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*Espionaje También es Parte de
la Razón del Estado
*Las Áreas Específicas, Valores
Entendidos por Todos
*Filtrar Información Falsa, Táctica
del Contraespionaje
*Redefinir las Estrategias Defensivas
y Ofensivas, Urgente
POR EZEQUIEL GAYTÁN
Una de las definiciones de inteligencia, en el ámbito del procesamiento de la información, se refiere a la indagación de temas que atañen a la seguridad del Estado. De ahí que dicha información se obtiene por vías lícitas y no tan ortodoxas, como podría ser el espionaje. Léase, me refiero a inteligencia que nos permite accionar en lugar de reaccionar y así protegernos de amenazas y riesgos.
La función de recopilar información respecto a lo que otras naciones hacen es parte vital y necesaria de la supervivencia de las naciones sin importar el nivel de desarrollo. Por supuesto que países militar y económicamente poderosos les otorgan a sus áreas de inteligencia y seguridad nacional altos presupuestos. Otras naciones, como es el caso mexicano, no destinan muchos recursos, pero atienden la razón de Estado de proteger y defender. Consecuentemente, saber que hacen potenciales grupos subversivos y organizaciones criminales al interior de un país requiere que alguna institución de la Administración pública se avoque a realizar labores de inteligencia. Más aun, también es un deber obtener información de lo que acontece en otras naciones.
Que quede claro, son valores entendidos de la política interior de cualquier Estado, así como de las relaciones internacionales y, por lo mismo, el espionaje y las labores de inteligencia son una razón de Estado. Me parece pueril que esas posturas y actitudes de indignación debido a que un avión del ejército norteamericano sobrevoló por el Mar de Cortés sean motivo de rasgarse las vestiduras. México también realiza labores de espionaje en la Unión Americana, Guatemala, Belice, Cuba y muchas otras naciones. Así de fácil. Me preocuparía que no realizáramos esos bordados, pues significaría que caemos en la indefensión.
Por supuesto que muchas de las reglas de operación de las áreas de inteligencia no están escritas y de ahí que una de las tácticas de defensa de las naciones en contra del espionaje es la contrainteligencia. Es decir, filtrar información falsa. Se trata de un permanente esfuerzo de estrategias, ya que la seguridad nacional está vinculada con la gobernabilidad y el desarrollo de los países.
Los tableros de inteligencia y contrainteligencia, por ende, se juegan en el interior y en el exterior de las naciones. Más aún, en ocasiones – porque así conviene a las partes – intercambian información y configuran alianzas en el entendido de que son coaliciones coyunturales, pues ninguna nación tiene amigos, lo que tiene es intereses.
Las amenazas y riesgos de cualquier nación son antropogénicas y naturales. Los gobiernos tienen la obligación jurídica y ética de cuidar el patrimonio axiológico y material de sus habitantes. Se trata de un deber del Estado y eso es, nos guste o no, superior a cualquiera de las partes. Lo cual significa que la moral social es un relativismo. Por lo anterior es importante destacar que hace unos días la presidenta Sheinbaum haya enviado al Congreso dos iniciativas acerca de seguridad e inteligencia.
Deseo que no caigamos en actitudes moralinas de tirarnos al piso porque el presidente Trump ya desató una acometida en contra de México. Es, además de inútil, una perdida de tiempo. Lo que corresponde al gobierno de la presidenta Sheinbaum es redefinir las estrategias y tácticas defensivas y ofensivas ante la nueva relación. Es ir más allá de contraargumentaciones defensivas y utilizar nuestra experiencia en materia de inteligencia y contrainteligencia.
Vivimos un microcosmos de guerra fría contra los Estados Unidos. Lo cual significa que el discurso de cooperación y entendimiento es la fachada de sendas partes. Lo que realmente interesa a los Estados Unidos es un enfrentamiento racial, cultural y propagandístico desatado por Donald Trump que desea la subordinación de los cárteles mexicanos de la droga al servicio de la Administración del Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés). De ahí que no se trata de defender a los cárteles mexicanos, sino de combatirlos. Es decir, la administración Trump desea que el crimen organizado deje de ser socio del gobierno mexicano y ahora sea socio del norteamericano.
El asunto con dicho tipo de conflictos es que sabemos cómo y cuándo empezó, lo que ignoramos es cómo y cuándo acabarán. Tenemos cincuenta consulados en los Estados Unidos y son alrededor de treinta y cinco millones de mexicanos los que habitan en esa nación. Consecuentemente tenemos formas de trabajar estratégicamente a fin de disminuir las tensiones entre dos naciones que históricamente somos antipáticas y paradójicamente nos admiramos recíprocamente. En estos momentos inteligencia y contrainteligencia son nuestras mejores armas y así evitar, en lo posible que los EUA vulneren nuestras áreas estratégicas y prioritarias.