El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, se despidió este lunes con un último mensaje en el que aseguró que no se “arrepiente de nada”, en medio de las tensiones bilaterales por las críticas de Washington a la reforma judicial y la producción de fentanilo en el país.
“No me arrepiento de nada. Me voy mejor, sintiéndome que llevamos un trabajo fuerte y bueno, que se debía llevar entre los dos países con más frecuencia”, aseveró en rueda de prensa final antes de dejar el cargo de embajador, que ocupó desde 2021 tras ser nominado por el actual presidente, el demócrata Joe Biden.
“En más de 3 años y más de 120 visitas, recorrí los 32 estados de México (…) Nuestros países han vivido una cooperación histórica consolidando a América del Norte como la principal potencia económica”, recalcó.
Salazar, de 69 años, comenzó su estancia en México mostrando gran proximidad al presidente Andrés Manuel López Obrador pero con el tiempo la relación se fue tensando hasta finalizar con críticas directas a la política de seguridad del gobierno mexicano y a la reforma judicial que busca la elección popular de los jueces.
El embajador comentó la polémica en torno al fentanilo, causante de una crisis de salud pública por una ola de muertes por sobredosis en Estados Unidos, y que Washington considera que se produce en México y China, por lo que ha redoblado los llamados a estos países para que combatan su producción.
No obstante, indicó que es “un debate, que se produce o no se produce, no nos lleva a donde tenemos que ir” y llamó al gobierno mexicano a mantener la colaboración con Estados Unidos en esa materia.
Sobre las propuestas de deportaciones masivas y endurecimiento de las políticas migratorias de Trump, el embajador saliente reconoció que va a haber “cambios” y “temor” entre la población migrante en Estados Unidos.
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