*Sin Llamado a la Unidad Nacional, ni Reconocimiento de la Pluralidad en México
*Continúan los Discursos de Fragmentación que en Nada Ayudan a la Difícil Situación Actual
*Pero Hizo Énfasis en la Discutible Transformación del Diseño Constitucional
*Lo Diferente es la Estrategia en Materia de Seguridad, que ha Tenido un Cambio Radical
*Alusión a López Obrador como “el Mejor Presidente, Pero no son Sencillos los Problemas Heredados
*La Severidad de los Casos de PEMEX, AIFA, Tren Maya, Dos Bocas y la Aerolínea
*Además, las Relaciones Con el Vecino del Norte con la Llegada de Trump
*Nada Nuevo que Anunciar, Sólo la Definición de un Estilo Similar al de su Jefe Político
*En Síntesis, Indudablemente fue un Informe Pobre y Sumamente Limitado
ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO
En un marco propagandístico se dieron cita decenas de miles de personas en el zócalo capitalino para escuchar el mensaje de Claudia Sheinbaum al cumplir cien días de su mandato al frente del Poder Ejecutivo Federal, acontecimiento de relevancia política al definir el sello de la presente administración.
Al respecto resulta pertinente destacar diversas conductas que han sido recurrentes desde la pasada administración y, adoptadas en este gobierno, como en el caso de tener sus propios datos; la cerrazón al dialogo y; la descalificación de cualquier mensaje proveniente de la oposición o persona que piense diferente a la cuarta transformación.
Así es de advertir que el mensaje emitido el domingo 12 de enero, lejos de hacer un llamado a la unidad nacional y, a reconocer que en México existe una pluralidad de donde se nutre la vida democrática y cultural del país, la titular del Poder Ejecutivo al igual que su predecesor continúa resistiéndose a aceptar esa realidad.
Entonces, seguimos con los discursos de fragmentación que en nada alivia la difícil situación y los grandes retos heredados a la presente administración, por el contrario, a pesar de contar con altos niveles de aprobación, abre frentes innecesarios.
Bajo esa óptica hace énfasis en la transformación del diseño constitucional, al aprobarse diversas reformas destacando la relativa al poder judicial y la desaparición de algunos organismos autónomos, lo que ha sido motivo de fuertes controversias, no obstante, fueron compromisos adquiridos inclusive desde antes de la campaña presidencial, por lo que no es factible aducir que fueron sorpresivos.
Lo que es diferente, consiste en la estrategia en materia de seguridad, que ha tenido un cambio radical y, aunque los niveles de violencia no se perciben a la baja, es de apreciar un enfoque distinto al seguido por su mentor, que en ese rubro le dejó un desastre ante el avance territorial de los grupos delincuenciales.
Si bien, alude a López Obrador como el mejor presidente, la tarea con los problemas que le heredó no es sencilla, comenzando con la incertidumbre en materia de economía y finanzas públicas, donde la carga es prácticamente insostenible, a la par, de tener que inyectar recursos a elefantes blancos cuyo costo al erario es sumamente gravoso, como el caso de PEMEX, AIFA, Tren Maya, Dos Bocas y, la Aerolínea, todas estas empresas en números rojos y en camino a la quiebra.
Aunado a la tensa relación con nuestros socios del norte, particularmente con las expectativas ante la llegada del Presidente Trump, que ha mostrado su molestia con nuestro gobierno y advierte tomar medidas al respecto, lo que, desde luego, no es cosa menor.
Es dable decir, que la molestia norteamericana se incrementa ante la postura favorable al bloque de países autoritarios como Venezuela, Nicaragua, Cuba y Honduras.
En realidad, no hubo nada nuevo que anunciar, simplemente la continuidad y aplicación de los programas heredados y la definición de un estilo similar al de su jefe político, en condiciones diferentes.
Finalmente, en materias de corrupción y privilegios solo se refirió al pasado, no obstante que continúan vigentes.
En síntesis, un informe pobre y limitado.
