Censuras, Detracciones y  Advertencias en el México Actual

 

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

Semanas atrás las autoridades de la UNAM decidieron cerrar la exposición pictórica “La Venida del Señor” elaborada por Fabián Chairez y exhibida en la Academia de San Carlos.

El recinto, perteneciente a la Universidad y la exhibición que contó con el visto bueno de las autoridades de la Facultad de Artes y Diseño, fue condenada por individuos en lo particular y por presiones que ejerció la Asociación de Abogados Cristianos. El juez Javier Rebolledo Peña ordenó a la UNAM que dejara de exhibirse, so peligro de que entrara la fuerza pública; el rector Leonardo Lomelí Vanegas mandó se cancelara la exhibición. Después de protestas realizadas por el pintor, por colectivos a favor de la libertad de expresión, en contra de la discriminación y de LGTB+, finalmente, el 12 de marzo el mismo juez declaró que no había lugar para la suspensión indefinida de la exposición (a pesar de que el límite de la exhibición era el 7 de marzo). Chairez ya informó, algunos dirían que amenazó, en trabajar por una segunda venida…

Lo sucedido en tres etapas: una exposición controvertida, una crítica por parte de grupos católicos, una orden ejecutiva para clausurar la exhibición. Son historias que vienen del tiempo del primer Vasconcelos y que se han cebado en los últimos cien años en productos culturales como películas, exposiciones pictóricas, canciones, esculturas, programas de radio y televisión entre otras formas de expresión plástica: “artística” está por verse. Me acuerdo que parecido a “La Venida del Señor” le sucedió en 1988 a otro pintor respecto a la virgen de Guadalupe que le puso el rostro de Marilyn Monroe. Se amenazó con quemar el Museo de Arte Moderno y le costó al historiador del arte, Jorge Alberto Manrique la dirección del recinto. Afortunadamente para el colega, Manrique siguió produciendo magníficos trabajos de historia y crítica artística. ¿Qué hacer? diría el hoy poco leído V. I. Lenin.

Desde época inmemorial, meterse en asuntos de crítica a las religiones oficiales ha provocado las peores guerras civiles de la humanidad, porque los individuos religiosos de los tiempos mosaicos o del trumpismo contemporáneo no son nada tolerantes. Y si no, díganselo a Salman Rushdie, a los sacerdotes católicos de la teología de la liberación en el subcontinente latinoamericano, al propio papa Francisco y a muchas otras personas que han tenido que lidiar con la cerrazón que priva en muchos individuos profundamente creyentes pero que son del estado seglar.  

Del otro lado de la tortilla también priva la cerrazón y ello ha provocado en occidente todo el movimiento en contra de los elementos que componen la cultura woke. Referirse sin el comedimiento adecuado al movimiento feminista puede provocar demandas, violencia, acusaciones falsas y todo un imaginario como si el mundo fuera a avanzar en medio de una guerra de sexos. Declararse por temas de la cultura tradicional o simplemente no comulgar con asuntos tan etéreos como la agenda ecologista, puede uno ser en el mejor de los casos objeto de burla, de denostación y de señalamiento como alguien que pertenece “a la pelea pasada” o que no entiende del mundo actual.

En uno y otro caso existen preguntas fundamentales que pueden resumirse en ¿dónde queda la libertad y cuándo se antepone la responsabilidad? ¿mis derechos o los tuyos? ¿qué temas o asuntos no deben ser expuestos? Y cuáles son aquellos que una agenda de lo políticamente correcto lo permite. La libertad no es absoluta como tampoco puede censurarse todo. Lo que sí es un hecho, es que el mundo occidental como el oriental y en determinados temas, es hoy menos liberal de lo que sucedía en los años sesenta y setenta.

López Obrador dijo varias veces que la UNAM se había vuelto más conservadora en los últimos años, especialmente en los niveles directivos. Yo creo que cualquiera de mis colegas universitarios puede coincidir, en mayor o menor medida y con razonamientos de diversa índole en ello. La institución es más derecha ahora que en tiempos del rector Soberón, olvidándonos del rectorado de don Pablo. Yo agregaría un elemento, sus dirigentes ahora son más levíticos…como se decía en la crítica periodística del México decimonónico.    

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