El Grandioso Pasado Textilero de Metepec, una Historia de los Obreros Mexicanos

 

*Algunos Descalzos, con Ropa de Manta; los Hombres con Zapatos, Saco y Sombrero

*Aquel Lugar Tenía la tenía la Maquinaria más Moderna y Sofisticada de la Época

*Algunos Apellidos Eran: Cocoletzi, Cocoltzi, Cuamatzi, Cuautle, Chocola…

*El Algodón de los Textiles más Apreciados en la Antigüedad y aún Vigente

*El Agua de los Manantiales de San Baltazar y el río Cantarranas Contribuían

*Las Luchas Obreras, sus Fracasos y sus Grandes Éxitos Sobre Todo en el Siglo XX

SUSANA VEGA LÓPEZ,

Enviada

ATLIXCO-METEPEC, Pue.-  En este municipio se encuentra el Centro Vacacional Atlixco-Metepec, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde, además de un encuentro con la naturaleza, tienes una cita con lo que fue la fábrica de hilados y textiles, ahora convertida en museo, para conocer la vida laboral y cotidiana, así como la lucha sindical de los obreros del siglo pasado.

En este rincón de Metepec se estableció un centro de trabajo de la Compañía Industrial Atlixco donde se llegaron a producir más de 69 tipos de telas diferentes utilizadas para elaborar prendas y artículos de algodón que se vendían entre México, Estados Unidos y Europa.

Resulta que el Departamento de Investigaciones Históricas del Movimiento Obrero (DIHMO) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y otros colaboradores instalaron una sala de exposición con máquinas, herramientas y objetos de la vida laboral, sindical y cotidiana que fueron rescatados de ésta y otras textileras cercanas; exposición que pasó a ser el Museo de Metepec y punto de partida en la preservación del patrimonio industrial.

Al ingresar al Museo Industrial de Metepec (MIM) es como si entraras a un gran galerón que muestra fotografías en las paredes; diversas máquinas; un ejemplo de lo que fue la casa del obrero; objetos varios de la vida cotidiana y laboral; varios textos con explicaciones de la historia de la lucha y vida de los obreros que permiten imaginar la forma en que vivían, trabajaban y se comunicaban los jornaleros.

Y es que, explican, la fábrica era un lugar con mucho ruido generado por las máquinas textileras y no se contaba con ninguna protección que impidiera, incluso, la pérdida del oído; era tal la contaminación por ruido que establecieron algunas señas para comunicarse.

Una gran fotografía de la época (1910) pende de un muro; se observa a obreros que salen de la fábrica. La mayoría son hombres de todas las edades; varios niños se percatan y miran hacia la cámara. Algunos descalzos y con ropa de manta; los hombres con zapatos, saco y sombrero; los jóvenes imberbes contrastan con el bigote de las personas mayores. Una mujer con rebozo tapándole la cabeza destaca entre los sombrerudos. Muy atrás, la chimenea humeante.

Al frente, está la pared, la de los empresarios y, antes, un escrito que señala que la fábrica de Metepec tenía la maquinaria más moderna y sofisticada de la época, entre las que figuraban las máquinas abridoras, los batientes, las cardas, los veloces, las continuas de hilar, las devanadoras, las canilleras y los telares.

Más allá, la lista de los nombres de los obreros ordenada alfabéticamente por apellidos: Ascatl, Atenco, Ayesterán, Azomosa, Baleón, Cahuantzi, Cid, Cilia, Cocoletzi, Cocoltzi, Cuamatzi, Cuautle, Chocola, Neocelot, Ocelotl, Ochotenera, Toxtle, Trifundio, Willerado, Xahuentitla, Xasique, Xelhuantzi, Xique, Xiqui, y Zecua, por citar algunos. ¿Habías escuchado alguno de estos apellidos?

Ahí mismo se localiza el Centro de Documentación que está conformado por la biblioteca y el archivo histórico, con fondos documentales como el de la Compañía Industrial de Atlixco S.A. Luis Morones y Sindicatos de Puebla.

Hasta el otro extremo se encuentra una imitación de lo que fue la Tienda de Raya donde los trabajadores eran obligados a comprar toda clase de productos.

EL ALGODÓN

El algodón es una fibra de origen vegetal muy preciada en todo el mundo para la elaboración de prendas de vestir porque al absorber la humedad permite su uso diario. Cabe señalar que el cultivo de algodón data del año mil 500 antes de Cristo.

HISTORIA

Si bien se fundó en 1898 cuando Luis Barroso Arias se asoció con Íñigo Noriega y Agustín Garcin para fabricar telas de algodón, comenzó a funcionar en 1902 como una fábrica de hilados, tejidos y acabados de algodón en lo que fuera la Hacienda de San Diego Metepec.

El agua de los manantiales de San Baltazar y el río Cantarranas permitían un excelente acabado en las telas de manera tal que el producto era similar al producido en Canadá, Inglaterra o Estados Unidos, lo que le valió ser reconocida como un importante mercado.

Una gran compañía que, además, se constituyó en un núcleo de proveedores de combustible, productos químicos y refacciones, además de algodón nacional, estadunidense y egipcio.

En México fue la primera compañía en Sociedad Anónima y tuvo su domicilio social en la capital del país; el capital, representado por 20 mil acciones de 100 pesos cada una, para 1907 ya contaba con seis millones de capital gracias a su colocación en casas de bolsas de valores de Europa.

Estaba compuesta por cinco edificios. En el primero estaban los departamentos de hilados y tejidos; en el segundo se hacían los acabados, también se encontraba la gran chimenea o chacuaco de tabique que mide 51 metros de altura; el tercer complejo se ocupaba de almacén; el cuarto albergaba las bodegas y en el quinto se encontraba la turbina hidráulica y los generadores eléctricos que producían la fuerza motriz. También estaba la producción.

Hombres, mujeres y niños tenían asignadas diferentes tareas; trabajaban hasta 14 horas diarias bajo condiciones de inseguridad y estricta disciplina. Sus salarios eran bastante precarios y eran obligados a comprar en la tienda de raya con la moneda que acuñaba la misma fábrica.

LA REVOLUCIÓN

Luego de que comenzaron los conflictos de la Revolución, la sociedad se vio afectada y se modificaron las condiciones laborales, de manera tal que en 1912 se acordó el “Primer contrato ley” de la historia de México que estableció que ningún obrero trabajaría más de ocho máquinas cardadoras y la jornada máxima sería se reducía de 14 a 10 horas.

Fue en 1917 cuando se decreta la ley de ocho horas de jornada laboral, lo que no fue del agrado de los empresarios aunque derivó en el fortalecimiento del movimiento obrero. En 1931, la compañía redujo los salarios en 40 por ciento y despidió un buen número de operarios.

En protesta realizaron una manifestación y huelga con el apoyo de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) del estado de Puebla; conflicto que se solucionó a favor de los obreros quienes instalaron servicios en el caserío obrero y mejoraron las condiciones de vida.

En la década de 1940 se transformó la vida cotidiana con la construcción de un parque deportivo, el frontón, el jardín de niños, el hospital, la Academia Comercial y Secretarial, la Escuela de Enfermería y el Cine Nacional.

En 1964 y debido a que los empresarios se negaban a revisar los contratos colectivos, la Coalición Nacional de Obreros Textiles emplazó a una huelga general, por lo que en julio de ese año la Compañía Industrial Atlixco (CIASA) decide cerrar la fábrica de Metepec.

Ante tal hecho, los trabajadores lucharon para que se les cedieran las instalaciones a manera de indemnización por lo que se formó una cooperativa para seguir con la producción de textiles lo que no tuvo éxito y la fábrica se cierra en 1967 de manera definitiva.

Fue en la década de los 80 cuando el Instituto Mexicano del Seguro Social adquirió la ex fábrica textil de Metepec y restauró todo el complejo industrial para convertirlo en un centro de rehabilitación para trabajadores y, posteriormente, en el Centro Vacacional Atlixco-Metepec.

CASERÍO OBRERO

Se distribuía en 12 manzanas: cinco tenían 24 viviendas de 45 metros cuadrados divididas en dos piezas; las otras manzanas tenían 48 viviendas de una sola pieza. En la mitad de ellas se entraba por la calle y en la otra por un patio colectivo en cuyo centro se hallaban los lavaderos y los retretes. Había una manzana exclusiva para empleados.

Mucha historia guarda este lugar con fotografías sepias y en blanco y negro que explican la vida laboral, sindical y cotidiana; contrasta con el exterior del museo inmerso en el Centro Vacacional Metepec con extensas áreas verdes y el azul del cielo. Lo puedes recorrer en un horario de diez a dos de la tarde y de cuatro a seis. No hay costo.

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