Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Leí con sumo interés el artículo firmado por Ricardo Pascoe Pierce y publicado en El Heraldo de México, en el que desmenuza la información dada a conocer el 30 de diciembre en El Universal y que reveló el documento en el cual legisladores de Morena -al parecer todos y junto con sus adláteres- “denuncian” que la oposición está preparando negociaciones con Estados Unidos para que fuerzas de Estados Unidos “invadan el país”. El exdiplomático -fue embajador en Cuba- afirma que consultó a varios “morenistas de confianza” y le entregaron un documento en el que se indica qué deben hacer los congresistas para frenar lo que, presuntamente, promueven los “adversarios”.
Es de alarmar el contenido. Si el documento lo hubiera -aunque no existe el hubiera- escrito Juan de los Palotes, no tendría la menor importancia. Sin embargo, como afirma Pascoe el contenido tiene la “pluma de Andrés Manuel López Obrador” y la orden es: prepararse para la insurrección como herramienta para frenar la “invasión”, que sus programas sociales no se desfiguren, su proyecto cuatroteista debe fortalecerse y, en síntesis, hace un llamado para que el “pueblo se rebele” y defienda los avances logrados en su gobierno y que debe continuar su sucesora.
Las acciones emprendidas por el actual gobierno en contra de narcotraficantes y crimen organizado, no estaban contempladas en la visión obradorista y mucho menos que Omar García Harfuch, a quien vetó e impidió ser candidato a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, estuviera al frente del plan de seguridad nacional que, guste o no reconocerse, desde su llegada, asestó importantes golpes a los productores de fentanilo.
Esto no ha gustado al que, ahora se confirma, no se ha ido y arriesga la paz social -deteriorada por sus proyectos que dieron impunidad al crimen organizado- en aras de “defender a la patria” y ordena a sus diputados y senadores actuar en consecuencia organizado al pueblo para que defienda la “soberanía e independencia del país”.
Un desglose analítico y que no tiene desperdicio.
Para muchos observadores -entre los que me encuentro- es sorpresiva la forma en que quiere conservar el poder el expresidente. Deja en claro que es el que manda y nadie desarticulará sus propósitos de pasar a la historia como el “mejor presidente que ha tenido México”.
De suyo, la defensa hecha por Claudia Sheinbaum a todas y cada una de las acciones emprendidas por su mentor y que aceitó la maquinaria legislativa para cumplir los deseos contemplados en el llamado Plan C, y cuyo fin, lo hemos observado todos, es destruir instituciones, crear las nuevas y mantener el total control del poder político, evidencia la debilidad de ella o el poder de él.
Lo escrito por Pascoe hace levantar las cejas por la previsible intentona, y pone de relieve la manipulación y control que tiene el expresidente sobre los legisladores y los dirigentes de Morena, en donde su hijo, Andy, es el que ejerce el poder y la presidenta formal es solamente un florero que adorna.
A diferencia de quienes opinan que el periodismo está al servicio de los adversarios, lo publicado por Pascoe demuestra lo contrario. Colocar con letras y tinta lo que se avecina por la presencia de Donald Trump cuyo corazón no lo tienta siquiera un infarto, requiere valor personal, profesional y calidad moral.
Imaginar la revuelta popular para defender al país, ha llevado a la presidenta de la República a repetir constantemente el guion escrito por el expresidente: a México se le respeta… somos un país libre, soberano e independiente”. Y ha exclamado: que se escuche y fuerte más allá del territorio nacional.
Sin polemizar, el tema es para tener atención en cada uno de los discursos, ya no del expresidente que se ha guardado -¿en Palacio o en Palenque’- y utiliza a sus lacayos -todos los legisladores le deben el cargo- para que hablen, circulen documentos, distribuyan contenidos y “despierten al pueblo”.
Andrés Manuel López es capaz de esto y más. Abrió el fuego y debemos esperar lo peor que está por venir.
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