Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Ausente durante meses, quizá más de un año y moviéndose como pez en el agua en el Instituto Atlántico de Gobierno impulsado por José María Aznar y en donde se reúne la llamada “ultra derecha conservadora” de América Latina y más allá, de Europa, Felipe Calderón Hinojosa se dejó ver ayer.
No crea que en una fiesta o con una botella de coñac en la mano como sus detractores lo señalan.
No.
Estaba en la iglesia.
Sí y atento a la misa de las 13 en la Parroquia Purísima Concepción, ubicada en el pueblo-barrio -todavía lo es desde hace casi 500 años- de Tlacopac, en Álvaro Obregón.
En una tarde fría, en la que el viento soplaba con fuerza, el expresidente de México, se presentó con vestimenta informal.
Ah, nada barata, por cierto.
Jeans, zapatos sport y una chamarra negra con el enorme logo en la espalda y nada menos de la FORMULA 1.
Seguro se la regaló El Checo Pérez, con quien tiene amistad cercana a grado tal que acudía a las carreras en las que participa el piloto tapatío. Y en el 29 de marzo, estuvo presente en el gran premio de Mónaco, que ganó el mexicano.
Celebraron en la histórica alberca de Red-Bull, en la que, por tradición de la escudería, cada que se obtiene una victoria en el exclusivo rincón de la nobleza y el colofón de la celebración es que el piloto se arroje a la piscina, En aquella ocasión invitó al expresidente a hacerle compañía y ni tardo ni perezoso aceptó.
Al término de la misa, oficiada por el nuevo párroco, en el atrio recibió saludos y hasta le solicitaron selfies. Estaba acompañado de su esposa, Margarita Zavala.
¿Qué hace en México el expresidente?
Felipe Calderón se convirtió en el costal al que golpeaba Andrés Manuel López y a quien se cansó de vituperar y de responsabilizarlo de la inseguridad y crecimiento de la criminalidad y el narcotráfico.
Falso. Calderón se equivocó, sí, al pegarle al avispero sin la escafandra de protección. pero fue el primero que tuvo el arresto para iniciar una persecución sin tregua en contra, en principio, de la mal llamada Familia Michoacana, liderada por La Tuta y quien finalmente fue aprehendido años después y recluido en el Altiplano.
Lo que hizo Calderón corrió el riesgo de sacar a los militares y marinos, acompañados por la entonces Policía Federal, para perseguir, capturar y abatir a los criminales.
En ese tiempo, Andrés Manuel gritaba a los cuatro vientos que las fuerzas castrenses deberían estar en sus cuarteles y cuando ganara -iba por la segunda postulación- lo primero que haría sería terminar con la “guerra iniciada por Calderón”. Sin embargo, hizo todo lo contrario.
Incremento la presencia de la milicia y marina y hasta creó la Guardia Nacional para combatir al crimen organizado y el narcotráfico.
Con una política ranchera, que llamó humanista, decidió que los castrenses no dispararan y, en cambio, les dieran abrazos a los criminales.
En el sexenio pasado y heredada la misma no-política, se incrementó el número de ejecuciones disfrazadas como “homicidios dolosos”, prácticamente dobló el número de las ocurridas de su principal enemigo, quien se ganó el apodo por haber ganado la elección de 2006.
Calderón está de regreso. Y sin escolta. La que sí tiene el tabasqueño.
La duda que afloró al columnista fue: ¿a qué vino y se quedará?
Por lo pronto, sin ánimo de aplaudir o echar la campana al vuelo, muchos de los asistentes a la misa lo felicitaron, lo abrazaron y se tomaron las selfies.
Ah, por cierto, ayer la presidenta Sheinbaum presentó su “informe de los 100 días de gobierno”. Se lo informo por si no lo sabía.
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