Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Mientras México envía como su representante, al embajador Leopoldo de Gyves, a la toma de posesión de Nicolás Maduro y decenas de países reconocen a Edmundo González como legítimo presidente de Venezuela, el que será nuevo residente de la Casa Blanca, lanzó un severo mensaje por el secuestro de Marina Corina Machado.
“La activista por la democracia venezolana María Corina Machado y el presidente electo González están expresando pacíficamente las voces y la VOLUNTAD del pueblo venezolano con cientos de miles de personas manifestándose contra el régimen. La gran comunidad venezolana-estadounidense en los Estados Unidos apoya abrumadoramente una Venezuela libre, y yo los apoyo firmemente. ¡Estos luchadores por la libertad no deben sufrir daño y DEBEN permanecer SEGUROS y CON VIDA!“, escribió Trump en su cuenta de la red social Truth Social.
Los gobiernos de la cuatroté no valoran la democracia y bajo el argumento de que México respeta la decisión de los votos y no interfiere en asuntos internos de ningún país, voltean la mirada por una sola razón: son de la misma calaña. Están hechos con el mismo molde que, ojalá y pronto, alguien lo rompa y quede irreparable, hecho añicos.
Si Trump voltea la mirada hacia Caracas, el fraudulento presidente será juramentado este día protegido por “su guardia nacional” y las fuerzas armadas que de democracia poco o nada saben. Son beneficiarios de obras, empresas, -hablamos de Venezuela, no crea que tiene algún parecido con México- comercios y armados hasta los dientes tienen una “responsabilidad”: que la asunción se realice, aunque el pueblo no lo quiera.
Es sabido que Maduro no tiene otra misión en la vida que mantener el “legado” de Hugo Chávez, con quien habla cuando se presenta como pajarito.
La “revolución” bolivariana tiene el sello cubano copiado por Nicaragua, por Bolivia y por México y que no ha dado ningún resultado. Valdría la pena observar las acciones “humanitarias” de México, que le regala el petróleo, medicinas, alimentos; la presta ingenieros y trabajadores par que reparen su sistema -si se le puede llamar así- de energía eléctrica que, con los huracanes sufre daños que oscure la isla y a sus 11 millones de habitantes. Otros países también le brindan ayuda. Rusia, China y Corea del Norte se cuentan entre ellos.
Si en realidad la revolución cubana fuera un éxito, sería prácticamente autosuficiente en casi todas sus áreas. Si la bolivariana sacara de la pobreza y de la violencia sus nacionales, no se entiende porque miles huyen. En Colombia han sido recibidos siete millones de venezolanos.
Si Venezuela fuera ejemplo de igualdad y equidad, habría seguridad, libertad, democracia, empleo, y el “amado presidente” contaría con el respaldo de su pueblo.
Si la bolivariana fuera efectiva, tendría miles de millones de dólares solamente por la exportación de su petróleo. Cuentan con los yacimientos más grandes del mundo.
No es así.
Por ello, que Donald Trump reaccione por el secuestro de Corina Machado, debe ser un mensaje que Maduro está obligado a leer correctamente.
El republicano no es Joe Biden, quien mostró debilidad para mantener las sanciones contra Venezuela y permitió que las petroleras hicieran negocios con el gobierno de Maduro.
Trump es capaz de generar un terremoto con tsunami por sus decisiones nada ortodoxas y poco democráticas y difícilmente podrá resistir el gobierno que hoy inicia su tercer mandado.
Si Maduro responde con bravatas -como alguien lo está haciendo-, deberá atenerse a las consecuencias.
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