China lidera la carrera tecnológica hacia la energía verde mientras el mundo afronta el cambio climático, escribe ‘Financial Times’. Estos avances chinos, que tienen raíces profundas y sólidas, constituyen una fuente de inquietud para los países occidentales, señala el diario.
Aunque el gigante asiático es responsable de una parte importante de las emisiones de dióxido de carbono, es a la vez el primer productor de turbinas eólicas, paneles solares, automóviles eléctricos y baterías de iones de litio, y se espera que en 2030 el 60% de toda la capacidad de energía renovable del mundo proceda de este país, apunta el medio.
Dicho esto, la superioridad de Pekín en materia de energía verde tiene fundamentos muy sólidos. Así, además de ser uno de los primeros inversores en minerales críticos, también ha ido aumentando las subvenciones, los incentivos fiscales y las inversiones destinadas a la energía verde, algo que es especialmente importante en el contexto de la lucha contra el cambio climático y teniendo en cuenta que 2024 fue el año más cálido jamás registrado.
Una medida del éxito chino, prosigue el medio, es que pudo alcanzar su objetivo seis años antes de lo previsto de instalar 1.200 gigavatios de capacidad solar y eólica, suficiente para abastecer a cientos de millones de hogares. Se espera que en 2025 (10 años antes de lo previsto) el volumen de automóviles eléctricos vendidos supere al de los tradicionales.
Como admite el periódico, los avances ecológicos de Pekín plantea «grandes preocupaciones» para Occidente. Por ejemplo, la posible expulsión de los competidores occidentales de ese mercado y la dependencia de los Gobiernos de su rival estratégico para obtener tecnologías clave, así como las llamadas tecnologías inteligentes incorporadas a «todo, desde vehículos eléctricos hasta turbinas», que podrían suponer una «amenaza para la seguridad» de EEUU y la UE.
No obstante, dados los crecientes «riesgos de dependencia excesiva» de las tecnologías chinas de energía verde, para Estados Unidos y Europa será difícil prescindir de ellas, reconoce el artículo.
«El acceso limitado a minerales críticos y los altos costos de capital significan que las economías avanzadas serán incapaces ahora de alcanzar sus objetivos verdes sin Pekín», subraya.
Al especular sobre las formas de hacer frente a la competencia china, los autores abogan no por bloquear completamente las importaciones de tecnología verde procedentes del país asiático, sino por llevar a cabo un examen más riguroso de la misma, explorar oportunidades para «aislar o eliminar componentes inteligentes» de las piezas importadas e instar a Pekín a «compartir más de su propiedad intelectual [del sector] a cambio de acceso al mercado».
De este modo, aunque reconoce el hecho de que el Occidente global va a la zaga de China en la contienda por la transición a la energía verde, el medio señala que la carrera principal es la que protagoniza el planeta en su conjunto en la lucha contra el cambio climático. Por lo tanto, para tener éxito en ella, «hay que encontrar estrategias de cooperación con Pekín en materia de tecnología verde», concluye en tono conciliador la nota. Sputnik