Ajuste de Trump empuja a millones de estadounidenses al hambre

El recorte de 1000 millones de dólares destinados a bancos de alimentos lleva a cientos de miles de estadounidenses de bajos ingresos a una situación de inseguridad alimentaria.

En un almacén semivacío del Banco de Alimentos Mountaineer, en Virginia Occidental, los estantes que antes rebosaban de queso, huevos y leche ahora lucen escasos. «Cancelaron el 40% de nuestras entregas para abril«, explica Chad Morrison, director de la organización.

Este es uno de los miles de bancos de alimentos afectados por un movimiento de pinzas: una demanda creciente de la población debido a la crisis que atraviesa Estados Unidos y los recortes de más de $1,000 millones en fondos federales por parte de la administración Trump.

El Programa de Asistencia Alimentaria de Emergencia (TEFAP), una de las políticas públicas claves en cuanto a la distribución de alimentos a familias necesitadas sufrió una reducción de su presupuesto en $500 millones.

A su vez, la Casa Blanca definió la eliminación del programa Local Food Purchase Assistance (LFPA), que destinaba otros $500 millones anuales a comprar productos de granjeros locales. «Es devastador«, dice Anna Pesek, una agricultora de Iowa que vendía el 20% de su producción a bancos de alimentos a través de este programa.

Mientras los estantes se vacían, las filas en los comedores sociales no paran de crecer. Según Feeding America, la red más grande de bancos de alimentos del país, 44 millones de personas —incluyendo 13 millones de niños— dependen de esta ayuda.

La USDA (United States Department of Agriculture, que en español significa Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) es la agencia del gobierno federal de Estados Unidos encargada de la mayoría de las subvenciones destinadas a asegurar la alimentación de los estadounidenses.

Según cifras publicadas por esta agencia, el 13.5% de los hogares estadounidenses, es decir, 18 millones de familias, sufrieron inseguridad alimentaria en 2023, la cifra más alta en casi una década. En zonas rurales, el problema es aún más grave: allí, el 15.4% de las familias no sabe si tendrá comida suficiente. Aun no se han publicado las cifras correspondientes al 2024, pero se estima que la tendencia se mantiene en aumento.

Sin embargo, la decisión del Gobierno es la de reducir la asistencia: «Antes llegaba un camión lleno de provisiones. Ahora apenas recibimos unas cajas de frijoles y leche en polvo», relata Sara Busse, voluntaria en Trinity’s Table, un comedor en Charleston, Virginia Occidental. Su organización podría verse obligada a suspender las comidas para personas mayores, uno de los grupos más vulnerables.

Prevalencia de inseguridad alimentaria, promedio 2021-2023. USDA.
Naranja oscuro: Inseguridad alimentaria por encima del promedio nacional | Naranja claro: Inseguridad alimentaria similar al promedio nacional (12.2%) | Amarillo: Inseguridad alimentaria por debajo del promedio nacional.
La situación se agrava por el fin de las ayudas pandémicas y el aumento en el costo de los alimentos, que subieron un 5.8% solo en 2023. Julie Yurko, directora del Northern Illinois Food Bank, explica que los $3 millones que recibían del LFPA les permitían comprar frutas y verduras frescas para 13 condados. «Sin ese dinero, tendremos menos productos para dar a nuestros vecinos», advierte.

En California, el Community Action Partnership of Kern calcula que sus reservas de alimentos durarán entre dos y seis meses. «Estamos viviendo con lo mínimo«, confiesa Savannah Oates, encargada de relaciones públicas del grupo. Telesur

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