ULISES CORONA*
Aparte del discurso nacionalista de identidad y hermandad para con los connacionales y extranjeros en su paso por nuestro territorio, el tema migratorio entre Estados Unidos y México es muy complejo, abarca aspectos económicos, sociales, antropológicos, sociológicos, políticos y humanitarios. Resumo de manera suscita lo logrado -y después- enlisto temas para debatir:
- Fortalecimiento de acuerdos bilaterales:
Programas como el “Quédate en México” (MPP): Estados Unidos y México han colaborado en políticas como el Protocolo de Protección a Migrantes, donde los solicitantes de asilo esperan en México mientras se procesan sus casos en el país vecino.
Integración económica y laboral: Convenios para facilitar visas temporales de trabajo, especialmente en sectores agrícolas y de construcción.
- Gestión y modernización de fronteras:
Inversiones en infraestructura fronteriza: Modernización de puntos de entrada para mejorar la seguridad, el comercio y los flujos migratorios legales.
Tecnología avanzada: Uso de drones, sensores y sistemas de inteligencia para monitorear flujos migratorios ilegales.
- Ampliación de vías legales:
Expansión de visas de trabajo y humanitarias: Incremento de visas temporales H-2A y H-2B para trabajadores agrícolas y no agrícolas.
Parole humanitario: Estados Unidos implementó programas específicos para ciudadanos de ciertos países (como venezolanos, cubanos y haitianos), algunos con el apoyo logístico de México.
- Apoyo humanitario:
Albergues y asistencia en México: Coordinación con organismos internacionales y ONGs para dar refugio, alimentos y servicios médicos a migrantes.
Protección a grupos vulnerables: Prioridad a mujeres, niños no acompañados y personas en condiciones de riesgo.
- Combate al tráfico de personas:
Operativos conjuntos: México y Estados Unidos realizan acciones coordinadas para desmantelar redes de tráfico de personas y detener a traficantes.
Campañas informativas: Campañas en países de origen para desalentar la migración irregular y advertir sobre los peligros del viaje.
- Atención a las causas estructurales:
Inversiones en Centroamérica: Programas como “Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo el Futuro” se han expandido hacia países como Guatemala, Honduras y El Salvador para generar oportunidades económicas.
Cooperación para el desarrollo: Estados Unidos ha prometido recursos para proyectos de infraestructura y educación en los países del Triángulo Norte.
- Reformas internas:
Reformas al sistema migratorio de Estados Unidos: Propuestas para agilizar los procesos de asilo y naturalización, además de crear nuevas vías legales de migración.
Política mexicana de migración: México ha implementado reformas para mejorar la gestión de su Instituto Nacional de Migración (INM) y el respeto a los derechos humanos de los migrantes.
Lo anterior, demuestra la importancia de la colaboración regional y un enfoque integral que aborda tanto las causas como las consecuencias de la migración. Sin embargo, persisten desafíos en su implementación y eficacia.
De similar forma, considero importantes acciones que se deberán implementar ante el tema:
Fortalecer la protección de los derechos humanos, garantizar condiciones dignas en albergues y centros de detención migratoria, capacitar a las autoridades migratorias y de seguridad para prevenir abusos, promover acuerdos bilaterales y regionales, negociar con Estados Unidos vías legales de migración laboral y programas temporales de empleo, coordinar con países centroamericanos estrategias de desarrollo y gestión de migrantes, fortalecer la infraestructura y servicios migratorios.
De igual manera; modernizar los sistemas de registro y documentación para migrantes, incrementar el presupuesto y los recursos del Instituto Nacional de Migración (INM), impulsar programas de integración, facilitar el acceso a servicios básicos como salud, educación y empleo para migrantes en tránsito y refugiados, diseñar políticas inclusivas que reduzcan la discriminación y fomenten la integración cultural, combatir el tráfico de personas y el crimen organizado, intensificar operativos conjuntos contra redes de tráfico humano, promover campañas de prevención en comunidades migrantes para evitar riesgos, atender las causas estructurales de la migración, expandir programas como “Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo el Futuro” en Centroamérica sin visión clientelar, invertir en desarrollo económico y oportunidades laborales en regiones marginadas de México, fomentar la cooperación internacional, solicitar apoyo técnico y financiero a organismos como la ONU, ACNUR y la OIM, colaborar con organizaciones internacionales para gestionar flujos migratorios masivos.
Finalmente; difundir información sobre los riesgos de la migración irregular, promover las vías legales disponibles para migrar de forma segura, revisar y mejorar la legislación migratoria, actualizar las leyes para alinearlas con estándares internacionales de derechos humanos, simplificar los procesos para solicitar refugio o protección humanitaria, priorizar la seguridad fronteriza con enfoque humanitario, supervisar la actuación de la Guardia Nacional en la frontera sur para evitar abusos e implementar tecnología no invasiva para mejorar la gestión de flujos migratorios.
Cada uno de estos temas analizados, discutidos y desarrollados, requieren completa vinculación entre los distintos niveles de gobierno, la sociedad civil y actores internacionales.
Ulises corona
Académico Universitario*
