Optimismo o mentira

Yo Campesino

* Dinero cada vez más escaso, sube déficit, deuda y cae industria
Miguel A. Rocha Valencia
La verdad desearíamos que el discurso oficial fuera realidad y pudiéramos contagiarnos con su optimismo que frente a los datos duros, parece una mentira para consolarnos, no alarmarnos y conformarnos.
Desde palacio Nacional nos aseguran que todo está muy bien quela economía está muy fuerte y sólida y por esa razón llegan “anuncios” de inversión que para febrero, eran por cerca de mil 300 millones de dólares frente a los 20 mil que se afirma llegarán durante este año.
Son anuncios donde destaca el de Nestlé por mil millones que seguramente se van a distribuir en al menos dos años de consolidación, si es que en verdad entran.
Lo cierto es que frente a ello el déficit público podría continuar al alza y que la herencia del sexenio del ganso mantenga los niveles de endeudamiento y los niveles más altos de pago de intereses que para 2025 podrían alcanzar los 1.2 billones de pesos a cubrir con deuda nueva aunque con un punto más abajo en los réditos que rondarán entre el 9.5 y 10 por ciento.
La tal reforma judicial plagada de errores y violaciones a la Ley, donde incluso se detectan más de mil fallas con repeticiones de nombres, ausencias o candidaturas a dos o tres cargos a la vez, así como la -hasta ahora- guerra verbal sobre aranceles con Estados Unidos son obstáculos a la inversión y hasta generan inquietud en empresas ya establecidas como las automotrices no sólo asiáticas sino con matrices en Estados Unidos incluyendo la BMW.
En lo local hay que insistir en la industria manufacturera la cual se contrajo durante 2024 y fue causa principal de pérdida de empleo como lo revela la Encuesta Mensual de la Industria de dicho ramo donde el Inegi da a conocer que en diciembre la producción bajó 1.5 por ciento en su comparación mensual aunque a tasa anual se colocó con un 0.2 por ciento.
Lo anterior trajo como consecuencia que de acuerdo con la misma fuente, disminución en la utilización de la capacidad industrial instalada que llegó al 78.5 por ciento, el más bajo en tres años. Y aunque el personal ocupado “sólo” bajó 1.7 por ciento, acumuló 22 meses con caídas por lo cual resultó el peor ciclo desde 2008.
Para colmo el menor volumen de ingresos y la depreciación de nuestra moneda hizo que la deuda creciera en pesos, la cual pasó de 15.87 billones a 18.115 billones, es decir 51.2 por ciento del PIB, lo cual hace que las calificadoras internacionales pongan atención al débito soberano de México y sus capacidades de pago.
Tan sólo recordemos que Pemex tiene además de su deuda documentada, un débito de 400 mil millones de pesos con proveedores, de los cuáles 125 mil corresponde a proveedurías en Tabasco.
 A corto y mediano plazos y de acuerdo con las encuestas de Citi y el propio Banxico, las expectativas no son muy promisorias para la inversión debido a la incertidumbre y podrían empeorar si se da la batalla arancelaria.
Por ello hoy más que nunca se reciente el desbalance fiscal o déficit que dejó el sexenio del ganso que empezó en 2018 con cerca de 640 mil 500 millones de pesos y se fue a un promedio de billón 23 mil millones por año “gracias” a insistencia de comprar el agradecimiento popular y a obras carísimas y poco rentables, en especial el Tren Maya que saqueó las arcas de la banca oficial, principalmente Banobras, según datos de la propia secretaría de Hacienda.
Para hablar en términos del PIB, 2028 acumuló déficit traducido a deuda por el dos por ciento y al cierre de 2024, llegó a casi el cinco por ciento, cifra eso sí, como dirían palacio Nacional, histórica, sin precedentes.
El crecimiento del déficit durante el sexenio de AMLO fue el más alto registrado desde 1990. Mientras que en 2018 representaba el 2% del Producto Interno Bruto (PIB), al cierre de 2024 escaló a un 4.9%, una cifra sin precedentes.
Eso hará que difícilmente se logre la disminución del 3.2 por ciento del déficit planteado por la actual administración para 2025 donde la desaceleración económica será factor determinante junto con la baja de la inversión extranjera directa que ya se nota pese a la promesa de los dueños de dinero.
Esos son los números frente a los discursos, ojalá y se enderezaran las cosas pero como vamos va a ser muy difícil. Será más fácil que empeoren. Po lo pronto las calificadoras internacionales están como aves de carroña, a la expectativa de la evolución de la deuda especialmente por la inyección de recursos fiscales a Pemex.

Pero así, y con el discurso de todos los días ¿Cómo se puede ser optimista?

Foto: web

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