Un equipo internacional de investigación perforó y recuperó con éxito en la Antártida un núcleo de hielo de 2.800 metros de longitud que data de hace 1,2 millones de años. Los nuevos datos permiten comprender mejor la crisis climática actual y nos hablan de los cambios climáticos extremos que amenazaron la supervivencia humana en el pasado.
Los núcleos de hielo son vitales para reconstruir climas históricos, ya que atrapan partículas y gases como el dióxido de carbono y el metano. Las nuevas perforaciones se centran en una época en la que los ciclos de glaciación se prolongaron entre hace 900.000 y 1,2 millones de años, un período durante el cual podrían haber perecido casi el 99% de los primeros humanos de África, aunque esto sigue siendo objeto de debate.
Si bien el hielo más antiguo hallado en la Antártida data de hace 2,7 millones de años, este no era apto para el estudio porque los movimientos de la Tierra lo han desplazado en parches más pequeños de material helado, por lo que no constituye un registro climático continuo.
La reciente perforación se llevó a cabo en un lugar llamado Pequeño Domo C, en la Antártida Oriental, el cual fue elegido debido a que los estudios de radar revelaron la presencia de hielo extremadamente grueso, en capas como un pastel, con un fondo que aún no se había derretido.
«Tenemos un fuerte indicio de que los 2.480 metros superiores contienen un registro climático que se remonta a 1,2 millones de años», manifiesta el científico jefe sobre el terreno del Proyecto Europeo de Coronación de Hielo en la Antártida, Julien Westhoff, citado por Prospección Antártica Británica, que es una institución nacional del Reino Unido dedicada a la investigación de la Antártida.
El nuevo núcleo antártico podría arrojar luz sobre los cambios climáticos de esta época y poner de relieve cómo las emisiones antropogénicas han alterado los ciclos naturales de glaciación. Los investigadores tuvieron que hacer frente a problemas de infraestructura y tardaron unos 20 días en instalarla, dado que el lugar del estudio está a 3.200 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas estivales de unos -35 ºC y fuertes vientos frecuentes, lo que dificulta aún más el trabajo en condiciones tan extremas.
Se realizaron análisis isotópicos en tiempo real a medida que avanzaba la perforación, lo que permitió a los científicos sacar conclusiones significativas en las primeras fases de su análisis. La capa de hielo de la Antártida contiene el 90% del hielo mundial, por lo que esta perforación es esencial para comprender su papel como depósito de agua dulce.
«Las burbujas de aire atrapadas en el núcleo de hielo proporcionan una instantánea directa de la composición atmosférica en el pasado, incluidas las concentraciones de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano», explica el profesor de la Universidad Ca’ Foscari de Venecia y miembro asociado del Instituto de Ciencias Polares del Consejo Nacional de Investigación de Italia, Carlo Barbante, citado por CNN.
El científico agrega que, al analizar las muestras, se puede reconstruir cómo respondió el clima de la Tierra a los cambios en los factores de forzamiento climático, como la radiación solar, la actividad volcánica y las variaciones orbitales.
Mientras se realizan los análisis preliminares en el yacimiento, los trozos de núcleo de hielo se transportarán a Europa a bordo del buque rompehielos Laura Bassi, en contenedores frigoríficos especializados para mantener la temperatura perfecta. Sputnik