ALBERTO F. MENA MALLEN
Con el tiempo mostraron su cara de ladrones, de pillos de cuarta, de corruptos que poco a poco fue dándose y que aún continúan con esta práctica, ya que frecuentemente se dan a conocer situaciones donde se involucra a miembros de la 4T realizando, ya sin ningún pudor, hechos que ya no ocultan a la opinión pública y lo peor es que, aun así, lo tratan de ocultar como sucedió con las acusaciones de Adán Augusto López, en contra de Ricardo Monreal.
Mientras que la kalca de la presidenta, con a, minimiza los sucesos, incluso el de los líderes del Senado y de Diputados, -que es algo menor, dijo Sheinbaum-, la dirigente de Morena, Luisa María Alcalde, y el propio Monreal, piden que se investigue la probable corrupción que se denunció por parte del tabasqueño y excandidato presidencial para que se despejen las dudas de lo que realmente sucedió con los recursos públicos que andan bailando en la cámara alta, como tratando de reducir los daños.
Destaca un acontecimiento que sucedió con el mismo Ricardo Monreal, quien dio la cara después de ocho días de que se publicó un reportaje de investigación en el portal de “Sin Embargo”, donde se le acusó de que el Senado de la República compro un libro de su autoría a sobreprecio y acusó a la reportera de no investigar adecuadamente, ya que explicó que hubo un error en la compra, ya que en muchas ocasiones, “a veces ocurre” que otras personas “firmen por los senadores” con el fin de agilizar procedimientos.
Ya es conocido de las andanzas de familiares y amigos del macuspano en hechos de corrupción por adquisiciones directas, -sin licitaciones-, que los han hecho ricos y millonarios, sin que hasta la fecha se investiguen, -o se den datos al respecto-, luego de las informaciones documentadas que se han dado a conocer por las redes sociales, medios de comunicación y plataformas informativas y que hasta la fecha solo se han negado, pero no se han desmentido.
La destrucción de la selva en Yucatán, que se prestó para los negocios oscuros, para que las obras avanzaran, se determinó que las mismas eran de seguridad nacional, con lo que se logró, por parte del gobierno, eliminar barreras de denuncias y acusaciones por violar leyes, para terminarlo rápido, -y que todavía no se termina-, pero a costos muy altos, o tal vez sobreprecios y sin procurar el daño que se le hizo a dicha selva, ya que se tiraron más de 7 millones de árboles, de los que nunca se dijo hacia donde fueron destinados, además de que se paga para matar a animales endémicos de la zona para que el tren no tenga accidentes o problemas de algún tipo y que son continuos por problemas técnicos.
En noticieros de los Estados Unidos se informó que dichas maderas, sobre todo las exóticas, se venden en esa nación a precios elevados, sin que hasta la fecha se dé a conocer este tipo de informaciones que lastima al país, tanto en su ambiente como en su economía, ya que se desconoce quiénes son los que hacen negocios con estas maderas.
A la refinería Dos Bocas, la que se prometió que refinaría antes de que terminara el sexenio anterior, aún se le siguen inyectando recursos públicos, sin que refine ni un solo barril de petróleo, aparte de que estos dineros se les quitaron a varias áreas fundamentales como la de la salud, donde continúan los fallecimientos de mexicanos por la carencia de medicamentos o adecuada atención en los servicios.
Del AIFA o “chaifa”, como algunos lo califican, sigue comiéndose los presupuestos federales, porque aún no tiene los niveles de operatividad prometidos desde que se concluyó, pero si ha dicho que los recursos que se obtienen por diversos pagos que se hacen al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México no se invierten en las obras de mantenimiento del mismo, sino que se canalizan al pago de lo que se debe por la cancelación del aeropuerto de Texcoco.
Mientras, la línea aérea del Ejército, “Mexicana”, anda ofreciendo paquetes turísticos hacia la península de Yucatán para poder recuperar algo de la inversión que se realizó en su compra, además de destruir la selva con la construcción de un hotel escondido y sin permiso ambiental, que tendrá 160 habitaciones y un estacionamiento para 212 vehículos, en Uxmal.
Con la desaparición de fideicomisos, así como de programas que, sí apoyaban a los mexicanos, se destruyen las acciones que se ofrecían a muchas madres que tenían una ayuda en las escuelas de tiempo completo, lo que les permitía realizar un trabajo, pero que ahora se enfrentan a diversos problemas con la familia, lo que poco importa o interesa a los gobernantes.
Hace años, en una nota que se publicó en el New York Times por Maria Abi-Habib y Oscar López, se anticipó que AMLO simplemente no tenía la capacidad para realizar bien las cosas y por lo mismo, tampoco había la capacidad de entregar buenos resultados y mencionaron que “El presidente de México dice que la pobreza es su prioridad. Pero sus políticas dañan a los pobres”.
Destruyen o pierden sin pudor los recursos públicos, ya que en una nota publicada por la agencia de noticias Bloomberg –también hace algunos años-, sobre el caos que se observó en las costas mexicanas del Golfo de México, por la presencia de cerca de sesenta buques-tanque que no pudieron descargar su carga principalmente de gasolina y diésel, lo que provoca que tanto los importadores como el propio Pemex tengan que pagar sumas millonarias por concepto de inmovilización de dichas embarcaciones, lo que significa que es el precio que se tiene que pagar por la falta de pericia gubernamental.
Algo así sucedió con la compra de medicamentos, donde se destruyó el sistema de adquisiciones de los mismos, lo que causó que se pagaran sobreprecios para tenerlas en las farmacias de los servicios de salud. Otro asunto que llama la atención es que se presumió que las finanzas públicas se encontraban bajo control, pero al final del gobierno se desbocaron con el préstamo internacional por casi dos billones de dólares, lo que puede ocasionar severos daños a la economía del país y de las familias mexicanas.
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