Las autoridades israelíes anunciaron el domingo por la noche el cese total del suministro eléctrico a la Franja de Gaza, decisión posterior a una orden del ministro de Energía del Estado sionista, Eli Cohen.
El Gobierno sionista aprovecha su poder sobre el suministro de energía eléctrica al enclave, como mismo han aprovechado su control de la región para prohibir la entrada de ayuda humanitaria a Gaza hace una semana.
Tras incumplir con lo acordado en enero, que establecía el avance hacia una segunda fase de alto el fuego, Israel pretende agudizar cada día más la crisis humanitaria que viven los gazatíes, con el pretexto de presionar a Hamás para que libere a los rehenes israelíes.
El anuncio del corte de electricidad coincide con informes que revelan la intención de Israel de intensificar sus operaciones militares en Gaza, lo que podría incluir ataques aéreos y la reocupación de partes del territorio de las que se habían retirado.
Desde las últimas semanas de febrero, Israel ha mantenido estancadas las negociaciones del acuerdo de cese el fuego de forma intencional, pues pretende mantener su ocupación de la Franja de Gaza y se niega a liberar a todos los palestinos secuestrados en sus cárceles.
La interrupción del suministro eléctrico afecta gravemente a la infraestructura esencial en Gaza, incluyendo las pocas plantas desalinizadoras que han sobrevivido a los bombardeos y son cruciales para el acceso al agua potable. Las organizaciones humanitarias han advertido sobre las consecuencias devastadoras que esta medida tendrá sobre la población civil.
Sin embargo, ninguna organización internacional ha dado pasos efectivos para frenar la ocupación y los ataques a los territorios palestinos ocupados. En ese sentido, en tanto cesaron los grandes bombardeos en Gaza, Israel ha trasladado la guerra a toda Cisjordania, que mantiene bajo invasión y ha causado el desplazamiento forzado de más de 40.000 palestinos en solo semanas.
