Defendamos lo  Indefendible Indefendiblemente

Otra Modesta Propuesta:

CARLOS BORTONI*

 

Sorprenderá a propios y extraños, la indefendible defensa que el segundo piso de la cutrote ha emprendido de propios y extraños. Y digo que sorprenderá porque aquello que produce sorpresa suele hacerlo sorpresivamente. Sin duda alguna, escapa al entendimiento de aquellos que ilusamente piensan que los ideales deben anteponerse a los hechos para modelar la realidad con los ideales y no a ideales con la realidad, que sean los mismos cuatretos cuatroteros quienes salgan a la defensa de Rocha Moya, Cuauhtémoc Blanco y Salvador Cienfuegos. Y escapa a su entendimiento porque no terminan de entender que la fuerza de la cuatrote radica en no dejar un solo espacio a sus detractores, ninguna posibilidad de acción, ni siquiera para socavar la legitimidad de la propia cuatrote. Si alguien habrá de socavar a la cuatrote debe ser la misma cuatrote, de lo contrario, la cuatrote estaría mostrando debilidad frente a sus adversarios, y eso sería imperdonable.

Claro que no faltará quien —presumiendo una presumiblemente ausente inteligencia— acuse al segundo piso de la cuatrote de privilegiar el pragmatismo sobre el compromiso. Nada de eso, la indefendible defensa de estos indefendibles personajes, que desde el segundo piso cuatrero se defienden, tiene más que ver con una transvaloración de los valores, donde dar la espalda al compromiso con la justicia, tener manejos políticos cuestionables, realizar montajes de escenas del crimen, tener un desempeño mediocre, violar las normas, y estar vinculado con el trafico de drogas y la protección de cárteles del narcotráfico, son asuntos de buen gobierno y compromiso social que no busca otra cosa que no sea el mejorar la calidad de vida de los mexicano, al minar la calidad de vida de los mexicanos.

Una transvaloración que se resuma en un absolutismo del tipo: la transformación soy yo, y lo que haga será transformador, aunque no lo sea.

En este proceso de transvaloración cuatrera, si la cuatrote no ha roto, ni se ha alejado de Rocha Moya, para confrontarlo, no es porque se haga de la vista gorda ante lo que sucede en Sinaloa, no porque no se dé cuenta del secuestro, que tuvo lugar durante la jornada electora que llevó a Rocha Moya a la gubernatura, de decenas de activistas PRIistas, inhibiendo el voto opositor; no porque no vea todas las irregularidades relacionadas con el asesinato del ex rector de la Autónoma de Sinaloa Héctor Melesio Cuén, y el burdo montaje forense que llevó a cabo la fiscalía del estado; no porque decida ignorar el netflixesco episodio en el que Joaquín Guzmán López entregó a “El Mayo” a las autoridades estadounidenses mientras Rocha Moya viajaba, como viajan todos aquellos que no quieren dejar huella y tener una coartada que medianamente se sostenga, a Estados Unidos, con su familia, en un avión prestado por un amigo empresario; no es que no se entienda que la narcoguerra, que se vive en Sinaloa, entre los Mayitos y los Chapitos, se disparara a raíz de estos episodios. No, no y recontra no. Por el contrario, tiene que ver con esta parte de la transformación en la que la denuncia y la persecución del secuestro de activistas, la inhibición del voto opositor, el asesinato de enemigos políticos, los montajes mediáticos y la mediocridad gubernamental, se convierten en un atentado en contra de la cuatrote si son reconocidos por al cuatrote, es un ver dejando de ver, viendo. Una transformación pragmatizadora de los ideales para garantizar la supervivencia de un movimiento que —traicionando sus ideales— encumbre esos ideales.

Probablemente, a estas alturas quede más clara la necesaria defensa de lo indefendible, de cualquier forma, estoy convencido de que el caso de flamante ex gobernador de Morelos, otrora ídolo americanista, Cuauhtémoc Blanco, ayudara a ilustrar, con la claridad del agua estancada, este esfuerzo para pragmatizar los ideales idealmente pragmáticos, sin apostar por el pragmatismo, apostando por él. Un defensa que garantiza un desaforado fuero a ese sujeto cuya honradez, integridad, rectitud y honestidad es respaldada por su pésimo desempeño, abuso de poder, la ignorancia de las normas y —cuando menos— una decena de expedientes penales por actos cometidos durante su administración en el ayuntamiento de Cuernavaca y en el gobierno de Morelos. Por no mencionar la acusación por violación que, violando todo buen gusto y decoro transformador, se ha lanzado en su contra. La transvaloración de los valores e ideales del Humanismo Mexicano, atraviesan —en el caso de Blanco— la protección a quien acumula evidencia de corrupción, nepotismo y mala administración. Protección y defensa que demanda no sólo otorgarle fuero, sino defender ese fuero para que el ex futbolista no pueda ser molestado.

Entrados en gastos: Si la cuatrote ha de morir, ha de morir a manos de los cuatreros cuatroteros, y de nadie más. No le va a dar el gusto a la oposición de acabar con ella. Para cavar su tumba, no necesitan ayuda, al contario, están dispuestos a defender indefendibles ajenos, Cienfuegos es una muestra de ello, oficialmente declarado inocente por la Fiscalía General de la Republica y respaldado por Claudia quien está convencida de que si “el gobierno de Estados Unidos hubiera tenido realmente algo en contra del general Cienfuegos [no] lo hubiera liberado.”

Una transvaloración exprés que rápidamente mutó de la condena de López Obrador quien en un primer momento lo consideró como algo lamentable que daba muestra de la descomposición del régimen, de la degradación de la función gubernamental durante el periodo neoliberal, pasando por la negociación del retiro de los cargos delictivos en contra de Salvador Cienfuegos, para mantener con México la cooperación en el combate al tráfico de narcóticos y corrupción, al indulto público desde la presidencia. El segundo piso de la cuatrote, pareciera enfocarse en la transformación de valores indefendibles, a valores por los que está dispuesto a morir en la raya, y quienes no estén de acuerdo con ello, deberían callar, madurar, crecer y ser responsables, para parafrasear la nada pragmática defensa del Fisgón a la candidatura plurinominal de Sergio Mayer, enfrentar al neoliberalismo demanda la consolidación de un frente amplio, tan amplio que incluya las peores practicas neoliberales.

 

Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es “Historia Mínima del Desempleo”.

*@_bortoni

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