Enloda, Enloda

 

 

*Son dos Caminos de la Política y en Ambos hay

eso que Llamamos Políticos Encumbrados

*Sendos Tipos de Políticos Existen y Coexisten en 

Cualquier Sistema desde Tiempos Inmemoriales

 

POR EZEQUIEL GAYTÁN 

 

Una de las más cobardes frases de la jerga política dice “enloda, enloda a tus enemigos pues, aunque se limpien algo les quedará”. Es una expresión a todas luces carente de ética. Se trata de desprestigiar a quienes piensan diferente o aspiran a un mismo cargo. Recurrir a diseminar infundios mediante falsedades, rumores y chismes es algo que siempre ha estado presente en la vida de los seres humanos. De hecho, el perjurio está condenado en la ley e incluso en muchas religiones, ya que jurar o afirmar en falso es condenar a inocentes mediante la mentira. 

Califico, en primer lugar, de cobarde esa expresión porque es un arma utilizada por gente de baja calaña que, ante su falta de inteligencia y de escrúpulos son capaces de desprestigiar la honra de alguien. Más aún, la ambición desmedida y la envidia de esos gallinas también son detonadores de sus resentimientos sociales y de su infelicidad. Incluso se rodean de gente de su misma horma y cual loros abyectos repiten las intrigas, mentiras y falsedades. 

 

En efecto, los inocentes, por más agua y jabones neutros que utilicen quedan manchados, pues siempre habrá gente que crea las falsedades, ajuares y cuchicheos que los cobardes dijeron de ellos. Eso es irremediable y de ahí que quien quiera dedicarse a la política tiene de entrada dos caminos. El que enloda o el que es blanco de mentiras. El primer camino está repleto de personajes grotescos, fanfarrones, oportunistas y aduladores. El segundo es el de la prudencia, la honestidad y el compromiso del deber, usualmente es gente cuya ambición es escalar en el andamiaje de la política y la Administración pública por méritos, capacidades y habilidades.  Léase, servidores públicos que anteponen los intereses de la nación a los de grupo. 

 

Son dos caminos de la política y en ambos encontramos eso que llamamos políticos encumbrados. Pero, hay que reconocerlo, mayoritariamente predominan los enlodadores. A ellos no les importa su prestigio, ni su imagen. Lo que quieren es el poder y en su cinismo de enriquecerse disfrutan el lodo. Más aun, saben que los señalamientos éticos carecen de coerción y que están en el poder porque han sido capaces de burlar la ley. En otras palabras, son corruptos, pero no tontos. 

 

Enlodar para esa clase de políticos es una diversión y una estrategia carente de toda axiología. Es su recurso, pues saben que el asesinato político ya no es lo prudente en el siglo XXI, así que recurren al recurso de ir en contra del decoro y la dignidad de las personas, pues a lo que más le temen es a la honradez, a las capacidades, las habilidades y el desempeño de los otros políticos competentes y convencidos de que el servicio público está hecho para servir y no para servirse.

 

Es cierto que la realpolitik es cruda. También que los políticos mienten y que es un juego de estrategias en el que en ocasiones hay que saber mentir con la verdad o en otras se trata de desplegar el arte del engaño. Lo cual es diferente a las bajezas del perjurio o de enlodar. Desde mi punto de vista son dos caras de una misma moneda. Ya que el propósito de dicha moneda es la lucha por el poder. Sólo que en la lucha hay estilos. Por un lado, está la elegancia de las palabras, la clase al asumir la responsabilidad de las decisiones tomadas y sus consecuencias, la elegancia del compromiso y la palabra empeñada. Por el otro, está la bajeza de enlodar, la mezquindad cruel e inhumana de los políticos miserables que se contradicen a su conveniencia y su demagogia envuelta en guantes de color dorado. 

 

Es cierto que en la vida no existen los modelos puros y que lo aquí planteado son dos esquemas hasta cierto punto estereotipados. Pero, en lo general, fácilmente identificables. De ahí que lo más probable es que se encuentre una mezcla. Pero con la diferencia de que, en lo personal, he tenido el placer de conocer políticos serios que no recurren al acto cobarde de enlodar.    

 

Sendos tipos de políticos existen y coexisten en cualquier sistema político. Así ha sido desde tiempos inmemoriales. Lo interesante es que los políticos loderos no dejan de hacerlo, ni cuando llegan a la cúspide, porque también así se puede llegar a la cumbre y mantenerse. Son personajes fácilmente identificables y en México los tenemos a la vista. Nunca dejarán de existir políticos que enloden. Afortunadamente tampoco desaparecerán los políticos que ven en la política la honra y el honor de conducir a la sociedad.  

 

    

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