* Avisaron a la administración del Sanatorio Trinidad que el viernes irían a verificar la denuncia por las irregularidades que están cometiendo y les dieron hasta las 24 horas del mismo jueves para sacar a los pacientes y todo lo que los comprometiera
Los familiares de los propios pacientes alertaron la madrugada del viernes 17 sobre la posible mascarada que realizarían los funcionarios de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) junto con los actuales administradores del Sanatorio Trinidad, luego de que alrededor de las 20 horas de ese día dieron la orden de trasladar a los enfermos al Hospital San Luis y a otros de la zona, ya que, así como fue documentado, el nosocomio debía estar cerrado y sin prestar servicios porque todo el establecimiento tiene suspensión y la clausura de los cuatro quirófanos donde, aun así, se han realizado procedimientos quirúrgicos.
De acuerdo con versiones de lo que escucharon los familiares de los pacientes durante el desalojo, las autoridades de Cofepris avisaron a los administradores del Sanatorio Trinidad que debían sacar a los internados porque les iban a clausurar el Sanatorio Trinidad. Sin embargo, hoy está abierto, aunque cerrado a cualquier servicio, salvo hemodiálisis. La propia administradora le dijo el viernes 17 a los trabajadores que se hizo así porque la propia Cofepris les advirtió que harían una revisión y el hospital debía aparentar que estaba inactivo. Obvió, a la llegada de los funcionarios de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios no había pacientes.
Tras la publicación de información donde se da cuenta de todas las anomalías que existen en el hospital, como la falta de medicamentos e insumos básicos y la explotación del personal médico y de enfermería por parte de la actual administración encabezada por Adriana Beltrán Mallén, su padre el médico Juan Beltrán Arriaga, y los también doctores Jesús Torán Sierra, Eduardo Rocha Pérez y Javier Alfonso Ortega, entre otros como también Jorge Rodríguez y Alma Sigales Chicas, a media tarde comenzó una gran movilización en el lugar.
Alrededor de las 18:00 horas del jueves 16 y en los siguientes minutos el ir y venir de enfermeros, camilleros y demás trabajadores se extendió hasta altas horas de la noche, con la extracción de aparatos y material médico, así como cajas con documentación que compromete al nosocomio por las cirugías efectuadas en el lapso de clausura de los quirófanos y otros tratamientos, así como también fueron sacados otros enseres.
De igual forma, dentro de las instalaciones destruyeron documentos comprometedores como registros de la utilización de medicamentos controlados, de acuerdo con la versión anónima de personal que estuvo presente, pero que temen por su integridad física y jurídica dada la violencia que ejercen sus aún patrones.
Dos de ellas, las extrabajadoras Beatriz Moreno y Angélica Clairín Pantoja, quienes permitieron que sus nombres aparecieran como fuentes de la información, y que durante su estancia en el Sanatorio Trinidad conocieron de la forma violenta de conducirse de estas personas, temen por alguna represalia contra ellas o sus familiares porque los actuales administradores son muy vengativos y, advierten que en caso de cualquier acción, de cualquier tipo en su contra, hacen responsables a Adriana Mallén y el resto de los actuales administradores del Sanatorio Trinidad.
Ese jueves por la noche, alrededor de las 21:30 horas, la señora Laura Pancardo desenmascaró la jugarreta que pretendían realizar el Sanatorio Trinidad y la Cofepris: “Hasta donde se escucha es que tienen una visita mañana de Cofepris (el viernes) y si Cofepris checa que tienen pacientes, les clausuran. Si ustedes pueden observar, están sacando equipo médico, están sacando todo lo del hospital”, expresó en una entrevista que va adjunta en video.
Al preguntarle sobre su paciente, respondió: “No lo voy a desalojar porque mi familiar se está debatiendo entre la vida y la muerte y desde el día 23 de diciembre está en terapia intensiva. Dos, yo aquí estoy pagando, nadie nos está regalando nada. Quiero que me digan con qué lo interno en el Dalinde, con qué lo interno en el Mocel, con qué lo interno en el Metropolitano, que son las opciones más cerca”, por lo que amenazó con que “no me lo voy a llevar. Si les van a clausurar la clínica, que se las clausuren. Mi paciente no se mueve porque está en terapia intensiva desde el día 23 de diciembre”.
Y al ser cuestionada sobre las acciones que tomaría en el caso de que a su familiar lo desalojen a la fuerza, expresó: “De entrada los puedo demandar, porque mi paciente no es un paciente que tenga un pie quebrado”. Un caso similar es el de Carlos quien comentó que a su familiar que está grave, lo trasladarían al San Luis a pesar de que su paciente está en riesgo.
Por otro lado, la mañana del viernes cuando el personal se presentó a trabajar, tardaron hasta 3 horas en atenderlos y les ofrecieron varias opciones que la mayoría de ellos pensaba rechazar, como ir a trabajar con los pacientes al Hospital San Luis: Sobre todo porque a los pacientes y sus familiares, el jueves, durante el desalojo, les dijeron que Cofepris iba a clausurar por las malas prácticas de las enfermeras y ahora “cómo nos vamos a presentar con ellos si nos culparon a nosotros; esas son cosas que dicen sin pensar, quitándose ustedes la responsabilidad de una forma de trabajo que estaba mal desde hace más de un año”, reclamó una de las trabajadoras al Comisario de la empresa Jorge Rodríguez.
Tampoco tuvieron respuesta a sus reclamos de falta de uniformes, a la liquidación completa de la Caja de Ahorros, recursos que no debieron ser utilizados por el hospital para financiarse porque son una prestación de los trabajadores; del pago de horas extra que no vienen realizando desde hace varios meses; de la carencia de personal que las hace atender cuatro enfermeras hasta 20 pacientes al mismo tiempo. Reclamaron la falta de seriedad porque cada vez, uno y otros funcionarios les prometen trato justo y mejorar el ambiente de trabajo y sus prestaciones, pero ninguno les firma sus promesas, sobre todo, la falta de respeto a su trabajo, a sus personas y a sus ingresos. “Cómo quieren que les creamos”, expresaron en una junta en el auditorio del lugar.
Adriana Beltrán Mallén, administradora del Sanatorio, se excusó de que presuntamente los ingresos bajaron por lo que no han podido cumplir a tiempo con algunos de las responsabilidades empresariales, mientras que ellas reclamaron que sólo así, ya que explotó el problema, es que las atienden y con otro tono al que han venido recibiendo desde que esta administración se hizo cargo. Además, el personal se dice extrañado porque la administración dice que no hay recursos, pero el Sanatorio ha estado saturado, lo que indica que esos recursos están yendo a otro lado.