaraciones en contra de las acciones tomadas por el republicano.

La amenaza naranja, como lo escribió la periodista Nidia Marín en Misión Política -fue la primera en utilizar el término en la prensa mexicana- se extiende por el globo terráqueo y hasta en islas habitadas por ¡focas! se imponen aranceles no recíprocos, porque los mamíferos no exportan ni sus pieles a la Unión Americana y al parecer su carne no es un manjar.

«El presidente tiene que reajustar el comercio mundial. Todo el mundo tiene un superávit comercial y nosotros tenemos un déficit comercial (…). Los países del mundo nos están estafando y eso tiene que terminar», expresó el secretario de comercio Howard Lutnick en una entrevista con la cadena CBS News. Esto solo demuestra que «todos estos países saben que nos han estado estafando». Y además advirtió que los nuevos aranceles que entrarán en vigor el 9 de abril no estarán sujetos a posibles negociaciones.

El arancel global del 10 por ciento que Trump anunció esta semana entró en vigor este sábado a las 00:01 hora local del este de EU, en una medida que amenaza con provocar aún más turbulencias en las bolsas internacionales.

En su lista de gravámenes también se incluían territorios como la isla de Heard y McDonald, un archipiélago autónomo de Australia inhabitado por humanos y sin actividad económica que es el hábitat de focas y pingüinos, o las islas Cocos, otro archipiélago australiano con unos 600 habitantes.

Lutnick justificó la inclusión de estos lugares diciendo que «si dejas algo fuera de la lista, los países van a usar esos territorios para avanzar hacia nosotros» como según él hizo China tras los aranceles de 2018, por lo que la idea es poner fin «a estas ridículas lagunas».

Sea como fuere y tenga o no razón el halcón que trabaja como responsable del mundo comercial de Estados Unidos, está pisando rayas equivocadas en las que solamente pueden transitar los realmente poderosos, no los empleados, aunque posean fortunas envidiables y crean que gobernar es hacer negocios.

Si como afirman en el gobierno de la amenaza naranja todos los países los han estafado, habría que preguntarles a los 44 presidentes que gobernaron antes del 47 -el 45 fue el mismo personaje- porque, siendo estafadores profesionales cayeron en las trampas de los débiles y los papeles se invirtieron.

Estados Unidos ha sido saqueador universal. Se apropió de tierras -México es el ejemplo mejor acabado-, invadió países, derrocó gobiernos, impuso títeres cuyos hilos se manejaron desde Washington.

Su moneda, el dólar, es la que se utiliza para todas las operaciones comerciales, políticas, sociales. Como nación, no ha ganado las dos guerras mundiales. Ha sido, sí, el apoyo, el pivote que inyecto recursos materiales, humanos y económicos para impedir Alemania se expandiera en los dos letales enfrentamientos.

¿Ganaría una guerra en soledad?

En el Pentágono lo suponen por el arsenal nuclear que poseen. Ignoran que unidos China, Rusia, Irán, Corea del Norte, India, Reino Unido y Francia, los superan con creces.

Por supuesto, al igual que en el boxeo, el que pega primero pega dos veces y si la locura naranja contagia a los militares que están ávidos de apretar el botón rojo, el planeta quedará reducido a añicos.

La estafa gigante solamente está en la mente del expansionista que habita en la Casa Blanca y sus empleados deben ser como los que tenía Andrés Manuel López: leales en 90% y obedientes el otro 10%.

E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesús Michel, en X Misionpolitica2000@gmail.com y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada

Son, vale el símil, zombis que obedece al amo.

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