“Jurado Nº 2”

 

La Verdad y la Justicia

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“Jurado Nº 2” (“Juror #2”), película dirigida por Clint Eastwood, con la actuación de Nicholas Hoult (Justin Kemp), Toni Collette (Faith Killebrew), Chris Messina (Eric Resnick), Kiefer Sutherland (Larry Lasker), J. K. Simmons (Harold) y Gabriel Basso (James Sythe); su premier fue el 27 de octubre de 2024 en la 38ª edición del festival de cine AFI Fest.

Justin Kemp, un hombre de familia, es seleccionado como jurado en un caso de homicidio, pero pronto descubre que su relación con el caso podría empañar su imparcialidad y poner en peligro su proyecto de vida.

Este drama judicial pone en jaque una vez más el sistema de justicia por jurado ciudadano, y no es por el diseño de este tipo de procesos sino por el conflicto entre intereses personales y la justicia, ya que el protagonista cuenta con información que podría utilizar para influir en el veredicto del jurado y potencialmente condenar o liberar al acusado.

LA SELECCIÓN

En Savannah, Georgia, el joven periodista y alcohólico en recuperación Justin Kemp es convocado para formar parte del jurado en el caso de homicidio de Kendall Carter, quien tuvo una pelea con su novio James Sythe en un bar local y luego fue encontrada muerta debajo de un puente. Sythe es acusado de su asesinato.

La cinta muestra el proceso de selección del jurado, en el cual intervienen el fiscal y la defensa, pues el objetivo es encontrar gente que sea imparcial y que el acusado sea juzgado por sus pares.

Cada pregunta que se formula a los potenciales miembros del jurado es muy escrupulosa y puede ser inclusive molesta por su contenido de carácter personal, pero está en juego la libertad y en ocasiones la vida del acusado.

No tiene que existir un acuerdo mutuo entre la fiscalía y la defensa respecto a las personas que integren el jurado, aunque la mayoría de las veces existe coincidencia.

LA REVELACIÓN

La Fiscal y el defensor dan sus alegatos de apertura, Justin Kemp, que ha sido designado como Jurado Nº 2, advierte que está directamente involucrado en los hechos, pero no sabe hasta qué punto.

Los testigos confirman que Sythe estaba borracho, que alteró el orden público esa noche y siguió a Kendall después de que ella se fuera furiosa; el forense testifica que las lesiones son compatibles con una agresión con un objeto contundente, y un testigo ocular afirma haber visto a Sythe en el lugar donde fue encontrado el cuerpo de Kendall.

Es aquí cuando Justin considera que él mismo podría ser el culpable de la muerte de Kendall porque ese día también estaba en el mismo bar, -aunque no bebió nada- y de retorno a su casa, había chocado contra algo; como era de noche y llovía copiosamente, no pudo encontrar contra qué y, supuso que había atropellado a un ciervo.

LA MOTIVACIÓN

La Fiscal Faith Killebrew, espera atraer a los votantes en su candidatura a fiscal de distrito, por ello buscará una condena ejemplar, así que no está dispuesta a negociar con el defensor público Eric Resnick, quien tampoco lo pretende porque su cliente quiere ir a juicio al afirmar que es inocente.

Justin está consciente de que un hombre inocente puede ser condenado, y le pide consejo a su padrino de Alcohólicos Anónimos, Larry Lasker, que es abogado defensor, quien indica que, debido a sus antecedentes de conducir en estado de ebriedad, nadie creerá que estaba sobrio ese día, por lo de seguro será condenado; así que lo conveniente es que el jurado llegue a un veredicto.

Marcus, un jurado afroamericano, tiene una motivación personal, pues ve una oportunidad de que se condene a un ex miembro de una pandilla que tuvo que ver con la muerte de su hermano; mientras la jurado Yolanda quiere acabe el juicio porque sus hijos la necesitan.

Harold otro miembro del jurado y detective retirado decide hacer su propia investigación, pues las lesiones de Kendall podrían ser consecuencia de un atropello y fuga, así que su deber de investigar está por encima de cualquier regla procesal.

Dentro de las reglas del Jurado está la de no comentar con alguien sobre las discusiones que lleguen a tener, pero hay algo de más importancia: no investigar por su cuenta, y sólo atenerse a los hechos probados en el juicio.

EL DILEMA

La fiscal Killebrew se siente cada vez más indecisa con el caso, al saber que la policía indujo al testigo a identificar a Sythe en el juicio, pero a pesar de su deber de lealtad no retira la acusación.

Sythe es sentenciado a cadena perpetua sin libertad condicional y Killebrew descubre que Justin está implicado en el caso; la conversación final, frente a una estatua de la justicia con sus dos balanzas, tiene una carga de poder implícito, ahí Justin sugiere vagamente que si alguien más mató accidentalmente a Kendall, esa persona no debería merecer un castigo severo. Killebrew argumenta que, con un hombre inocente condenado, ya no se trata de un accidente.

La cinta presenta la ambigüedad moral de los personajes y la oscuridad que asoma de ellos, nadie se encuentra encasillado en la personalidad que se presenta en su planteamiento, durante el desarrollo de esta historia todo está vivo y abierto hasta el final.

Conciencia, moralidad y justicia son las bases de esta peculiar historia donde el poder del sistema judicial se enfrenta a decisiones que pueden ser alguna vez equivocadas.

Es claro que la cinta expone discretamente una crisis de valores que impacta en los principios y las estructuras sociales que rigen al proceso por Jurado Ciudadano; es claro que la fiscal de distrito busca de una victoria electoral a costa de quizá una vida inocente; conviene saber cómo ese sistema de elección es favorecido por los números de condenados en Estados Unidos, favoreciendo la actuación despiadada de los organismos supuestamente garantistas del estado.

El supuesto asesino es juzgado y expuesto públicamente por violencia de género, otros buscan su culpabilidad por motivaciones de venganza a raíz de connotaciones raciales, o porque se tiene prisa para estar con la familia; o se quiere evitar una condena.

La película tiene tiempo para exponer la cadena de errores debidos a un interés externo al propio proceso, desde la matización de ciertas pruebas, conseguidas según métodos imparciales, pero de forma automática sin cuestionamiento alguno, que realmente no se ajustan a lo que sería deseable en una exposición limpia de las evidencias.

Es claro que Justin tiene un cargo de conciencia, al igual que lo tiene la fiscal, pero ¿en quién pesa más la codena de un inocente?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

Acerca de misionpo 42092 Articles
Noticias nacionales e internacionales. Investigación y reflexión política.