ALBERTO F. MENA MALLEN
Solo pasan la mirada sobre los asuntos delicados para la 4T y la retiran inmediatamente al voltear la cara, pero no se atreven a aceptar los graves errores que han cometido con sus políticas públicas y, por el contrario, acusan sin miramientos a sus críticos o a sus adversarios a los que califican de “carroñeros”, por crear campañas en su contra, que ellos mismos generan o provocan.
De victimarios, por aplicar planes que no han dado resultado y que por el contrario convierten a mexicanos en víctimas, como miles de ciudadanos que pagan las consecuencias de la violencia e inseguridad que se reproduce exponencialmente cada día al morir o desaparecer en manos del crimen organizado y que tiene como resultado a las conocidas como daños colaterales, que son las familias, que se suman unas tras otras.
Y el asunto es que no hay planes ni programas que las atiendan, porque hay desinterés, por omisión, por incapacidad o por la maldita austeridad a la que el gobierno sometió a cientos de instituciones, que actualmente se las ven negras para poder operar con pocos recursos o con apoyos de la sociedad civil como pasa con los ministerios públicos locales.
Son tan soberbios y turbios los morenistas que acomodan las ideas a su interés, -algo creado por el macuspano de Tabasco con sus otros datos-, con tal de minimizar o controlar los daños que les puedan ocasionar sus decisiones erróneas al tratar de cambiar las cosas a su favor, como sucede con el rancho del terror de Teuchitlan, Jalisco, donde se afirma, como lo hace la kalca de Claudia Sheinbaum, que habrá que esperar a las investigaciones para conocer la verdad, lo que es certero, pero no el minimizar el asunto para darle largas y que se olvide.
Pero no toman los datos o información que se difunden por internet, por las redes sociales, quizá mucha de esta con sesgos, pero que ya traen encima mucha verdad de la que no es capaz el gobierno de dar a conocer, porque se puede pensar mal de ellos y eso no les conviene, aparte de que hay un sentimiento entre la población respecto de que la misma autoridad encargada de dichas investigaciones buscarán la manera de dirigir el mensaje que no les vaya a afectar.
Solo hay que recordar un hecho entre muchos otros, el accidente de la Línea 12 del Metro, que fue mal tratada en su información y argumentación precisamente para reducir los daños hacia la autoridad responsable, pero la realidad es terca como el hecho de que quedó en el imaginario popular la falta de sanción de la que fue directora en ese entonces, Florencia Serranía, que puede vivir con un sentimiento de culpa, pero libre.
Lo mismo sucede con los enfermos, que tuvimos que pasar una pandemia mal orquestada en su operación, la cual generó muertos por todos lados, además una economía que sufrió ante la falta de apoyos, tal y como lo hicieron muchas naciones, y donde México fue calificado como uno de los países que tuvo más fallecimientos por este mal. Pero la autoridad buscó la manera de minimizarlo, particularmente con funcionarios que no tuvieron el nivel ni el profesionalismo que se requería, pero que lo presumieron ante los exiguos resultados.
El obradorato y su 4T ha dejado muchas víctimas en el país, desde los muertos por la violencia, o las madres buscadoras a las que no se les ha apoyado en este gobierno, también los pacientes mal atendidos en las instituciones públicas, con carencias de medicamentos por la falta de organización del gobierno federal; una educación con estudiantes en los que se busca un adoctrinamiento “humanista”, mismo que no fue consensuado con todos los involucrados en esta área; maestros que se manifiestan porque no se les respetan sus condiciones laborales y muchos involucrados en la corrupción a los que se tiene amenazados para que no denuncien a sus mentores.
Los funcionarios morenistas, con un maestro de las mentiras y del engaño, han aprendido perfectamente qué deben de hacer para evadir las responsabilidades que tienen como obligación al estar adscritos a la nómina del gobierno, como sucede en muchos casos, donde, primero, se echó la culpa a gobiernos anteriores, -que por cierto también tienen culpa-, pero lo mismo no quieren incluir las decisiones que se han tomado en la 4T y se remontan, igualmente a sexenios pasados.
La falta de atención de servicios públicos genera muchas víctimas, debido a la poca atención que se le da, por ejemplo, al agua, que escasea a cada rato y que los ciudadanos tienen que pagar por pipas, enormes cantidades de sus recursos familiares para poder dotarse de este indispensable líquido para la vida humana. Mientras, funcionarios gubernamentales trafican con el vital líquido dotando de permisos a empresas donde es su insumo principal para hacerse ricos a costa de la población.
Y no se diga de las víctimas por la contaminación ambiental, donde el gobierno tiene una gran culpa ante la falta de supervisión a empresas que contaminan o el transporte público y privado de carga que trabaja normalmente, aunque sus vehículos emitan humos negros, mismos que se observan por todas las vialidades como fantasmas. No hay quien las vigile, como ha sucedido anteriormente, cuando se canalizaban policías para evitarlos.
La inflación provocada entre otros factores por las extorsiones que se presentan en muchas localidades del país por parte del crimen organizado, genera cientos de víctimas que no saben qué hacer ante la inacción de las autoridades que están coludidas en estas tareas con las organizaciones delictivas, mientras que el gobierno repite públicamente “que se está trabajando en ello”.
El caso es que la 4T se victimiza, cuando ellos son los reales victimarios, en los casos de muchos de los problemas que aquejan a la población y que, para evadir sus responsabilidades, culpan a quienes tienen a la mano como la oposición o a los adversarios del sistema, incluyendo a sus críticos a quienes se les acusa de invertir grandes cantidades de recursos para lastimar a los morenos y su gobierno.
Afortunadamente la realidad se sobrepone a lo que quienes desean el poder al costo que sea y les da la razón a muchos ciudadanos que analizan estos comportamientos.
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